El deporte y la rehabilitación
Los Parapanamericanos se han tomado la agenda en los últimos días, pero no lo suficiente para un país que tiene mucho camino por recorrer en materia de inclusión. Por lo mismo, este evento deportivo nos permite reflexionar sobre oportunidades, rehabilitación y resiliencia.
El deporte, como herramienta terapéutica para la rehabilitación, fue fundamental en la vida de cada uno de los deportistas chilenos que viajó a Perú, pues gracias a él se desarrollan profesionalmente y son reconocidos. Aquí subyace el desafío ¿cómo cubrimos a más pacientes con terapias basadas en deporte?
En Chile muy pocos profesionales se interiorizan en el área, por lo que esta estrategia terapéutica no es un recurso utilizado masivamente. Esto es lamentable, porque la actividad deportiva entrega satisfacción, pero, sobre todo, motivación para que el paciente entienda que ninguna discapacidad es un obstáculo para lograr las metas que se proponga.
El deporte se transforma en un pilar cuando la persona ve esta estrategia como algo significativo, ya que no sólo se centra en trabajar en algo específico, sino más bien en brindar oportunidades de interacción social y de posicionamiento frente a la sociedad, generando un sentido de pertenencia que permite que la persona vea su proceso desde otro punto de vista, con nuevas metas y proyecciones hacia el futuro.
En este sentido, el deporte adaptado es la máxima expresión de inclusión que tiene el área, ya que permite formar a grandes competidores en las diferentes ligas (rugby, básquetbol, boccias, bádminton, entre otras), quienes lo hacen parte de su estilo de vida, trascendiendo a la herramienta terapéutica.
Sin duda, los múltiples beneficios de la actividad física en la rehabilitación, versus la poca difusión de esta estrategia terapéutica, hacen necesaria la creación de conciencia en la comunidad profesional que trabaja con la discapacidad, asimismo, es urgente repensar la distribución de recursos para fortalecer esta línea terapéutica.
Jacqueline Cartagena Julio
Licencias médicas y la salud mental en Chile
El aumento en más de 50% de licencias médicas por salud mental en los últimos cinco años es un tema que no debiera pasarse por alto a la hora de hablar de políticas públicas de salud.
Hemos estado escuchando discusiones parlamentarias y de la autoridad respecto del cáncer, enfermedades crónicas y de otras patologías que, con mucho derecho, exigen coberturas y ser tomadas en cuenta por un sistema que no siempre da solución adecuada a las necesidades de salud de la población.
Pero aún no escuchamos una discusión seria acerca de las enfermedades mentales y cómo las enfrentamos como sociedad. Hoy uno de cada cinco chilenos sufre un trastorno de ansiedad severo y uno de cada diez un trastorno depresivo, ambos cuadros son parte de los grandes males de la salud pública en Chile, y no solo son responsables de un número significativo de licencias médicas, sino también de una reducción marcada de la productividad, el llamado "presentismo", es decir la persona va a trabajar, pero su nivel de productividad es muy bajo. Por otro lado, se sabe que en el largo plazo aumentan todos los riesgos de salud física, ya que la mente no es algo separado del cuerpo, aumentando de manera importante los costos para los sistemas de salud.
Pero no sólo la prevalencia de estas enfermedades es preocupante. También lo es la baja cobertura de los seguros de salud. El paciente no sólo tiene que lidiar con el peso y estigma de este tipo de enfermedades, sino también con un sistema que limita el reembolso de las consultas y el acceso a los medicamentos, propios de una terapia integral.
Todos estos hechos retratan un escenario del que debemos hacernos cargo tal como lo hacemos con cualquier otra patología, buscando el beneficio del paciente a través de la prevención, mayor cobertura, asumiendo el costo que implica para las personas y generando una real política pública de salud mental.
Dr. Roberto Amon, Médico Psiquiatra y Director Médico Psiquiatria.cl
A 80 años del comienzo de la Segunda Guerra Mundial
Durante las primeras horas del 1 de septiembre de 1939, el ejército alemán bombardeaba la ciudad polaca de Wielun. En un mes los nazis ya se habían apoderado de Polonia y la Segunda Guerra Mundial era un hecho.
La ocupación alemana de Polonia fue brutal con los judíos. Para esa época, el 10 por ciento de la población, unos 3,3 millones de polacos eran judíos, luego de la Guerra y el exterminio sistemático, sobrevivieron 380.000.
Francisco Sánchez, historiador