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Terremoto en méxico: cómo funcionó el sistema de alerta sísmica y por qué fracasó en chile

PREVENCIÓN. 120 segundos antes de que el movimiento 8.2° de Chiapas se sintiera en el país, sirenas alertaron a la población para su resguardo.
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Gracia María Rodrigo

Preguntar en Ciudad de México qué tan fuerte se sintió el terremoto 8.2° del jueves 7 de Chiapas no siempre tiene la misma respuesta. A veces las personas dicen que ni se levantaron, mientras que otras huyeron al escuchar la alerta de sismo.

Porque es así, el sistema de alarmas del DF, que data de 1989, comenzó a sonar por sirenas en toda la ciudad y por medio de las radios desde 2014, cuando tuvieron tres temblores fuertes.

En el reciente terremoto, que dejó 96 muertos, la alarma comenzó a sonar dos minutos antes de que la tierra comenzará a moverse, una novedad para Chile.

Alerta sísmica

¿El objetivo de la alerta? "Salvar vidas, porque una casa mal hecha se va a caer", sostuvo a este medio Juan Manuel Espinosa Aranda, director del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) de la capital mexicana.

Hay que recordar que, en 1985, un terremoto 8.1° en Michoacán devastó Ciudad de México, dejando 10 mil muertos. Un año después se creó Cires, con el fin de registrar información sobre los sismos gracias a un centenar de sensores cerca del Pacífico, pero también con la misión de prevenir que un próximo terremoto sea tan destructor como el del 85 para el DF. El "gran terremoto" que esperan no fue este, sino uno en Guerrero.

La ciudad actualizó su norma de construcción antisísmica después del 85 y es sectorizada según la zona del DF, pero no es una norma nacional.

Espinosa contó que la alarma es parte de esa segunda misión y que comienza a sonar con los sismos sobre 5°, pero en diferentes lugares, según la conformación del suelo del sector. Esto porque, como la ciudad fue construida sobre un lago seco, tienen terrenos duros, intermedios y suaves, lo que explica que algunas personas percibieran el sismo con menor o mayor violencia. Cuando es de 7° hacia arriba, entonces la alarma es federal y alerta a otras ciudades grandes.

Sólo debe haber una condición para que la alarma sea efectiva y es la misma que no la hace particularmente apta para Chile: la distancia. Mientras más lejos el epicentro, más tiempo para detectarlo y para que suene la alerta. Es decir, si un sismo tuviera lugar en la misma ciudad o muy cerca, la alerta sonaría durante el temblor. El problema para Chile es su angostura, pues los posibles lugares de epicentros recorren toda la costa y toda la cordillera, es decir el país completo, por lo que no alcanzaría la distancia para alertar nada con anticipación. Así, el modelo hecho para el DF, no sería el ideal para Chile.

Terremoto mexicano

En el caso del terremoto de Chiapas, el epicentro estuvo a 750 kilómetros del DF, mientras que la parte más ancha de Chile es de 468 kilómetros.

La primera onda del movimiento (la que las personas perciben antes de que empiece a temblar), alertó a la estación de Oaxaca, la ciudad más cercana, donde se calculó que el temblor sería sobre 7°, por lo que sonaron las alertas a nivel federal.

En Oaxaca, la alarma sonó 20 segundos antes. Debido a la distancia, el terremoto generó una aceleración de la gravedad (tiempo en que demoran los objetos en caer) del 6% en Ciudad de México, mientras que uno de menor magnitud, pero a 300 kms., anotó casi 8% y, por lo tanto, produjo más impacto. Espinosa añadió que es falaz decir que la ciudad resiste sismos de equis grados: "Estamos expuestos. El daño de un depende de qué tan lejos ocurre el sismo".

Debido a la geografía de México, el lugar donde se generan los temblores está en la costa Pacífico, donde se juntan la placa de cocos y la del Caribe. Esto permite al DF tener la distancia suficiente para advertir los movimientos con algo de tiempo.

Si bien con el terremoto el Cires demostró que la alarma es útil, Espinosa aseguró que es difícil crear consciencia del peligro de un terremoto. "Es muy complicado que la gente se interese por un peligro tan poco frecuente. No podemos exponerlo como 'El' peligro, porque la gente se burla, pues tenemos peligro de todos los días".

segundos antes del terremoto sonó la alarma de alerta en la localidad de Oaxaca para que las personas tomaran precauciones. 20

kilómetros es la parte más ancha de Chile, razón que dificultaría predecir el epicentro de un movimiento telúrico. 468

Una científica chilena lidera investigación sobre la miopatía y su origen, enfermedad muscular congénita que aún no tiene cura

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Asus 36 años, la doctora Arlek González, investigadora del Centro Interdisciplinario de Neurociencia (CINV) de la Universidad de Valparaíso, está avanzando en la comprensión de las miopatías hereditarias, un conjunto de enfermedades neuromusculares que aún no tiene cura y que afecta a casi seis mil chilenos.

Miopatías

La también bioquímica descubrió un factor clave en el origen de esta patología, desorden que genera debilidad muscular progresiva en músculos faciales y oculares, así como atrofia irreversible de las extremidades, causando incluso la invalidez.

Esta enfermedad, que afecta a hombres y mujeres por igual, es causada por diversas mutaciones en un gen encargado de producir una proteína llamada dinamina II, la cual se expresa en distintos tejidos y que cumple un rol importante en la formación y funcionamiento de las fibras musculares.

"Los pacientes descubren la enfermedad en la adultez temprana, alrededor de los 20 años. Los primeros síntomas son debilidad muscular y mucha fatiga. Es una patología progresiva que conlleva a un deterioro paulatino de la función muscular. Los afectados incluso podrían perder la capacidad de caminar, quedando en silla de ruedas", comentó la investigadora a este medio.

Comprender cómo se desarrolla la miopatía centronuclear es un elemento central para González, ya que al conocer los mecanismos fisiopatológicos es posible diseñar -a futuro- mejores herramientas terapéuticas para tratar la enfermedad.

Enfermedad muscular

Según cifras del CINV, las miopatías hereditarias son "un conjunto de enfermedades raras que afectan a unos 6 mil chilenos", duplicando con ello a la incidencia mundial.

La patología puede ser detectada mediante la extracción de algunas células obtenidas por biopsia muscular y tecnologías de biología molecular. Estos exámenes permiten constatar una posición particular de los núcleos en las fibras musculares, los cuales se desplazan hacia el centro en vez de estar en la periferia.

Aunque aún no existe cura, algunos centros extranjeros están apuntando a desarrollar terapias génicas. "El objetivo es entender qué está pasando, de qué manera las mutaciones en el gen de dinamina II causan la enfermedad muscular y, a partir de eso, tratar de crear una terapia en el futuro. Recién estamos abordando estos aspectos, pero sabemos (junto a su equipo) que comprender las funciones que se ven dañadas es un paso fundamental", complementó González.