Pablo Larraín estrenó la película más audaz de su carrera: "Ema"
CINE. La producción, protagonizada por Mariana di Girólamo, apuesta a no dejar a nadie indiferente, como demuestra la división de la crítica especializada.
Una de las películas chilenas más esperadas del año es "Ema". Se trata del más reciente trabajo de Pablo Larraín, la cual se estrenó esta semana en el país. Un hecho poco común, pero que responde al circuito de festivales que cumplió la cinta, siendo estrenada mundialmente en la Mostra de Venecia, para luego seguir por Toronto y San Sebastián, eventos donde la respuesta tanto de la crítica como del público ha sido dispar: hay quienes la han amado y otros, odiado.
David Rooney, en "The Hollywood Reporter", escribió que la producción es "un trabajo de experimentalismo autoconsciente demasiado forzado y distanciado para involucrarnos con él. Logra algo de ritmo gracias a la fuerza del reguetón, pero el resto es tan disperso que carece de pulso".
"'Ema' es la película menos exitosa convencionalmente de Larraín y es menos probable que se conecte con el público que su trabajo anterior; sin embargo, muestra a un cineasta persiguiendo su propio camino tan intrépidamente como su heroína sigue el suyo", analizó Jonathan Romney en "Screen International".
Por otra parte, David Ehrlich ("IndieWire") consignó que "el drama de baile salvaje y extraño de Pablo Larraín es una de las películas más electrizantes del año", asegurando que es "un estudio de personajes libre, anárquico y contagiosamente vivo".
Sergi Sánchez, en el diario "La Razón", opinó que "Larraín habla sobre la maternidad anómala y el reguetón como instrumento de liberación de la sexualidad femenina de una manera tan creativa como provocadora. (...) Buena parte de la impactante energía que desprende 'Ema' es elemental, primaria, visceral, es imposible que deje indiferente".
El propio Larraín ha dicho que "no tengo ni idea de lo que el espectador se llevará de la película, porque la película no es una pieza cerrada, sino que permite un espacio, una grieta por la que el espectador puede entrar y salir para que cada uno pueda cerrarla desde su propia biografía. Para cada persona, 'Ema' será una película diferente".
El punto de partida
Un semáforo incendiándose en calle Blanco, pleno plan de Valparaíso -ciudad en la que fue filmada íntegramente la película- da cuenta del espíritu rebelde de Ema, personaje a través del que transcurre la historia y que es encarnado por Mariana di Girólamo.
Ella interpreta a una bailarina y profesora de danza en una escuela. Su pareja es un coreógrafo (rol a cargo de Gael García Bernal), con quien vive una crisis luego que decidieran devolver al niño que adoptaron. Al ritmo del reguetón, Ema entra en una vorágine donde decide quemarlo todo -literal y figurativamente- en la búsqueda de su propia libertad y cumplir con su máxima aspiración: ser madre.
En conversación con Cooperativa, Larraín contó que a él y a los otros guionistas - Alejandro Moreno y Guillermo Calderón- les "pareció interesante pensar un poco en las adopciones y en las adopciones fallidas, que si bien sabemos que son procesos súper potentes y súper bonitos y muy generosos, porque en general los padres que adoptan hacen un acto de muchísima generosidad, también pasa que hay casos en que esas adopciones no son tan felices y que los procesos son más complicados".
"Lo que la película viene a dar cuenta -continuó- es sobre una crisis familiar que es muy específica al mundo de la adopción y que termina siendo reorganizada por una mujer que es joven y que ve el mundo de una manera que tal vez lo están viendo generaciones más nuevas".
En este sentido, ha destacado que "esta es mi primera película ambientada en el Chile actual, donde hablo de una generación que no es la mía. Así que es nuevo. Fue una experiencia muy esclarecedora y un proceso fascinante".
Una mujer única
En su paso por Venecia, Di Girólamo sonó como posible candidata para llevarse la Copa Volpi. Es que todo el peso de la cinta recae en el rol de Ema, personaje que recibió la ovación de la crítica.
Owen Gleiberman, en "Variety", destacó que "Di Girólamo tiene una presencia absorta y milenaria, como Garbo en estabilizadores del estado de ánimo, y ella es la fuerza solitaria que mantiene una película precaria y prismática. 'Ema' es una experiencia distante al principio, pero lentamente te atrae".