Oficialmente, China está en el camino hacia la democracia. Oficialmente, lo hace, según Ning Fang, autor del libro "China camino a la democracia", apegándose al antiguo dicho que enseña a "cruzar el río, tanteando las piedras". El inspirador de un nuevo modelo económico fue Deng Xiao Ping. Lo impuso a sangre y fuego, como lo probó la masacre de Tiananmen, el 4 de junio de 1989, hace 30 años. Lo esencial, parece, era no poner en riesgo la revolución de Mao.
Comunicacionalmente, la situación fue manejada magistralmente. En vez de mostrar muertos o heridos, que se calculan en más de diez mil, la imagen que impactó fue la de "El hombre del tanque", un joven manifestante que se plantó en actitud suicida frente a una columna de tanques. Jeff Widener tomó la foto desde el sexto piso del hotel Beijing, pero él ni nadie supo mucho más.
Respecto de la reacción oficial china, el ex Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, anotó en 2011 en su obra "China" lo que le dijo el propio Deng: las manifestaciones eran una "rebelión contrarrevolucionaria, que tenía como objetivo el derrocamiento de la República Popular China y de nuestro sistema socialista".
Hace unos días, se conoció en The New York Times el crudo testimonio de una testigo directa de la sangrienta represión. Se trata de la periodista Jiang Lin, que no quiso hablar antes hasta que, finalmente, huyó de China. La entrevistó Chris Buckley cuando todavía estaba en Beijing.
Jiang era teniente y trabajaba como reportera del diario del Ejército de Liberación. De este modo conoció de cerca lo que ocurrió en Tiananmen donde durante semanas se habían congregado miles de estudiantes para protestar.
Jiang acudió a la plaza porque reportear "era mi responsabilidad". Llegó detrás de los tanques y avanzó todo lo que pudo. Herida en medio de los incidentes, fue llevaron a un hospital. Presenció cómo llegaban innumerables muertos y heridos. "Era algo imposible de soportar".
Lo más grave, dijo, es su convicción de que China todavía no avanza hacia una verdadera democracia. "Todo está construido sobre arena, sin fundamentos. Si se puede negar que la gente fue asesinada, cualquier mentira es posible".
Abraham Santibáñez
Secretario General Instituto de Chile