Cuando los mitos siempre terminan imponiéndose
La baja de los donantes, revela cuán fuertes pueden llegar a ser idearios y temores infundados al punto de afectar campañas potentes de gobiernos y otros. Inquietante es que haya gente no crea en nada ni nadie, cuando hablamos de aspectos como es salvar vidas. Quizás sean las nuevas generaciones que dejen atrás aquellos mitos tan arraigados.
Puede sonar extraño, pero la baja de donantes de órganos a nivel nacional era un efecto que se podía esperar. En marzo pasado solo hubo tres donantes en Chile, mientras que en abril sólo fueron dos, dando un duro golpe al cambio de consciencia provocado por potentes campañas hechas por gobiernos de distintos sectores políticos, medios de comunicación y otros.
A nivel regional, en 2017 se registraron cuatro donantes, mientras que en 2018 solamente dos, con una lista de espera de 26 personas.
¿Por qué?, esa es la pregunta de rigor. Y es que no se explica que el aparataje público-privado termine siendo afectado, cuando se tenía la noción que ya había más consciencia de que se puede salvar vidas y de que se había logrado desterrar mitos.
Estos pueden ser el factor preponderante en esta baja. La donación es erróneamente asociada a frases como "Si eres donante, te dejan morir para usar tus órganos", "pitutos", "venta" y problemas para realizar funerales.
Es aquí donde idearios infundados terminan "derrotando" el sentir de solidaridad y dar vida.
Se trata de un fenómeno lamentable y peligroso, porque finalmente la pregunta que cae es: ¿y qué se puede hacer, cuando tras las campañas están importantísimos estamentos de la sociedad?
Inquietante es que haya gente que no crea en nada ni nadie, cuando hablamos de este tipo de aspectos como es salvar vidas. Ya no se trata de desconfianzas con los políticos o instituciones, sino que con todo el sistema.
Malo es que los mitos terminen imponiéndose. Nos generan una sociedad menos avanzada y con pocas posibilidades de cambio en aspectos tan importantes como salvar vidas.
Quizás sean las nuevas generaciones las que impulsen transformaciones tanto en las decisiones personales como en la promoción de las donaciones. Por mientras habrá que seguir apostando a romper los mitos, en una tarea que con estas cifras parece ser más complicada.
Estamos claros que somos un solo país y que los habitantes de Copiapó, Santiago, Talca y Coyhaique compartimos no sólo una historia común, sino que también un futuro lleno de oportunidades y desafíos.Somos conscientes que las grandes ciudades (no sólo la capital) presentan necesidades más complejas que las urbes y localidades más pequeñas. Pero salta a la vista de cualquier observador y queda en evidencia, las inequidades que se presentan productos del centralismo.
Una región como Atacama que aporta a la riqueza de nuestra nación y que es mayor a las cifras oficiales del PIB, recibe menos recursos de los que debiera. Sabemos que al ser una entidad territorial, debemos considerar los requerimientos de otras zonas con menos ingresos o con otras problemáticas como el aislamiento o mayores complejidades urbanas pero debe existir un mayor grado de equidad presupuestaria, por lo que la idea de tributar en las regiones donde están las actividades productivas es tremendamente necesaria. Está demostrado como el centralismo genera distorsiones en materia educacional, de salud, de vivienda, etc. Al definir no sólo los montos que se entregan a las regiones, sino que mayoritariamente en qué se gastan y que tipo de soluciones se necesitan para los problemas concretos.
Pero el tema más relevante actualmente no dice relación con los montos presupuestarios actualmente definidos. El tema previo, es "la mayor libertad para definir en que priorizar los presupuestos del gobierno regional". Actualmente los porcentajes de decisión presupuestaria son bajos en el nivel regional. Las regiones poseen las capacidades actuales y potenciales para gestionar su desarrollo. Obviamente que es una tremenda responsabilidad y esta situación no está exenta, de amenazas como el clientelismo político o brechas en materia de capital humano niveles de experiencia y formación que puedan presentar los gobiernos regionales en un primer momento. Pero lo anterior no invalida el legítimo derecho de las regiones y de las comunidades de decidir y autogestionar sus presupuestos.
Por lo anterior se hace relevante, además de los reglamentos que se están dictando por la Subsecretaría de Desarrollo Regional, de avanzar en la legislación sobre el traspaso de los recursos a las regiones. Es vital para reducir la inequidad social, económica y política que viven muchas comunidades que habitan en regiones del país, el contar con más recursos y decidir en qué temas focalizarlos, que soluciones establecer y que sean de responsabilidad fundamentalmente de personas que respondan política y administrativamente a los propios habitantes de la región y no al gobierno central. En suma; esta situación de inequidad se soluciona evidentemente con recursos pero fundamentalmente con la libertad para elegir, como ha sido siempre en toda materia.