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"Vivo mi cultura con total libertad"

CULTURA. Desde niña fue criada respetando su cultura, sus orígenes y costumbres. SALUD. Su trabajo se destaca por el amor a los niños, sobre todo a los que tiene capacidades diferentes. No usa anestesia general con ellos.
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En el kilómetro 76 del Camino Internacional hacía Argentina, a unos 1.700 metros sobre el nivel del mar (MSNM), en el sector conocido como La Puerta, vive Candelaria Luisa Cardozo Bordones, conocida por los que transitan el lugar simplemente como Candelaria, la Guía Espiritual Colla, de la comunidad de Pasto Grande.

Además de sus actividades como criancera y de los servicios de alimentación y alojamiento que presta a los viajeros, trabajadores y todos los que pasan por sus tierras, ella se ha dedicado a la artesanía y difundir su cultura a través de su arte y valor patrimonial que recoge toda la cosmovisión de su pueblo.

De una agilidad y memoria envidiable, Candelaria rescata, promueve y difunde su cultura en todos los lugares a los que visita o en las numerosas entrevistas que ha dado poniendo siempre por delante a su comunidad y sus raíces. En la actualidad, es la matriarca y guía espiritual de la Comunidad Indígena Colla Pastos Grandes, Quebrada Paipote y la Pre Cordillera.

Desde niña fue criada respetando su cultura, sus orígenes y costumbres. Y si bien siempre estuvo al margen de lo que ocurría políticamente en el país dada su ubicación geográfica, ahora se ha convertido en una destacada dirigente Colla que ha luchado por reivindicar los derechos de los pueblos originarios y por mantener viva una cultura centenaria. Como ella misma ha declarado: "vivo mi cultura con total libertad".

"El trabajo no para. Estamos rescatando nuevos elementos de nuestra cultura, a la artesanía en telares que ya tenemos lograda, estamos tratando de agregar las técnicas en cuero que utilizaban nuestros ancestros, tíos, abuelos y papas", sostiene la matriarca.

Junto a ello, Candelaria reconoce que otra labor importante que se ha propuesto en su interminable proceso de crecimiento personal, es lograr que los jóvenes pertenecientes a su etnia se empapen de esta cultura. "Queremos que vayan aprendiendo y empapando de su cultura y que respeten sus tradiciones, que las mantengan vivas para las próximas generaciones y valoren lo que tienen. Es un trabajo duro, pero que hacemos con mucho cariño", dice Candelaria.

Ahora, la dirigenta Colla, está enfocada en la realización del Encuentro de los Ancianos Colla de la Quebrada de Paipote. Celebración que se une al Año Nuevo Indígena en el mes de junio y donde llega gente de otras comunidades aledañas. "También veo los temas típicos de la cordillera como el uso y disponibilidad del agua, el cuidado del ganado y las tierras y la relación con las mineras y otras empresas para resguardar nuestros derechos".


Una doctora que apoya a los niños

Annie Luz García se crió en Nantoco, en la comuna de Tierra Amarilla, en pleno Valle de Copiapó. Ahí, entre el río, los cerros, los viñedos y los contrastes de colores que da el desierto y la agricultura, fue configurando un sueño que la llevaría lejos de su tierra por algunos años y que la traería de vuelta para entregar alegría y beneficios a su comunidad.

Una vez salida del colegio, Annie se fue a estudiar odontología a la Universidad de Concepción. Con mucho esfuerzo y sacrificio logró cumplir la primera parte de su anhelo. Apenas consiguió su título en tierras penquistas, regresó a su Atacama querida y se instaló en Copiapó, donde comenzó a trabajar de inmediato.

Primero lo hizo en consultorios públicos, destacándose por una atención profesional y dedicada. Adquirió práctica y diversos conocimientos, de esa forma, decidió atender en clínicas privadas, pero sin olvidar su aporte social. Su sueño estaba cumplido.

Su trabajo se destaca por el amor a los niños, sobre todo a los que tiene capacidades diferentes. No usa anestesia general con ellos, como sucede generalmente con estos pequeños, a menos que sea necesario. Con eso, dice, demuestra a sus padres la verdadera inclusión, evitando cualquier tipo de complicación derivada de la aplicación de la misma.

Para ella la receta es otra y la usa en todos los pequeños que atiende. "La clave es el amor y la paciencia, con ellas siempre se logra atender los niños por muy difíciles que sean", dice.

Annie también tiene tiempo para recordar los valores enseñados en el hogar cuando era una niña. "Mi mamá, que fue directora de la Escuela de Nantoco, me enseñó a ayudar desde pequeña a los más necesitados, recuerdo que a veces llegaban pequeños sin zapatos, cuadernos o sus útiles básicos al colegio y ella se los conseguía de alguna manera, eso me marcó mucho. Desde mi lugar en la vida y en lo profesional, yo trato de replicar eso, en algunos casos atiendo adecuando a los recursos de las familias, pues entiendo lo difícil que es acceder a la odontología sobre todo cuando el dinero es escaso, mi mayor alegría es ver a los niños felices", dice.

La profesional agrega que "mi sueño es que una empresa grande se anime y me auspicie para instalar un centro gratuito de atención dental para niños con capacidades distintas. Solo necesito el lugar y la implementación de los equipos, yo pongo el trabajo gratis, sería una manera de retribuir a mi tierra lo que me ha dado".

Annie Luz García (40)