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FAO busca que agricultores saquen mayor provecho de las nuevas tecnologías

APLICACIONES. Compartir datos ha permitido bajar las pérdidas tras las cosechas.
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La oficina de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ve en la telefonía móvil, Internet y la inteligencia de datos, herramientas para potenciar a los agricultores emergentes e incluirlos en la economía global.

"Los pequeños productores pueden potencialmente mejorar sus ingresos y su modo de hacer agricultura, pero cada vez que adoptan una nueva tecnología, necesitan convencerse, acostumbrarse, entrenarse y empezar a aprender haciendo", dijo a la agencia de noticias Efe un economista de la FAO, Carlo Bravi.

Esto a raíz de que cada vez existen más aplicaciones móviles para que los campesinos pobres introduzcan sus datos en plataformas con las que medir la efectividad de determinados proyectos de desarrollo.

Iniciativas como la estadounidense "Farm From a Box" (granja en una caja) permiten "apoyar los cultivos virtualmente en cualquier lugar del mundo", señaló su fundadora, Brandi DeCarli, quien está intentando conectar lugares tan lejanos entre sí como las zonas rurales de Kenia con EE.UU.

Cada caja -que cuesta US$ 40 mil -, contiene placas solares, almacenamiento en frío, sistemas de riego y sensores, junto a otras herramientas básicas para cultivar 0,8 hectáreas. La instalación de estos artefactos ha permitido reducir hasta en un 80% las pérdidas posteriores a la cosecha.

Apoyo

Las personas que viven en lugares más apartados, según la FAO, asumen muchos riesgos, carecen de medios e infraestructura, sufren la presión del cambio climático y son reacios a modificar sus costumbres.

"Quizás lo piensas tres veces antes de hacerlo (una inversión en tecnología)", afirmó Bravi, por lo que llamó a "acompañar con dinero público" a estos agricultores en el nuevo entorno digital.

Un estudio publicado en 2016 por la revista Science, reveló que en 2011 se destinaron a la agricultura más de US$ 59 mil millones en investigación y desarrollo, es decir, el 5 % del total.

El 55 % de esos fondos públicos y privados procedían de países ricos (frente al 69% en 1980), mientras que países de ingresos medios como China, Brasil o India fueron responsables del 45% (frente al 29%).

La brecha del gasto público en investigación y desarrollo agrícolas se ha ensanchado entre los países ricos, que en 2011 destinaban US$ 18 per cápita, y los pobres, que apenas invirtieron US$ 1,5, a pesar de que allí se concentran las mayores tasas de crecimiento demográfico.

Una oportunidad ante la crisis

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Hemos visto cómo en el último tiempo grandes empresas que han conformado la realidad industrial de las regiones han sufrido los embates de la economía global. ¿Qué pasa con esos trabajadores? ¿Qué sucede con las pymes que de una u otra forma les prestaban algún tipo de servicio?

Este acontecer no es sólo de Chile porque en Europa pasó y está pasando, al igual que en Estados Unidos. Vemos como en la medida en que los países se desarrollan y el mundo cambia, inevitablemente el comercio y la estructura empresarial también se suma al fenómeno.

Nuestro país es un gran exportador de bienes y servicios. En 2017 nuestros envíos alcanzaron los US$ 68 mil millones y creemos, por cómo vemos el crecimiento de la economía, que este año deberíamos superar los US$ 80 mil millones en exportaciones. De este monto casi el 50% corresponde a las exportaciones no cobre, que responden a la diversificación que ha experimentado nuestra canasta exportadora.

Como ProChile, más que crisis, queremos llamar a esas pymes a que lo vean como una oportunidad de mirar más allá de nuestras fronteras. Para afrontar este escenario ProChile se ha propuesto una serie de desafíos, que responden a la contingencia que vemos en el país y en el mundo.

Nos hemos puesto como tarea fundamental apoyar a las pymes con oferta exportable y servicio con valor agregado, que tengan un alto impacto y potencial internacional durante el tiempo, así como aumentar y diversificar nuestras exportaciones a través de nuestras 16 oficinas regionales.

Por otra parte, nuestras 56 oficinas comerciales en el exterior se están focalizando para conectar esa oferta de alto impacto con las necesidades de los mercados, apoyando con inteligencia exportadora, es decir, monitoreo, estudios de mercado y de tendencias, para poder entregar información de primera línea a las pequeñas empresas.

Hoy vemos, además, la existencia de un talento emprendedor, visionario e innovador, con capacidad de internacionalización, pero que requiere de nuestra ayuda para salir al mundo.

Nuestra institución durante sus 44 años de existencia ha sido un factor relevante al servicio de las empresas exportadoras, toda vez que éstas son importantes en la generación de mayor empleo, inclusión social, desarrollo humano y contribución al Producto Interno Bruto nacional.

Las crisis son necesarias para replantearse nuevos rumbos con mayor convicción y unidamente. En ProChile estamos al servicio de quienes quieran dar este salto.

Jorge O'Ryan Schütz