El olvidado bautismo de fuego de Alfonso Alcalde
Perdido desde el año 1947, acaba de llegar a librerías "La Balada para la ciudad muerta", primer poemario que Alfonso Alcalde redujo a cenizas inmediatamente después de publicarlo. Todo, a pesar de que el texto prologado por el mismísimo Pablo Neruda.
"Soy el incongruente, / El que no calza en su espejo / el que se evade de su racimo / y desde afuera lo ataca / y desde adentro lo niega", escribió en su poema "Autorretrato N° 1" Alfonso Alcalde, una semblanza que delineaba cabalmente su deseo de estar y no poder ajustarse totalmente en el panorama de las letras nacionales de su época (1921-1992).
Patiperro desde los 18 años, ejerció decenas de oficios en sus primeros vagabundeos por Sudamérica hasta, que la convalecencia de una tuberculosis a los 25 años lo arrojó a la escritura en los faldeos cordilleranos de un sanatorio.
Elogiado por Pablo de Rokha, Carlos Droguett y José Donoso, Alfonso Alcalde escribió este, su primer libro de poemas, en Concepción. Mientras en la noche era control de radio Almirante Latorre -Almirante Los Tarros se burlaba él- durante el día se aplicaba en estos versos que una vez publicados quemó en una gozosa pira junto a sus amigos en una tomatera épica: "Era prematuro. Con muchas influencias. Un libro innecesario", dijo en 1969 sobre este primer intento.
El personaje
El escritor Cristian Geisse prologa el presente volumen y ha seguido durante años la pista de este poeta, narrador y dramaturgo que también las hizo de periodista y hasta escritor fantasma de las memorias de Don Francisco.
Cuenta que la presencia de este autor ha sido importante a lo largo de su vida. Geisse vivía en Vicuña y tenía 15 años cuando Alcalde se suicidó en Tomé, Y dice que quizás lo primero que leyó fue la triste entrevista que le hicieron en 1991, una en la que señalaba que nadie lo conocía.
También recuerda el entusiasmo de un primo que había visto la obra de teatro de Andrés Pérez, "La consagración de la pobreza", basada en un texto de Alcalde y que se montó en 1995. Luego, en la universidad, estudiando Literatura, un par de compañeros hablaban extasiados sobre "El panorama ante nosotros", ese larguísimo poema que Alcalde proyectó a lo largo de toda su vida. Finalmente, otro primo que estudiaba Sociología en Concepción le pasó "Las aventuras de El Salustio y El Trúbico", con lo que calzaron todas las piezas de este atractivo personaje.
-¿Cómo llegaste a prologar este rescate?
-Hilario, hijo de Alfonso, me contó que en la Biblioteca Nacional deseaban publicar algo de su padre y barajamos varias posibilidades. Al final nos decidimos por este libro que tiene esa historia tan llamativa detrás, que es muy significativa y decidora tanto en términos de su personalidad como de la calidad de su trabajo artístico. Su quema, por ejemplo, es un gesto autocrítico, en cierta forma un autoboicot, de una inseguridad -injustificada- que marcó su actuar en el campo poético a lo largo de su vida. Además, es un libro de una calidad altísima, más aún si tomamos en cuenta que apenas tenía 26 años cuando lo escribió. Creo que prefigura algunos de los temas que atraviesan su obra: la presencia de las culturas populares, el deslumbramiento frente al "absurdo tesoro de la miseria", la mezcla de amor y muerte, la angustia y la desesperación existencial de sus personajes.
-¿Cómo ves el gesto de quemar algo que Neruda había prologado?
-Al quemar el libro rompió relaciones personales con Neruda, pero jamás dejó de manifestar admiración por su trabajo, ya que escribió varios textos sobre su obra y creo que la influencia estética está, en parte, bastante marcada. Todavía no sé muy bien hasta qué punto la importante presencia de Neruda en la publicación de este libro influyó en que decidiera quemarlo. Hay que saber que no solo escribió el prólogo, sino que lo apadrinó porque además gestionó su publicación y se lo trajo desde Concepción a trabajar a Santiago. En una de esas, era una situación que le molestaba. Por lo demás, Alcalde era más cercano a la familia De Rokha. Era muy amigo de muchos de los hijos de Pablo de Rokha, y a este lo consideraba casi un padre. Eso lo dice en varias ocasiones.
