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Médicos en Copiapó

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Los médicos en general, supongo cuando deciden estudiar la profesión, lo hacen por ayudar a las personas, por vocación, con un gran sentido social.

En la actualidad criticamos diariamente la salud en el país condicionada al mercantilismo y hablamos que si no se tienen recursos en Chile podemos morir esperando atención.

En ese contexto, llevaba años sin ir a un médico, hasta que en enero de este año me atacó el virus de Ramsay Hunt, y la vida puso ante mí a una serie de profesionales que ayudaron en mi tratamiento y recuperación. Quien primero me atendió fue el doctor Nicolás Cepeda en la urgencia de la Clínica Atacama, quien detectó a tiempo la enfermedad, derivándome donde el doctor Daniel Páez, quien me comenzó a atender en el Hospital Regional de Copiapó, convirtiéndose en mi médico de cabecera, también tuve que recurrir al doctor Hugo Sepúlveda, ya que la enfermedad me produjo además otros problemas de salud.

Los tres profesionales nombrados anteriormente, cumplen a cabalidad el Juramento Hipocrático, que en una de sus partes dice textual: "En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción", y eso es lo que estos médicos predican y practican, ya que demuestran diariamente el compromiso por los más necesitados, ya que sin importarles mi nivel socioeconómico, me prestaron toda la ayuda del mundo, preocupados por mi salud, por mi bienestar emocional y siempre con una sonrisa.

Esperar que ahora que han abierto la carrera de Medicina en nuestra Universidad de Atacama, sean personas como las ya nombradas quienes formen a los futuros profesionales de la salud, ya que no es sólo su capacidad intelectual la que destaco hoy, sino también su calidad humana excepcional. Se dice que Jesucristo sanaba con las manos y estoy segura que las manos de estos médicos son instrumentos de Dios.


Cotizaciones independientes

Mucho se ha discutido los últimos años sobre la importancia de mejorar las pensiones de las personas, las que se han visto afectadas por múltiples factores, entre los cuales destacan las lagunas previsionales, la longevidad, y el bajo monto por el cual se cotiza.

Esta semana el Gobierno ingresó un proyecto de ley que busca subir la retención de remuneraciones obligatoria de los trabajadores independientes, pasando de 10% a 17%, iniciativa que busca incorporar a los independientes al sistema de previsión social, tal como ocurre hoy con los trabajadores dependientes.

Actualmente, existen más de 2 millones de personas que no dependen de un empleador. Sin embargo, sólo el 6% de ellos está cotizando (SII). Éste es un dato muy importante si se considera que todas estas personas entre 2010 y 2019, en promedio, podrían haber dejado de acumular hasta $33 millones por no cotizar regularmente (Ciedess).

Es por esto que urge que se apruebe este proyecto, ya que la postergación de esta iniciativa no sólo tendría un impacto negativo en la agenda previsional del país, sino que sería un duro golpe en las expectativas de millones de chilenos que esperan mejorar sus jubilaciones futuras.


Salario mínimo

Es fácil decir que se está de acuerdo con un sueldo ético de $400 mil pesos, cuando hablamos de grandes empresas. Sin embargo, que pasaría si les dijera que almaceneros, verduleros y peluqueros deberán desembolsar de un día para otros $124 mil pesos extra, ¿lo encontrarían justo?

Según la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) 2017, el 71,6% de los trabajadores que reciben el salario mínimo, trabajan en una micro, pequeña o mediana empresa. Dado este contexto, aumentar el salario sin medir las consecuencias sería tremendamente irresponsable, ya que, al beneficiar a algunos trabajadores estaríamos condenando a que muchos pequeños comerciantes quiebren o simplemente se vean en la obligación de despedir a sus empleados.

De ahí que, la nueva propuesta ingresada por el Gobierno sobre salario mínimo me parece la alternativa más responsable para unificar un sueldo ético con un pago justo. Esto se debe a que, en base al crecimiento, la iniciativa aumentaría hasta en $39 mil pesos los ingresos de cientos de trabajadores, que mantendrán su empleo y mejorarán su calidad de vida.

Es por esto que no hay que tomar a la ligera estas decisiones, ¿qué sacamos con tener los ingresos mínimos más altos de Latinoamérica, si más de la mitad de las personas quedarían sin trabajo? Lo ético no necesariamente es justo.

Señor director:

Leticia dl Pilar Campos Olivares

Señor director:

Tomás Orellana

Señor director:

Jaime Garrido, economista