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"Dulce Patria" trae desde la cueca hasta Mon Laferte

En resumen

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-¿Cuál de las historias del libro es la que más le gusta?

-La de Congreso y ese disco de cumbias que tuvieron que grabar en 1976 bajo el nombre de Los Farreros para poder tener horas de estudio y registrar su "disco café". Es una anécdota genial e insólita en sí misma, pero es también una historia que permite "ver" un país de fondo. Ese Santiago en dictadura, esa industria asfixiada por los sellos, las pellejerías del músico de provincia, el feroz contraste de un conjunto que estaba por firmar un Volantín de Plumas, pero que tuvo que acceder a grabar bajo esa insólita franquicia de Los Farreros.

-Un extranjero le pregunta: defina a Chile en dos canciones.

-Maldigo del Alto Cielo, de Violeta Parra y Bésame Mucho, de Lucho Gatica. Siento que más allá del evidente contraste genérico e ideológico, de época y situaciones en las que estas melodías se convirtieron en clásicos, hablamos de dos hijos ilustres de esta tierra, dos que entendieron su oficio de una manera especial, dos con talentos irrebatibles. Estas dos melodías además funcionan como el equilibrio perfecto de las muchas dimensiones con las que se ha escrito la "canción popular" en Chile durante los últimos 60, 70 años.

-Lo que más disfruta en el programa "Dulce Patria".

-Disfruto la intimidad de la radio, la complicidad que se genera en el locutorio, esto de concentrarme en un programa de música chilena, de volver a hablar con grupos y solistas del país sin la necesidad de estar buscando un dato duro, una noticia, o algo con qué titular. Me he reencantado además con la idea más elemental del periodismo: contar historias. Por último, disfruto el desafío editorial de programar en un mismo programa a Cecilia, Tus Amigos Nuevos, Fulano, Aparato Raro, Cristóbal y Aguaturbia. Toda esa mezcla tiene sentido y se escucha bien.

mauricio jürgensen es viñamarino y en "dulce patria" se reencantó con la intimidad de la radio.

3 preguntas

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Mauricio Jürgensen es periodista, editor y desde el 2015 conduce "Dulce Patria" en radio Cooperativa. De ahí heredó el nombre su primer libro, de Ediciones B, en el que cuenta historias que sacó de artistas y que van desde la cumbia casera hasta el hip hop, pasando por el punk, la balada, el rock y el Canto Nuevo.

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alfonso gonzalez ramirez

"Digan lo que quieran": amor y fin de la adolescencia

Netflix nos devuelve la obra maestra de Cameron Crowe, una comedia romántica que adelantó la abulia juvenil de los 90 y nos entregó una de las escenas más entrañables del género.
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Cameron Crowe fue progresivamente abandonando el periodismo musical que lo hizo brillar prematuramente en las páginas de la Rolling Stone para escribir guiones de comedias adolescentes como "Fast times at Ridgemont High" y "The wild life". Hasta que en 1989 saltó a la dirección con "Digan lo que quieran" ("Say anything"), comedia romántica que adelantó el fenómeno de la Generación X. Ahora aterriza en Netflix como oferta vintage.

El perdido de Lloyd (John Cusack) no sabe qué hacer con su vida después de salir del colegio. O, en verdad, sí lo sabe: boxeo tailandés, alternativa que está fuera de toda opción convencional. Hasta que, de pronto, su vocación pasa a ser otra: su verdadera ocupación podría ser dedicarle su tiempo a Diane Court (Ione Skye, olvidada princesa indie), la matea del high school, una chica tímida y de belleza discreta que descubre un nuevo universo social luego de aparecerse en la última fiesta del período escolar. Esa noche Lloyd queda flechado y se dispone a conquistarla.

Pero como en un triángulo marcado por el complejo de Electra, el autoritario padre de la chica, que además es viudo, se convertirá en un obstáculo para el enamorado. El plan paterno es que ella se mude a Londres para continuar con sus estudios. Así, el exitismo lidiará con el romanticismo adolescente en una película que, aunque acoge el ABC de las reglas del género, encuentra su propio encanto.

En parte gracias a un Cusack que desarrolla aquí al tipo melómano y de bajo perfil que continuará encarnando más tarde en "Alta fidelidad". Lo hace alejándose de estereotipos y lugares comunes. Y en concordancia con el retrato de un grupo de amigos que se juntan en las calles de Seattle para hacer nada. La abulia de una generación comenzaba a perfilarse. Y también la angustia, reflejada principalmente en una chica despechada (interpretada por la gran Lili Taylor) que compone canciones rabiosas para el tipo que le rompió el corazón. Como una Courtney Love antes de Courtney Love.

Crowe logra algo difícil de conseguir: construir una película sobre la juventud llena de la nostalgia, en este caso precipitada por la conclusión de una era y el comienzo de otra. "Digan lo que quieran" es, de alguna manera, una obra sobre el fin de la adolescencia y el comienzo de una adultez que se ve reflejada en los intereses del padre de Diane. Aunque el choque generacional es inminente, Crowe no aspira a construir la "Rebelde sin causa" de finales de los 80, sino que una comedia agradable, repleta de buenos diálogos, personajes secundarios atractivos y momentos para el bronce. Hay especialmente uno: Lloyd, despechado bajo la ventana de Diane, sosteniendo una radio desde la que suena "In your eyes", de Peter Gabriel.

El realizador continuaría explotando estas virtudes en su obra posterior (especialmente en "Casi famosos", retrato melancólico de sus años como periodista de rock), pero "Digan lo que quieran" es su "Ciudadano Kane".

John Cusack y una de las escenas más recordadas del cine romántico en "Digan lo que quieran".

el director cameron crowe.


en resumen

"Le di mi corazón y ella me dio un lápiz", se queja Lloyd en una escena. La frase fue escogida como una de las mejores líneas del cine por la revista "Premiere" el 2007. Ocupó el lugar 73 de 100.

Por Andrés Nazarala R

20th Century Fox