Cierre de colegios
"No mentirás", nos enseñaron como el octavo de diez mandamientos. "La mentira tiene piernas cortas", repetían severos nuestros profesores, antes de rubricar con un "es más fácil pillar a un mentiroso que a un ladrón" para asegurarse de que la lección fuera bien aprendida.
Pese a todo lo anterior, hoy la mentira parece ser uno de los elementos más vivos y movilizadores de la sociedad global en la que vivimos. Lo dicen las fake news (noticias falsas) que pueblan las redes sociales y la posverdad: neologismo referido a los esfuerzos desplegados para generar una opinión pública proclive a los intereses de distintos sectores ideológicos.
Sí, pese a nuestra educación familiar e instrucción escolar, pareciera que Joseph Goebbels (Ministro de propaganda de Adolf Hitler) hubiera triunfado individualmente en virtud de otra de las frases que se le atribuyen -"Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad"-, y que ha impregnado el estilo, principalmente, de nuestra clase política.
Así es como la desinformación y la distorsión de la realidad ya no son exclusivas de cierto sector político de nuestra sociedad y no ocurren sólo a nivel nacional. Sin ir más lejos, el reciente caso del cierre de dos colegios de nuestra comuna es un ejemplo de ello, ya que fue la Corte de Apelaciones local la que debió pronunciarse respecto de las anomalías de sus sistemas de ventilación, dejando en evidencia un problema estructural postergado por años.
¿Control de identidad a menores? Avancemos en la ley de responsabilidad juvenil
Bastante expectación generó la decisión del gobierno de rebajar la edad del control de identidad hasta los 14 años. Si bien detrás de esa idea puede haber una buena intención de resguardar la seguridad ciudadana, es importante contar con estudios acabados y serios antes de tomar una medida de este tipo.
El público objetivo en que se centrarán estos nuevos controles de identidad serán niños de 14 a 16 años y consideramos que no es tan eficiente hacerlos porque los menores de esa edad no siempre andan con su cédula. Además, yendo al fondo del problema, las cifras de criminalidad de niños de esa edad no son tan significativas como para promover un cambio legal.
Dicho esto, y considerando que el control de identidad se ha modificado varias veces, nos parece que deberían entregarse estudios empíricos de cómo han funcionado los controles en estos últimos cambios antes de proceder a impulsar otro. Mas bien habría que avanzar en la modificación de la ley de responsabilidad juvenil que ha sido largamente postergada. Creo que sería prudente modificar esa legislación si se quiere ir al fondo del problema y resguardar que las medidas que se adoptan o las sanciones penales que se apliquen a los menores de edad sean eficaces.
En ese ambiente, también es relevante el rol que juega la crisis del Sename. En muchos casos, da la impresión que los jueces de garantía no mandan al niño a régimen cerrado porque no hay donde tenerlo o derechamente piensan que van a ser una especie de escuela o profesionalización del delincuente.
Finalmente será el parlamento el que tendrá que discutir esto. No crucificaríamos el proyecto de antemano pero habría que estudiarlo con prudencia y tal vez ir al fondo y modificar la ley de responsabilidad penal adolescente.
Síndrome de Down
Esto, dado que los niños que presentan Síndrome de Down no solo se presentan como un desafío para las familias que los acogen, sino también para un entorno relacionado a salud y educación, que parece a momentos olvidar que todos los niños con o sin rasgos fenotípicos presentes o no, necesitan ser atendido desde sus particularidades (mal llamadas diferencias), pues todos somos diferentes.
Solo una sociedad que entiende esto, logra avanzar en la inclusión, logra entender el privilegio que surge en la convivencia escolar o social de un entorno variado, que promueva la experiencia vital y de aprendizaje llena de perspectivas diferentes.
Entonces, hoy, se nos plantea una mirada más justa y cariñosa a lo visible, pero a la vez una atención y comprensión de igualdad ante lo que no se observa y a la que nuestra sociedad parece tenerle tanto miedo.
Alguien dijo que vivimos en un país de mentiras porque en Chile se privatizó hasta la verdad. Que por eso nuestros opinólogos ya no hablan de la verdad sino de "su" verdad.
Paloma Fernández, concejala
Señor director:
Sabas Chahuán, socio defensavictimas.cl
Hoy tenemos una oportunidad para nuestra sociedad convulsionada en estos días por la necesidad de cambios que tienden a mostrarnos como la inclusión es un derecho y deber fundamental.
Claudia Figueroa, académica Escuela Fonoaudiología U. Andrés Bello