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Jardín celebró el Día del Medio Ambiente

CONCIENCIA. Los niños y niñas aprendieron del cuidado del entorno.
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El Jardín Infantil y Sala Cuna Pedacito de Cielo, en el marco de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, destacó el amplio programa de actividades que forman parte de su proyecto educativo en torno al cuidado del medio ambiente, en donde se incluyen la reutilización de agua, la enseñanza de los ciclos de vida en la naturaleza, y la generación de valores desde la más temprana edad respecto del cuidado del planeta y sus recursos naturales.

En este sentido, la directora ejecutiva de la Sala Cuna y Jardín Infantil Pedacito de Cielo, Angélica Cortés , indicó que "estas actividades son parte del desarrollo permanente en nuestro establecimiento educacional, y están incluidas en nuestro proyecto educativo, en donde trabajamos con los niños y niñas a través de la implementación de reciclaje de elementos y la reutilización de estos, también hemos incluido en nuestro proyecto el trabajo con lombricultura a través del cual reutilizamos la basura de origen vegetales a través de lombriceros que finalmente nos entregan compost que es utilizado como abono en nuestras áreas verdes, proceso que es mostrado y explicado a los niños y niñas de nuestro jardín".

Junto con esto, la Angélica Cortes puntualizó que "también incluimos a partir de este año la reutilización de aguas grises, las que son rescatadas y usadas a para el riego de arboles y plantas, esto como una clara señal y acción del cuidado de este vital elemento y de tanta importancia para nuestra región".

"Son estos valores y acciones las que reforzamos y profundizamos con nuestros niños, niñas y sus grupos familiares, teniendo en cuenta que el cuidado de cada una de las áreas del medio ambiente es fundamental para el desarrollo y protección de nuestro planeta", expresó finalmente la directora ejecutiva de la Sala Cuna y Jardín Infantil Pedacito de Cielo de Copiapó.

La lucha de las mujeres del "Suyai" para rehabilitarse

REINSERCIÓN. Mujeres cuentan sus historia de cómo han combatido sus demonios en la búsqueda de una segunda oportunidad.
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Redacción

N o quieren dar sus nombres y es comprensible cuando han tenido que cargar por largo tiempo con el cartel de "drogadictas". La "Mary" y la "chica", como las llamaremos para relatar sus historias, han tenido vidas muy distintas, sin embargo, el consumo de sustancias y la lucha por sus hijos cruzó sus caminos en un programa residencial exclusivo para madres con consumo problemático de drogas.

Junto a ellas hay otras 13 mujeres que fueron beneficiadas para ingresar al primer programa exclusivo para madres con consumo problemático de sustancias, que instaló el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Alcohol y Drogas (Senda) en Vallenar.

El Suyai como se llama "la casa" de la Mary y la chica, está ubicado en Vallenar y su particularidad es que está dirigido específicamente a mujeres mayores de 20 años, que no tienen donde dejar a sus hijos o hijas menores de 5 años mientras realizan su proceso de recuperación.

Estigma social

Pero tomar la decisión de abandonar las drogas y cambiar de vida es solo el principio, si querían borrar el estigma de "drogadictas" ingresando a un centro, no sabían que ahora serían juzgadas por estar en él y con ellas sus hijos, hijas y familia.

Aunque la condena no sólo es social, en el caso de "la chica" era su propia familia quien la estigmatizaba. "Mi propia hermana me gritaba drogadicta. Uno siempre siente el estigma de la gente. La sociedad te dice mira estos drogadictos tales por cuales, estos pasteros, estos angustiaos como están, pero todos nosotros tenemos una historia detrás, todos tenemos una historia que nos llevó ahí y no es porque seamos malas personas, yo veo a mis compañeras acá y sus historias son duras. Esto no es algo que uno eligió, yo no quería terminar acá, pero uno se da cuenta que fue lo mejor al final".

Es por lo mismo que desde Senda se ha hecho un trabajo de sensibilización tanto a los profesionales como a la comunidad, sobre lo perjudicial de etiquetar y estigmatizar a una persona. "Ya desde el momento en que le decimos a una persona "drogadicta" le estamos negando la posibilidad de cambiar su percepción de sí misma", asegura la directora regional del servicio, Martha Palma.

"Las mujeres son un grupo que carga una gran estigmatización y presenta mayores dificultades para mantenerse vinculadas a un tratamiento, como por ejemplo no tener quien cuide a sus hijos, por eso la importancia del gran trabajo que se hace para incluir a todas las personas que lo necesiten, no debemos olvidar que la adicción al consumo de alcohol y otras drogas es una enfermedad crónica, y estamos llamados a dar respuesta a esta necesidad, lo que queda demostrado al inaugurar el único centro especializado para mujeres con hijos de la región, que permite derribar una gran barrera para que las madres puedan permanecer con sus hijos durante el tratamiento", afirma la autoridad.

