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Lukas, el dibujante de la oficina del frente

Se añadió alas en una foto de niño y comió los bistecs más ricos porque su padre era carnicero. "Lukas en El Mercurio de Valparaíso" antologa el genio de este artista porteño.
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Poco más de veinte años alcanzó a trabajar Renzo Pecchenino (1934-1988), más conocido como Lukas, en El Mercurio de Valparaíso. Dos décadas fue tiempo suficiente para forjar un nombre vinculado al Puerto y a El Decano. Fueron miles de dibujos los que entregó a diario a El Mercurio hasta el día de su muerte, cuando tenía apenas 52 años y la ciudad entera le rindió tributo.

"¡Italiano, el mono!", se dice que le gritaban al artista desde Esmeralda 1002 hacia la oficina que ocupaba en el Pasaje Ross cuando se atrasaba con una entrega y había que cerrar la edición del diario. Como un pulpo -así se dibujó a sí mismo- ocupaba todas sus energías y manos para cumplir con los pedidos que le solicitaban. Era un maestro. Un dotado. Ya a los siete años de edad, en La Scuola Italiana donde estudió, sus amigos veían el trazo de la genialidad y lo hacían encaramarse sobre un taburete para que replicara los aviones de la Guerra Mundial. En la foto de ese curso, se añadió a sí mismo unas alas y una aureola sobre la cabeza.

Ahora, El Mercurio de Valparaíso recopila algunas viñetas suyas, publicadas en el diario, en una edición de lujo que circulará a fines de este mes.

Los capítulos muestran la vida de Renzo desde que emigró desde Italia en 1934 junto a sus padres hasta que se retiró de la Escuela de Arquitectura de la UCV para dedicarse por entero a dibujar. También hay escenas que muestran la relación del dibujante con Valparaíso, con Viña del Mar, las crónicas que escribió, las revistas que ilustró, sus trabajos publicitarios y dos décadas enteras trazadas desde el particular prisma de Lukas.

"Quizás el primer sociólogo ilustrado del complejo Chile de esa segunda parte del siglo XX", lo llamó Carlos Vergara, actual director de El Mercurio de Valparaíso, en el prólogo, tanteando una definición que englobe su labor y época.

El libro será presentado en Valparaíso el próximo martes 23 de octubre a las 18 horas, en el Centro de Extensión Duoc UC, Edificio Cousiño.

Codo a codo

Rubén Bastías, creador de personajes icónicos como "Samkudo", es una referencia fundamental en este libro. En distintas partes está mencionado como colega fundamental de Lukas.

"Con Renzo Pecchenino nos conocimos en el diario La Unión. Yo me retiré y arrendé en un edificio una oficina interior, a una cuadra de la calle Blanco. Después me cambié a otra oficina frente a El Mercurio de Valparaíso, en el pasaje Ross. Ahí comencé a armar mis diseños y cosas. Y un día llegó Lukas a contarme que se retiraba de La Unión y que se iba a El Mercurio", cuenta Bastías, quien trabajó con él codo a codo en escritorios contiguos. Juntos, además, incursionaron en algunas campañas publicitarias ilustradas de la época.

"Por ahí nos enteramos que iba a navegar el Argonauta, un buquecito que se iba a recorrer toda la costa de Valparaíso y Viña del Mar. Y le hicimos toda la campaña nosotros. Pero primero que nada, antes de compañeros de trabajo, fuimos amigos. Yo tenía el privilegio de ser el primer lector de sus monos. También tuve el honor de ver nacer -con todo lo que le costó- a Don Memorario y su amigo Aldunante", cuenta Bastías.

"Cada cual trabajaba en lo suyo. Casi no hablábamos mucho cuando estábamos trabajando. Sólo se paraba y me pasaba el mono del chiste diario y partía a dejarlo. No para dar una opinión, nada, él me lo mostraba y yo lo miraba. Y después otra vez volvía a la oficina, y otras veces se iba", detalla el dibujante.

Porteño eterno

Gonzalo Serrano del Pozo, académico de Historia en la Universidad Adolfo Ibáñez, cerró el libro "Lukas en El Mercurio de Valparaíso" con un epílogo, que contextualiza la fecha de fallecimiento con lo que se perdió de vivir el ilustrador. "A pesar de su pronta partida, cuando apenas tenía 54 años, Lukas revive cada vez que nos reímos de alguna de sus caricaturas. Volver a revisar y disfrutar su talento es el mejor homenaje que puede recibir este artista", escribió.

