Andrés Campos, campeón de Chile de la categoría mosca, apenas tiene 23 años pero ha tenido una vida muy dura. De hecho, estuvo metido en el mundo de la drogas, pero su don con los puños lo hizo salir adelante. Ahora le dicen "el prodigio chileno" y está entrenando en Australia.

Cuando era adolescente y sin mucho que hacer, Campos gastaba los días en la calle. "Me portaba mal, era vándalo", cuenta. Lo echaban de los colegios, se metía en peleas a la menor provocación y se la pasaba de fiesta en fiesta. Veía a sus amigos consumir y se preguntó ¿por qué no? La droga era muy fácil se conseguir.

No obstante, unos amigos lo llevaron a un club de boxeo que había en Lo Barnechea y alucinó. El gimnasio se transformó en su micromundo, un refugio. Iba todos los días y, no sin sufrir, dejó las drogas. Con solo seis meses de entrenamiento fue campeón nacional cadete y el entrenador cubano Jesús Martínez lo llevó a la selección chilena.

Si bien gracias al boxeo logró sacar una carrera (ahora es preparador físico) se decidió a dejar el equipo chileno, pero no sabía si iba a poder seguir boxeando. Tampoco tenía claro qué quería para su vida.

Pero en el camino conoció al promotor Gonzalo Fuenzalida. "Él me ofreció un trabajo, me ofreció entrenar y un entrenador. Partí trabajando con niños y me permitía seguir con lo que quería. También me hizo debutar como profesional y ahí comenzamos de a poquito a cimentar mi carrera", declaró.

En solo seis peleas, todas ganadas, ha deslumbrado con su técnica trabajaba con largas sesiones frente al espejo y su buen trabajo de pies. Hace poco, el sitio estadounidense "Big Fight Weekend" lo llamó el "prodigio chileno". "Si nunca has visto a Campos en acción, él es uno a quien debes vigilar", apuntó.

En la actualidad, Campos se encuentra en Australia y allí estará tres meses. "Me gustaría vivir del deporte. Estoy partiendo la carrera profesional y es una carrera corta, así que tengo que aprovecharla", expresó .