Desaforadas apuestas
Para Geisse, uno de los rasgos más atractivos de Alfonso Alcalde yace en la diversidad de sus propuestas unidas a una estética muy personal, nacida de experiencias muy profundas y llenas de cargas existenciales. "Tiene que ver con su forma de ver la vida, con la intensidad de sus compromisos vitales, con su amor por el pueblo chileno, esa mezcla de ternura y dolor; de amor y de muerte. También, a veces, con la presencia del humor, con los riesgos que asumió, con las desaforadas apuestas que hizo", resume.
"Alfonso vivió muy intensamente su vida y su tiempo. Tiene una biografía azarosa y exagerada, llena de altibajos, casi tragicómica, aunque finalmente más trágica que cómica. Una vida de errancia, varios matrimonios, muchos hijos, una temporada de éxitos y logros literarios y otra de silenciamiento y olvido. También un compromiso muy fuerte con ideas políticas de izquierda, un exilio difícil y muy doloroso, pero un retorno todavía más aplastante y lleno de angustias. Sus apuestas estéticas eran también muy grandes: una obra poética con pretensiones de infinitud, experimentando con múltiples registros -sonetos, salmos, poemas vanguardistas- de rasgos al mismo tiempo muy locales y también universales. En narrativa, una búsqueda permanente por desafiar los límites genéricos de la narraciones, jugando con relatos convencionales y populares, además de otros muy experimentales, e igualmente muy asentados en las culturas populares chilenas".
Aunque nació en Punta Arenas, el lazo que formó con Tomé y la región de Biobío es algo que trasunta su obra. "Él señala que llegó a esa región casi por azar, señalando un punto con los ojos cerrados en un mapa. Finalmente, fue un elemento fundamental de su obra, caló en sus huesos y es escenario de muchos de sus mejores trabajos. Creo que estaba deslumbrado tanto por su paisaje natural, como humano. Habla con extraordinario cariño de Tomé, "la galaxia de Tomé", y de Coliumo, donde vivió en distintas etapas de su vida".
Su obra
En 2007, y como parte de su magister en Literatura, Cristian Geisse editó tres libros que recopilaban parte de la obra de Alfonso Alcalde: "El panorama ante nosotros" su largo poema de 1969 sería la primera parte de un cuarteto; "La consagración de la pobreza" que es una pieza de teatro pensada para extenderse por 24 horas; y los cuentos que publicó entre 1967 y 1973.
"Me parecía que era imprescindible que esos libros fueran reeditados, tanto por su calidad, como por el lugar que yo creía tenían en la historia de la literatura chilena. Decidí hacer la tesis sobre Alcalde porque estaba deslumbrado por su trabajo e impresionado de que no hubiese trabajos académicos dedicados a su obra. Posteriormente, ayudé a que se publicara "El auriga Tristán Cardenilla", las "Variaciones sobre el tema del amor y de la muerte", una nueva recopilación poética titulada "El arado de cinco dedos", una nueva selección todavía más completa de sus cuentos y su libro para niños "El peregrino del Golfo en Pehuén". Además, publicamos un libro verdaderamente excepcional llamado "El árbol de la palabra", que es un ejercicio intertextual que hizo con algunos de los poemas que más lo impresionaron durante su vida".
Además de la escritura, Alfonso Alcalde se dedicó durante un tiempo de su vida a los collages. "Comenzó a romper papeles": así relató en una entrevista su mujer -Ceidy Uschinsky- el cómo empezó a incursionar en esta técnica, para matar un tiempo de espera en 1966 cuando se les frustró un viaje a Cuba que los dejó anclados en la caleta Coliumo. Al parecer, su primer maestro fue el pintor y muralista Julio Escámez
"Los dibujos de Escámez me parecen extraordinarios, en el prólogo yo postulo que no se puede concebir esos textos sin esas imágenes, conviven ahí simbióticamente, es posiblemente una obra de arte a cuatro manos. Ambos eran muy jóvenes cuando la hicieron", dice Geisse.
