La fuerza y constancia del movimiento feminista
Las banderas de lucha han ido cambiando según las coyunturas históricas o transformaciones culturales, que les ha tocado vivir a mujeres de diferentes generaciones. Tanto a nivel mundial como en el contexto chileno, es posible establecer líneas claras sobre diversos movimientos femeninos que se forman, durante el siglo XX y XXI.
La lucha por concretar espacios en el ámbito nacional significó demandas por conseguir prerrogativas ya logradas en otros países. Ejemplos de ello fueron, inicialmente, la organización obrera y luego el sufragio femenino, adquirido entre las décadas del 30' y 50'. A su vez, a partir de los años 50', las mujeres lideraron diversas organizaciones poblacionales y sindicales. Esto fue generando una conciencia de grupo que, sin embargo, estuvo compuesto por mujeres que enarbolaron requerimientos heterogéneos, según sus necesidades y estratos sociales.
Durante el transcurso del siglo XX, las mujeres fueron conquistando esferas, que tradicionalmente estuvieron dominadas por hombres. Lo anterior permitió la lenta inserción de la mujer en la escena laboral y política, lo que significó nuevas definiciones del rol femenino en la vida familiar.
Una de las expresiones más evidentes de participación y visibilidad de las mujeres, ocurrió en los años 60' y 70', donde ellas se manifestaron a favor y en contra de la situación política del país. Posteriormente en dictadura, la polarización hizo eco en ellas, pues algunas defendieron, de manera acérrima, los nuevos sucesos políticos y otras, fueron condenadas a la invisibilidad. Algunas desaparecieron, mientras que otras lloraron a sus seres queridos y pelearon por recobrarlos y restaurar su memoria por medio de la justicia.
Las mujeres fueron decisivas en lo que significó la vuelta a la democracia, recobrando parte de su visibilidad. A pesar de ello, fueron secundarias en la toma de decisiones políticas, como también en la implementación de estrategias públicas dirigidas para ellas. Esto se puede apreciar hasta hoy, donde las senadoras y diputadas tienen menos representación que sus congéneres afganas.
En el ambiente actual, el término "ola", tan utilizado en las últimas semanas, forma parte de un extenso debate a lo largo del tiempo, para que la sociedad reconozca y respete los plenos derechos de las mujeres, quienes buscan la igualdad de facto.
Las estudiantes con sus manifestaciones, marchas y tomas, han logrado que la agenda país, tenga como prioridad problematizar diversos temas propios de la cultura patriarcal. En ese sentido, la ola significa fuerza y constancia, de un movimiento que llegará a tierra.
Rosario Rodríguez