Masiva asistencia en procesión de la Virgen de la Candelaria
RELIGIÓN. Bailarines y fieles de gran parte del norte del país, llegaron a rendir homenaje a la patrona de Atacama, en uno de los últimos días de celebración.
El reloj daba las 10 de la mañana en punto, cuando las campanas de la iglesia marcaban el inicio de una nueva jornada de celebraciones litúrgicas en el Santuario de la Virgen de la Candelaria.
La ceremonia, que estuvo encabezada por el obispo de Copiapó, monseñor Celestino Aós, congregó a cientos de fieles, que desde muy temprano esperaban para rendir uno de los últimos homenajes a la patrona de Atacama.
Primeras horas
Tras la liturgia, que se extendió por poco más de una hora, el ambiente en el santuario, poco a poco comenzó a palpitar el ambiente festivo.
Los trajes, bailes y las batucadas, cada una con su compás distintivo, comenzaba el desfile hacia la iglesia, acompañados por los cientos de fieles que a esa hora se fundían con el ambiente.
Fluir constante de los chinos, que solo se veía interrumpido por los peregrinos que ya cerca del mediodía hacían fila para saludar a la histórica imagen encontrada por Mariano Caro Inca.
Mandas
El paso de los minutos también significó la llegada de fieles que acudieron hasta el santuario, con el fin de cumplir con la palabra empeñada ante la virgen, en favor del cumplimiento de alguna petición.
Personas de rodillas, cargando a sus hijos en la espalda y hasta con el bombo a cuestas mientras apoyaban sus manos en el piso desde la entrada al recinto, era parte del escenario que se tomó la jornada en el recinto religioso.
Tal es el caso de Rosa Pérez, una de las primeras mujeres en iniciar el recorrido de rodillas hasta el altar de la virgen, quien comentó que realiza este ritual debido a "la vida que le da a mi hijo, porque estuvo muy grave en el hospital, casi se me va. Entonces yo vine y se lo entregué en vida a ella y prometí hacerle la manda todos los años", ritual que asegura realizará mientras tenga las fuerzas para acudir al templo.
Asimismo, Claudio Veras ingresó al santuario de rodillas y reconoce que ha dedicado su vida al cumplimiento de su manda con la virgen, por lo que se traslada todos los años desde Chañaral a rendir su homenaje ante la santa imagen, y asegura que su viaje "no es un sacrificio para nosotros, si al final y al cabo viene todo con fe. No hay un sacrificio acá solamente por la fe, todo se levanta al final", comentó.
De igual forma, gran parte de los bailarines, realizan este homenaje debido al compromiso adquirido con la virgen, por lo que han decidido, en algunos casos, bailar desde hace varias décadas como contó Guillermina Villegas, quien hace más de 30 años baila en estas fechas debido a "un hijo que yo tengo enfermo (...) y le prometí a la virgen que yo le iba a bailar hasta el año que yo pudiera. Y ahora estoy cumpliendo la manda por un nieto que tengo enfermo" sentenció.
Cabe destacar que pese a la prohibición vigente de ingresar con velas hasta las dependencias del templo, a causa del atentado que vivió la imagen de la virgen en 2015, varios fieles acudieron a pagar sus mandas, en compañía de estos elementos.
Procesión
A eso de las tres de la tarde, bailarines y fieles abandonaron las instalaciones del santuario, con el fin de iniciar los preparativos finales para dar inicio a la gran procesión, en la que las imágenes de la virgen recorren las calles de Copiapó.
Cinco minutos para las cinco de la tarde y el primer grupo de bailarines hizo ingreso hasta el recinto, marcando la antesala del escenario que acompañaría a la virgen.
Cinco de la tarde en punto y nuevamente las campanas de la iglesia anunciaban el inicio de las actividades. Poco a poco el ambiente se comenzó a repletar de tambores, platillos y flautas de los distintos grupos de baile que se preparaban para la gran procesión.
Uno de los personajes que se robó la película es el interpretado por Eduardo Robles de Vallenar, quien pese a los 30° grados de temperatura, se disponía a iniciar un baile de cinco horas al interior de un traje de cerca de nueve kilos, similar a un oso polar que según comentó "representa al rey Pereza que baja desde la montaña a animar la fiesta. Es un personaje alegre" y aunque está orgulloso de su rol en los bailes aseguró que al interior "hace mucho calor, uno transpira, es cansador, pesado. El traje pesa como nueve kilos".
De igual forma, otro de los personajes que destacan en el desarrollo de la procesión son los Indios Dacota, encabezada por Eliodoro Gálvez de Coquimbo quien comentó que "nos quisimos asimilar a los indios americanos, más que nada por el traje, la vestimenta. Pero la danza y todo eso tiene que ver con la historia del indio que descubrió a la virgen de nuestra señora del rosario de Andacollo" , y agregó que "yo tengo 35 años y llevo 28 años danzando (...) varias veces le he hecho promesas a la virgencita y me las ha cumplido" .
Sin embargo, el baile más característico de esta ceremonia es el encabezado por Ramón Rojas, quien a sus 69 años continúa formando parte de la agrupación que él describe como "los esclavos de María" y comentó que "el amor y la necesidad es tan grande que uno a veces dice 'me voy a empezar a despedir', pero cuando uno se está despidiendo como que no quiere dejar de seguir bailando y dándole a la santísima virgen la vida".
Otro los grupos que presenta su homenaje a la virgen es el guiado por Miguel Bustos de Taltal quien aseguró que su participación no estuvo exenta de problemas que se tradujo en una presentación con solo cuatro jornadas de ensayo pero que lo importantes es "recalcar que uno no viene a pasear acá, uno viene a cumplir un compromiso personal como persona hacia ella", sentenció.