Para Serrano del Pozo, Lukas era un porteño de excepción. A partir de sus estudios de historia y arquitectura, Lukas recreó un Valparaíso histórico antes de la existencia de la fotografía. Asimismo, "tuvo la virtud de escenificar sus chistes en espacios reales e identificables. Me atrevo a asegurar que parte de la imagen de Valparaíso que tenemos grabada en el subconsciente se la debemos a Lukas. A través de sus chistes diarios y libros rescató gran parte del patrimonio porteño".

Hay una gran parte de Valparaíso que sobrevive en Lukas -añade Serrano- "y eso es preocupante porque habla de una ciudad que se ha estancado. Por el contrario, Lukas se salvó de vivir la decadencia del puerto, de sus edificios abandonados, el comercio ambulante y los grafitis que se han tragado a la ciudad".

-¿Con qué cree que Lukas haría humor ahora?

-Una de las gracias de Lukas es la vigencia de muchos de sus chistes y problemas que parecen ser permanentes, como el mal estado de las calles, las relaciones maritales y el choque que genera la modernidad.

Un Documental

Uno de los ilustradores más importantes de la actualidad es Francisco Olea. Con más de quince años de trayectoria y varios libros, reconocido nacionalmente y con impacto internacional, nos entrega agudas observaciones sobre Lukas.

"Yo no lo conocí en el contexto histórico cuando estaba publicando. Pierdo entonces esa perspectiva, pero me podría centrar más en lo que hizo en Valparaíso. Usaba la ilustración como una herramienta de registro de distintos aspectos, desde lo social, la arquitectura, el mar, los barcos, todo lo que tiene que ver con los puertos. Además involucra el humor, que está en la idiosincrasia del chileno, del porteño. Todos esos elementos mezclados con un dibujo exquisito, lo hacen mucho más que un ilustrador: es un documentalista".

La carga emotiva que le daba Lukas al dibujo, esa iluminación de las calles vacías con un marino caminando, los gatos, son elementos que contaban historias. Incluso en una ilustración que no fuera una secuencia, contaba historias, los personajes se saludaban. Hacía toda una narración en una sola viñeta", desgrana Olea.

Construir un personaje, según Olea, es complejo. Por ejemplo -dice- los personajes icónicos como la Mafalda, Calvin y Hobbes o el mismo Snoopy, generalmente son niños a los que se les pone pensamiento de adulto. O Condorito que tiene esa cierta ingenuidad que lo hace infantil. "Pero los personajes de Lukas, en el fondo, lo que hacen es un personaje de la voz. Ponen en una voz las preguntas que se hace la gente en la calle. Encontró primero qué voz quería representar y de ahí armó un personaje. Es complejo que siempre sea coherente. El personaje empieza a pensar distinto a uno, empieza a tener vida propia, y uno empieza a discrepar con la mentalidad del personaje. Yo no creo que por ejemplo Lukas haya pensado cien por ciento como don Memorario. Me imagino que todo eso va creando un personaje que tiene vida propia. Creo que eso es lo más difícil, no es tener el personaje físicamente, dibujarlo, darle ciertas características. Es como uno se separa de ese personaje y lo deja pensar por sí solo. Es como ser un actor que tiene que realizar un personaje, ponerse en sus zapatos y tener que vivir como un personaje", describe Olea .

Olea destaca, además, las cualidades técnicas y la incisiva observación del trabajo de Lukas: "El uso de la acuarela, de las tintas, el dibujo rápido, del sketch. Su aporte fundamental es cómo contar la historia en una imagen. Que se activen paisajes muertos, como entre dos edificios. Es una segunda vuelta, no es a la primera mirada. Tenía una cultura y capacidad pedagógica con el dibujo. Era un artista que aclaraba temas de los que uno no tenía idea.

todos los días, lukas entregaba un dibujo magistral para ser publicado en el diario.

Lukas también escribía e ilustraba algunas crónicas.

lukas siempre encontró en la calle a Los personajes que protagonizaron sus viñetas. él mismo pasaba puertas afuera todo el día.

Editorial El Mercurio de Valparaíso 248 págs.

$ 35 mil en librerías


"Lukas en El Mercurio de Valparaíso"

"Los personajes de Lukas ponen en una voz las preguntas que se hace la gente en la calle", advierte el ilustrador Francisco Olea.

"Lukas quizás fue el primer sociólogo ilustrado del complejo Chile de esa segunda parte del siglo XX", dice Carlos Vergara, director del Mercurio.