ECuando un adolescente decide terminar con su vida un sinfín de procesos han ocurrido a su alrededor, situaciones que la Organización Mundial de la Salud recomienda atender preventivamente, porque hay factores de riesgo asociados y señales de peso que pueden ser identificadas a tiempo como la depresión o el acoso escolar.
La salud mental, como lo hemos advertido en otras columnas, es determinante, pero hay grupos vulnerables cuyas tasas de suicidio son más altas, son grupos que hay que identificar y ayudar: migrantes, refugiados, personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales y personas recluidas.
Es la adolescencia una edad difícil que se complejiza aún más si el entorno no acompaña las posibles situaciones de riesgo a las que pueden estar expuestos los niños, niñas y adolescentes, quienes por largos años están en el sistema escolar.
Si los establecimientos educacionales dispusieran de mecanismos de apoyo focalizados para detectar los signos de alarma, fortalecer la consejería y sancionar sin tregua las manifestaciones de intolerancia y de falta de empatía, que en ocasiones también surge de los adultos, se trabajaría de mejor manera elementos preventivos.
Todos, directa e indirectamente, hemos vivido o presenciado alguna expresión de discriminación, molestia o acoso, la interacción en el sistema escolar puede ser un generador de estas malas prácticas sin un control adecuado.
Por ello las normativas y procedimientos deben estar claramente establecidos y socializados, no vasta con disponer de fuertes reglas, sanciones o protocolos si no se conocen ni se discuten permanentemente.
Los cambios de conducta no se logran solo con advertir las consecuencias, sino de trabajar de manera permanente a ensayo y error, de instalar prácticas de promoción y comunicación respecto a todas las materias que podrían afectar la participación escolar.
Lo peor que puede pasar, en estos casos, es constatar que después de advertir las situaciones, por parte de familiares o amigos, no se desarrollen las acciones adecuadas para su abordaje, naturalizando la discriminación o las agresiones verbales o físicas. Ante el suicidio de un o una adolescente, lo que haga un establecimiento educacional, es tan importante como lo que pudo haber echo antes.
Cristián Gonzalez Verasay
Director ONG Supérate