Y esto mismo lo corrobora "la chica" cuando dice "si yo estuviera afuera fumaría, porque mi cuerpo ya me pedía droga, salía del trabajo y tenía nauseas, tiritaba, me descompensaba, transpiraba y trataba de convencerme de no hacerlo, le pedía al "señor" que me ayudara por favor, que me sacara esas ganas de consumir de adentro, pero nadie ve esa lucha, te tildan de mala mujer y no conocen que eres una buena persona que lamentablemente cometió un error. Te dicen "cómo no vas a poder dejarlo", pero no se puede, si no tienes ayuda no se puede, yo tenía mucha voluntad, pero lo mío ya era fisiológico, solo al llegar al centro pude quebrar el patrón de consumo. Por primera vez duro tanto tiempo".

Mala madre

"La Mary" ha tenido que cargar con este mismo estigma, pero asegura que no le duele por ella, sino por sus dos hijos. Es de Calama y tiene 29 años. A los 14 comenzó a consumir marihuana, a los 19 pasta base y ahí cambio su vida.

Después de que se separaron sus padres, hace dos años, todo empeoró, se dividió su familia y ella terminó viviendo con unos tíos en Copiapó, intentando escapar de las drogas. Estuvo bien 7 meses y buscando marihuana dio con pasta base. No fue a buscar a su hijo al jardín y llegó tarde a casa, donde le informaron que la asistente social recomendó que entregara el cuidado personal de sus hijos a sus tíos o se los quitarían. Le advirtieron que la próxima vez que consumirá drogas mejor ni volviera y así fue. Dejó a su hijo durmiendo, tuvo una recaída y no lo vio más. Sabía que a la casa no podía volver. Acudió por ayuda al programa ambulatorio de tratamiento Despertar, en Copiapó, y la derivaron al residencial.

A "la Mary" se le llenan los ojos de lágrimas cuando habla de sus hijos, pero lo que más le duele son las dificultades que ha puesto su tía para que pueda verlos. "Mi tía quedo muy enojada conmigo, porque me fui sin dar una explicación y no me los lleva a las visitas y les dice cosas a los niños. Ella no ve que estoy haciendo todo esto por ellos y piensa que soy una mala madre por dejarlos solos".

"Aunque ella no lo crea, llegué con la desesperación de saber de mi hijo, porque desde que lo dejé durmiendo nunca más supe de él. Pude ir a una audiencia donde se determinó que yo no tenía orden de alejamiento, todo lo contrario, si hacía esto era por ellos, porque aunque te digan que esto tienes que hacerlo por ti, solo pensar el perder a mis hijos me hizo sentar cabeza, porque ya entregar su cuidado fue muy duro", relató.

Volver a quererse

"La Mary" se pone a mirar hacia atrás y entre lágrimas asume que le duele todo lo que ha pasado: "lo que más me da pena es haber tenido que dejar a mis hijos, pero sé que si no hubiese entrado acá seguiría en el consumo, y quizás ya me los habrían quitado, por eso agradezco estar acá".

Poco a poco recupera la sonrisa cuando recuerda lo positivo que ha sacado estando en Suyai. Gracias a la asesoría de los profesionales del centro logró postular a la gratuidad y está cursando un técnico en minería, en lo que la Chica le ayuda y motiva debido a sus estudios superiores que espera retomar al salir del tratamiento.

"Lo más importante es que la gente nos crea, porque ni la familia le cree a uno, porque están cansados. Si pudiera decirles algo a todas las mujeres que están pasando por este proceso, sería que si se puede, que cuesta, pero se puede, que primero tenemos que querernos a nosotras, que si nos equivocamos hoy nos hacemos responsables no culpables, porque la culpa ya hizo suficiente daño", cuenta la Chica.

La directora del centro reflexiona acerca del estigma que cargan por ser madres con problemas de consumo y aseguró que "ellas fueron juzgadas como madres, como mujeres, han sufrido vulneraciones, rechazos, han sido golpeadas, abusadas y acá sólo entregarles amor, entenderlas, comprenderlas y apoyarlas, que es lo que necesitan y han necesitado siempre ellas, por eso acá se sienten escuchadas y que se les quiere".

"Acá lo que hacen en este centro es enseñarte a revalorarte, a creerte el cuento, porque uno pierde el amor propio, porque para mi familia yo era la oveja negra y me sentía mal, porque yo soy una mujer buena, que jamás ha dejado a la deriva a sus hijos y por ellos y por mi estoy hoy acá", afirmó así mismo "la Chica".

2017 se inauguró el centro Suyai que cuenta con 180 planes de tratamiento.

120 millones de pesos fue el costo de inversión del centro que construido en la comuna de Vallenar.