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El turno de Codelco

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Carta al director "O´Higgins y Francisco Vicuña"


Los profesores: Profesionales en continuo aprendizaje

Estimado director: Cuándo el río suena es porque piedras trae! En este caso eran planchas de cobre…

Contraloría descubrió contratos entre Codelco y empresas de familiares de altos ejecutivos que laboran en ella, en el trienio 2013-2015…por casi 784 millones de dólares…que no cumplían los protocolos que exige la ley para la contratación de servicios, al ser adjudicados de manera directa…

¿Existirá hoy alguna empresa ó institución de naturaleza pública en nuestro Chile, que no esté infectada por la corrupción, colusión, nepotismo, uso y abuso de información privilegiada, jubilazos, manotazos y todo lo terminado en "azos"? ….tal vez se cumplen las proféticas palabras "cada día puede ser peor"… ó más bien "es lo que hay"….

Luis Enrique Soler Milla

Una de las importantes figuras de nuestra Independencia es Francisco Ramón Vicuña Larraín, nacido en Santiago hacia 1775 y fallecido en la misma ciudad el 13 de enero de 1849.

Para muchos chilenos no es un personaje conocido al hablarse del proceso libertario, pero sin embargo, se encontró presente en los principales acontecimientos que le dieron vida a nuestro país.

Su contacto con Bernardo O´Higgins nació el año 1811 al ser ambos integrantes del Primer Congreso Nacional, el Prócer como diputado propietario por Los Ángeles y Vicuña como diputado suplente por Osorno. La amistad entre ambos se prolongaría por largos años, cimentada en una mancomunión de ideales profunda y comprometida.

Cuando nuestro Padre de la Patria asumió como Director Supremo, lo designó como Delegado del Gobierno en las provincias del norte y luego Regidor de la Municipalidad de Santiago. Al autoexiliarse Bernardo en el Perú, Vicuña continuó participando en política y ejerciendo cargos públicos hasta 1830.

Con el paso del tiempo su figura se vuelve cada vez más nítida en quienes, como los integrantes del Instituto O´Higginiano, buscamos afianzar la verdad histórica y el reconocimiento de nuestros antepasados.

Antonio Yakcich Furche Presidente del Instituto O´Higginiano

Educación de calidad es la consigna que en estos tiempos ha motivado las movilizaciones de los estudiantes y la discusión política para una nueva reforma educacional en Chile. Intereses que, por cierto, no son ajenos a la ciudadanía y a cada familia chilena que desea que sus hijos e hijas la reciban. Junto con ello, los profesores exigen mejores condiciones laborales para desarrollar de buena forma su trabajo docente y el Gobierno piensa en cómo enfrentar la desigualdad, la inequidad y la calidad en la enseñanza para todos y todas, considerando la complejidad de las demandas de cada uno de los actores: profesores, estudiantes, familias y sociedad. No obstante, la posibilidad de responder a las exigencias sociales de una educación de calidad está en manos de los profesores y del apoyo irrestricto del Estado, que hoy se traduce en algunos aspectos clave de la Política Nacional Docente, como por ejemplo: la creación de un sistema nacional de inducción para docentes principiantes que busca el acompañamiento del profesor novel a través de mentorías, como también, la trayectoria de desarrollo profesional que exigen al profesorado demostrar sus competencias, experiencias y saberes en el Sistema de Reconocimiento para nuevas responsabilidades y progreso profesional.

En tanto, la Escuela desde siempre promueve oportunidades de desarrollo personal e intelectual para todos y todas con el propósito de construir una sociedad más justa e igual que valore y respete a los otros y su diversidad. Comprender los desafíos implícitos en ello, sitúan la discusión inicial en el profesorado y su práctica de enseñanza, siendo lo último, la forma como el currículum expresa sus propósitos más inmediatos. En ese marco, reconocemos que el profesor de cualquier disciplina, desde su imaginario, planea y diseña acciones pedagógicas y didácticas generales y específicas según sujetos y contextos.

En su desempeño diario, el profesor toma numerosas decisiones, muchas de las cuales permiten enfrentar y/o resolver los problemas de la enseñanza, constituyéndose aquello, en verdaderas oportunidades de aprendizaje que debemos comenzar a identificar, tipificar y comprender para ampliar el conocimiento profesional. Estamos convencidos que los problemas de enseñanza, debidamente tipificados, son focos importantes de discusión para hacer del perfeccionamiento una actividad académica situada, contextual y significativa, por lo tanto, asumimos el desafío de investigar para contribuir a estos asuntos.

En ese sentido, el reconocimiento, comprensión y construcción desde lo que resulte problemático, cobra valor y sentido para el profesor por reconocerse como un profesional capaz de construir conocimiento especializado y usarlo para fundamentar su enseñanza.

Eduardo Ravanal Moreno. Facultad de Educación. Universidad Central