El circo
Otro de los temas que más aparece en la escritura de Alcalde es el del circo y el payaso. Para Geisse, quien en sus ficciones también recurre a este imaginario, es un tópico gigantesco. "La figura del circo -sobre todo del circo después del circo, como dice él- es central. A mí me parece que está estrechamente vinculado a su visión y honda admiración por las culturas populares. El payaso es una figura carnavalesca muy profunda, a la que él parece haber llegado de forma espontánea. De acuerdo a lo que señala en entrevistas y en pequeños textos biográficos, él habría trabajado en un circo durante una etapa de su vida en la que ejerció muchísimos oficios. Es, por supuesto, uno que lo marcó profundamente, parte de propuestas estéticas que atraviesan toda su obra".
- ¿A qué se refiere con "el circo después del circo"?
-Sus cuentos no transcurren dentro de la carpa del circo, sino afuera. En general es la vida de los artistas fuera de las funciones, aunque marcadas por la estética y la cultura circense las que destaca. Así va relatando elementos de la vida cotidiana, de las formas de ganarse la vida, de amar, de subsistir, de reír y de llorar. El circo después del circo. Él jamás uso el adjetivo "carnavalesco", que es una teoría estética desarrollada por Mijaíl Bajtin. Sin embargo, toda su obra calza tan bien con sus preceptos, que es imposible no relacionarlos: el realismo grotesco, la no oficialidad, la presencia de las culturas populares, el habla popular, las comidas y las bebidas, el sexo, la risa. Pienso que él llegó de una manera directa a eso que Bajtín consideraba carnavalesco, sobre todo gracias al circo y a su contacto con la gente del pueblo. Pero sin duda Alfonso Alcalde conocía la tradición literaria que marca lo carnavalesco: Rabelais, Cervantes. Conocía todo. A fuego.
Esta imagen del álbum familiar del escritor y poeta Alfonso alcalde lo muestra en plena faena: escribiendo. A su espalda, la imagen de julio cortázar fumando. su vida transcurrió entre coliumo y tomé, hacia donde llegó poniendo el dedo -al azar- en un mapa. FUe neruda quien lo llevó a Santiago.
uno de los temas que cruzó la obra (y la existencia) de alfonso alcalde fue la vida del circo después del circo.
Balada para la ciudad muerta
Oh ángel nefasto sin raíz de lágrima,
Levántate de tu catacumba de nieve
Envuelto en guirnaldas de sangre
Y recoge este musgo fino
Abandonado sobre tu corazón de limbo y herrumbre,
Sobre tu lápida ardiente
Y tu constelada pasión, tu fuego muerto,
Alrededor de la noche que arranca las ruinas
De su despavorido velamen de estrellas a la deriva
Y sepulta ávidamente los manojos de hebras retorcidas
Fija en su núcleo maldito
Como una araña en el ojo de una calavera,
Dejando olvidado su polvoriento ácido encima del sueño
vaporoso de las palomas:
Un oscuro temblor de alas y vértigo.
Oh dulce pie alargado a gritos y ausencias,
¿Qué estricta y rencorosa miel rodea el mar de los relojes,
La débil energía de un instrumento que solloza
Separando las cáscaras de la luna y del tiempo?
Oh marchito vaivén, viento enterrado sin un solo muro,
establece el derrumbe y la artesanía del aire y del rocío,
La fuga de los grandes llameantes caballos
Protegidos tristemente por las campanas en vigilia
de las iglesias
Y el cauce de las manos que desatan los ojos
Tocados de hervor como un gallo en el alba,
Astillándose dentro de los frutos sometidos
Por sus ardientes volutas
Que los pájaros transforman en canto y estiércol;
Mientras pasan mujeres desnudas a dormir su cansancio/
puro,
Húmedos sacerdotes, cenicientos navíos
Huyendo sobre un mar seco,
Porque lo gastado, lo vencido por el tiempo
Desemboca en los sueños:
Danzando.
"Balada para la ciudad muerta"
Alfonso Alcalde
Ediciones Biblioteca Nacional
68 páginas
Por Amelia Carvallo
álbum familiar
"Hay en este libro una música siniestra y resplandecienteque refleja una lucha espiritual, material y existencial que llenó a Alcalde de desasosiego toda su vida y obra".
Por Alfonso Alcalde
álbum familiar