Desde que se abrió la primera "escuela de dietistas" en Chile, el 6 de mayo de 1939, han variado mucho las problemáticas que la nutrición debe enfrentar como disciplina. Antaño la preocupación era la pobreza que se manifestaba en la malnutrición por déficit y altos índices de desnutrición. Casi ochenta años después, la alarma está dada por el exceso de comida chatarra, productos procesados y peso, a lo que se suma el sedentarismo y tabaquismo, entre otros hábitos que hoy tienen a la sociedad atacada por enfermedades con gran potencial de matar y que, a diario, afectan la calidad de vida de millones de personas.
Dislipidemias, hígado graso, insulino resistencia, diabetes, hipertensión arterial, sobrepeso, obesidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer son algunos ejemplos. Frente a estos diagnósticos, la consulta al nutricionista es esencial, pues la alimentación adecuada es pilar del tratamiento, sostiene Victoria Halabí, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo (UDD).
Educar para controlar
Pero, así como controla, también previene y es una de las armas con la que se puede mejorar la salud de la población y cambiar los negativos índices. Según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, el 40% de los chilenos tiene sobrepeso, 31% obesidad y 3% obesidad mórbida. La incidencia de la diabetes es cercana al 12% y casi el 30% de la población es hipertensa.
Halabí afirma que lo más importante, desde el rol de la profesión, es la educación alimentaria y consejería nutricional, pues muchas veces la prevención, control o cura de las enfermedades lo que requiere es una corrección o cambio en los hábitos de alimentación, que son individuales y distintos durante el ciclo vital. "Las pautas se basan en los requerimientos nutricionales según edad, sexo, actividad física y enfermedades existentes. Éstas consideran la rutina de las personas y preferencias, por lo que son indicaciones personales para que cada individuo logre cubrir sus requerimientos, mantener un buen estado nutricional y mejorar o mantener una vida saludable", explica.
Variadas situaciones
Por lo expuesto, queda claro que la consulta al nutricionista es importante distintos momentos y etapas vitales. Muchas veces se hace la derivación desde otros profesionales de la salud, al detectarse variadas enfermedades que requieren cambios en la dieta o una específica para su control, lo que evidencia la necesidad de acudir al especialista.
Pero esto es implícito en individuos sanos, ya que en la medida que crecen, se desarrollan, envejecen o viven cambios en su vida que conlleven a tener nuevos horarios, mayor actividad cognitiva o más esfuerzo físico, los requerimientos nutricionales van variando, plantea Victoria Halabí. Un niño no necesita lo mismo que un adolescente o un estudiante universitario debe rendir distinto que un adulto mayor. Así, tener pautas alimentarias adecuadas contribuyen a que en las distintas etapas vitales transcurran en las más adecuadas condiciones. Esto también implica que las mujeres acudan durante el embarazo, lactancia y climaterio.
Sobre otras situaciones que hacen latente de acudir al nutricionista, Halabí menciona que señales son "cambios de peso importantes o si se presentan signos físicos por déficit o exceso de nutrientes como caída de pelo, lunares en relieve, excesos de grasas y oscurecimiento de pliegues como axilas, cuello o nudillos". Personas que cambian rutinas de estudio o laborales, que dejan o comienzan a hacer ejercicio físico y quienes deciden seguir un régimen como el vegetariano también deben acudir a la consulta de un nutricionista.
Ojo con la restricción
Otro escenario en el que es importante consultar es cuando se quiere iniciar una dieta para disminuir peso sin indicación profesional. La consulta permitirá asesorarse y no cometer errores ni exponer la salud a riesgos innecesarios.
Sobre esto, Victoria Halabí es clara, pues es común que las personas sigan una dieta por consejo de un amigo o porque leyó en algún sitio de un plan que promete eliminar 5 kilos en una semana. Un imposible, pues los resultados siempre son individuales y existe la alta probabilidad que sea perjudicial. "Muchas personas realizan dietas tan restrictivas que imposibilitan la adherencia. Si logran seguirlas, bajan mucho de peso, pero al dejarlas se recupera con creces", sostiene.
La especialista da como ejemplo la restricción de carbohidratos o el "método Grez" (rico en grasas), que en una pauta general nunca se adecuarán a los requerimientos individuales, hábitos y presupuestos y pueden tener efectos como estreñimiento, náuseas, mareo, insomnio, cefalea, cálculos renales, pérdida de masa magra o riesgo cardiovascular. Agrega que ciertas dietas restrictivas se recomiendan, pero sólo al inicio de tratamiento nutricional por sobrepeso u obesidad y siempre controlado por un especialista.
el fósil fue donado de manera anónima a un museo en Brasil, por lo que es difícil estipular su origen geográfico concreto. 2015