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A cuatro años de su muerte, biografía de Lou Reed revive la figura del músico

LIBRO. "Lou Reed: A Life" fue escrito por Anthony DeCurtis, editor de Rolling Stone que acumuló años de encuentros y entrevistas.
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Amelia Carvallo

Durante años, décadas, Anthony DeCurtis, editor de la revista "Rolling Stone", registró sus encuentros y entrevistas con Lou Reed, uno de los padres del rock moderno que murió a los 71 años el 27 de octubre de 2013 en su hogar de Southampton, debido a las complicaciones de un trasplante de hígado al que se sometió para detener el cáncer estomacal que lo consumía.

Cuatro años después el pasado 5 de cotubre salió a la venta "Lou Reed: A Life" (Little, Brown & Company), libro disponible en Amazon en formato físico y también para Kindle, que en 519 páginas repasa la vida del artista nacido en Brooklyn en 1942.

Se trata de un largo índice de nombres y lugares entre los cuales desfila el siquiátrico de Queens donde en 1959 le administraron electroshoks, la Academia de Música de Brooklyn donde aprendió sus primeros acrodes y el nightclub Knitting Factory y toda la bohemia.

Un sinfín de nombres significativos engrosan la lista, entre los que se cuentan el del artista Andy Warhol, el músico David Bowie, el poeta Allen Ginsberg, y los pioneros Patti Smith y Bob Dylan.

Los amores de reed

También espacio para explorar su universo afectivo, deteniéndose en la que fue su amor de la universidad, Shelley Albin, la muchacha que inspiró la romántica "Pale blue eyes", así como la tormentosa relación que sostuvo con su primera mujer, Bettye Kronstad. Fue ella quien el año pasado publicó "Perfect day", sus memorias y un retrato íntimo del artista en el que delineó los demonios del alcohol y la droga que lo atormentaban.

El libro también aborda su relación con su segunda esposa, la cineasta feminista mexicana Sylvia Morales, y por supuesto con su viuda, Laurie Anderson, con quien estuvo desde 1995 hasta su último día.

La foto de portada muestra a un Lou Reed joven, enfundado en cuero y con gesto serio mirando a la cámara con sus manos cruzadas a la altura de la pelvis.

Bono, el líder de U2, estampó en la portada su veredicto: "Anthony DeCurtis es un gran contador de historias, un escritor para escritores que vuelve al dolor belleza, igual que Lou Reed hizo en sus canciones".

El autor era de los pocos periodistas que contaban con la simpatía del músico, conocido por su carácter parco, y no se guarda revelar lo evidente, pero lo justifica diciendo que ese lado violento y volátil de su personalidad lo explica su niñez y adolescencia en unos rígidos años cincuenta.

Su legado musical y más

Pero DeCurtis celebra también al artista y sus obsesiones que dejan un legado musical innegable, detalla por ejemplo su fascinación por temas como el pecado y la decadencia, de la misma manera que hechizó al escritor Edgar Allan Poe; o bien que la violencia de Reed era más catártica que ofensiva.

También bucea en su bisexualidad, su rechazo a nociones de género rígidas y su afinidad con los transexuales.

La discografía del artista también es repasada, tanto los álbumes que llevó a cabo con la banda The Velvet Underground, así como su carrera solista. Así, aborda, entre otras cosas, el nacimiento en 1973 de una de sus placas más celebradas, "Berlín" que detalla su primer quiebre matrimonial.

También se explaya sobre su encuentro y complicada relación con John Cale, la admiración que sentía por Brian Wilson, la figura creadora detrás los Beach Boys, su amistad con el dramaturgo y presidente checo Václav Havel y el amor intenso que la ciudad de Nueva York siempre le inspiró.

El documental sobre el robo artístico más grande de Chile

CINE. "Robar a Rodin" es el primer largometraje de Cristóbal Valenzuela y se estrena en las salas nacionales este jueves.
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La mañana del viernes 17 de junio de 2005, los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes notaron que algo faltaba, algo muy valioso: la escultura "El Torso de Adéle" del francés Auguste Rodin, había sido robada.

Las cámaras de seguridad del recinto no habían captado nada y del paradero de la pieza de bronce avaluada en ese entonces en casi medio millón de dólares, no se sabía nada.

Apenas 24 horas después un estudiante de arte de 20 años, Luis Onfray, apareció con la escultura, argumentando que la había robado como parte de un proyecto artístico para probar que "una obra de arte estaba más presente no estando" y lo vulnerable que son los museos en Chile.

Temática que 12 años más tarde también exploró el cineasta Cristóbal Valenzuela, quien dirigió el documental "Robar a Rodin", su primer largometraje que para él funciona como "un relato detectivesco que nos permite ironizar sobre el estado del arte contemporáneo y las contradicciones del quehacer artístico".

La cinta, que se exhibió en el último Festival Sanfic y que fue premiado como Mejor Documental Latinoamericano en FICViña, llegará a las salas nacionales este jueves 2 de noviembre, como parte del programa Miradoc, recorriendo un circuito que abarca exhibiciones de Arica a Punta Arenas.

Valenzuela cuenta que ya conocía al autor del robo antes de que lo cometiera. "Yo estudiaba cine en ARCIS y él estudiaba arte en la misma universidad", recuerda el realizador. "No nos conocíamos, pero viví todo el tema muy de cerca". "Por primera vez estábamos frente a un estudiante que justificaba su acción delictual con argumentos estéticos", agrega.

Por eso la historia quedó dando vueltas en su mente. La investigación duró seis años, en los que entrevitó a artistas, abogados, teóricos y al propio protagonista del hurto. Varios no quisieron hablar, entre ellos los guardias del museo, "sólo uno aceptó y creo que sólo lo hizo porque es evangélico", dice el realizador.

"Al protagonista nos costó encontrarlo. Había cambiado de nombre, de Luis Onfray a Emilio Fabres, del primer al segundo nombre, del primer al segundo apellido", detalla. Pero con el tiempo que había pasado, el autor del robo artístico más gran de Chile, vio en el documental una oportunidad para explicarse.

"Robar a Rodin" es una historia policial y reflexiva abordada con mucho humor, aspecto que molestó especialmente al Museo Rodin, en París, según cuenta la productora María Paz González. "El Museo Rodin interpretó que nuestra película era una 'apología al robo', que quedaba la idea de que era divertido andar por ahí robándose obras de Rodin. Si bien hay una ironía con respecto al absurdo del hecho nunca fue la intención plantearle eso al espectador", dice.

páginas tiene el libro de Anthony DeCurtis, "Lou Reed: A Life", disponible a través de Amazon. 519

horas y a las 17.00 horas de hoy, MuchMusic dará el recital que Lou Reed dio en Argentina en 1996. 11.00