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La fuerza del voluntariado que ve la cara de la discriminación

SOLIDARIDAD. Un total de 30 jóvenes decidieron dejar sus vacaciones de lado para ayudar a los más necesitados. Durante la intervención fueron emplazados por ayudar a "los colombianos".
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Redacción

J aviera Araya, copiapina de 18 años y estudiante de psicología de la Universidad de Atacama, y ha visto el contraste del voluntariado. Con dos años en TECHO llegó hace pocos días desde Antofagasta donde ayudó a instalar los juegos infantiles en una plaza, todo entre fotografías que iban acompañadas de gritos como "un techo para los colombianos" o "vayan a ayudar al sur".

El contraste lo ponían los vecinos que sabían de la iniciativa del grupo de jóvenes que se instaló en un colegio de la población, y que desde ahí subía al campamento para montar los juegos o armar una sede vecinal para los antofagastinos.

TECHO organizó los trabajos de verano de unos 30 voluntarios atacameños en la comuna de Antofagasta. Jóvenes de entre 15 a 25 años que ayudaron en la construcción de cinco proyectos relacionados con el mejoramiento de sedes sociales y espacios comunitarios, como juegos infantiles y escaleras de acceso.

En ese tiempo los voluntarios trabajaron de la mano con la comunidad que se vio beneficiada con su iniciativa, pero también vieron la otra cara de la moneda, cuando intentaban construir un espacio pensado para los más pequeños.

Javiera recuerda que cuando iban camino a las obras y escuchaban los gritos de algunos vecinos eso "no nos desanimaba pero nos hacía enojar un poco, aunque igual seguíamos trabajando".

Otra experiencia fue con un cartel que tuvieron que mover para poder construir e instalar los juegos. En la estructura se leía que era una propiedad fiscal. Pensando que construirían viviendas las personas comenzaron a sacar fotografías en el momento en que movieron el cartel. Las imágenes fueron subidas a las redes sociales con comentarios como "estos….sacando el cartel, usando el terreno de todos los chilenos para hacer más casas para los colombianos". "Las publicaron en Facebook y en una página, y mucha gente comento", agregó Javiera.

La joven no podía entender que los mismos vecinos que se verían beneficiados por los trabajos criticaran la iniciativa con toques racistas. Agregó que "eso nos hace enojar de una forma, pero sabemos que hay gente que está luchando y aprecia lo que estamos haciendo y por eso no podemos rendirnos. Puede haber familias que no estén de acuerdo, pero hay muchas familias que aprecian y creen en lo que estamos haciendo".

A pesar de los malos ratos, Javiera resaltó que una vez instalados los juegos los vecinos estaban felices y los niños con ansias les preguntaban cuándo iban a estar listos; "cuánto les falta, cuándo nos vamos a poder subir", eran las frases recurrentes en el medio de las obras.

Ese vínculo con los niños fue lo que impulsó a Javiera a permanecer en TECHO desde el momento que supo de la labor que desempeña. Relató que los encuentros de los días sábado con los pequeños del sector Padre Negro en Copiapó generaron en ella un cambio, una nueva mirara de sí misma y de las capacidades ocultas que tiene cada joven, las que se revelan a la hora de trabajar por los otros.

"Es como que uno está en una burbuja y al participar ves la energía, la garra que ponen otras personas en su vida para salir adelante. Entonces uno piensa que tienen razón y al hacer algo para ayudar a ese propósito te sientes muy bien", concluyó.

Roberto Cuello tiene 20 años y estudia gastronomía internacional en Inacap Copiapó. El viaje a Antofagasta fue su segunda salida de Copiapó para ayudar en los cuatro años que lleva aportando de manera permanente.

El joven llegó hasta el Campamento Génesis II donde trabajó en la ampliación de la sede donde se hacen talleres con la comunidad. Cuello catalogó la situación de los asentamientos en la región de Antofagasta como "caótica" en comparación con Atacama.

Para Roberto el tema de no solamente construir sino convivir todos los fin de semanas con la gente de campamentos marcó para que se hiciera voluntario permanente de TECHO.

El trabajo en el asentamiento Padre Negro en Copiapó marcó la decisión de ayudar todos los sábados para el estudiante, quien recuerda con emoción las historias de superación y el trabajo con los pequeños.

En cuanto a la ayuda en Antofagasta dejó en claro que a pesar de la intervención no han terminado el compromiso con la ciudad y valoró los buenos resultados que han tenido en los campamentos.

Objetivos

A pesar de que la intervención terminó hace poco, desde la institución ya piensan en sus nuevos desafíos para este año y también está relacionado con los voluntarios. La directora regional de TECHO, Katherine Campos informó que en marzo también estarán iniciando la campaña de captación de voluntarios para realizar el trabajo de intervención permanente con las comunidades de campamento.

La meta no es menor dado el déficit de jóvenes inscritos para ayudar en la región. Campos detalló que "actualmente como oficina regional contamos con 30 voluntarios, pero deberíamos contar al menos con 60".

Quienes estén interesados(as) y tengan entre los 15 y los 25 años de edad pueden acercarse a la oficina regional ubicada en Vallejo #285, centro de Copiapó, para realizar su inscripción en persona.

En principio, los requisitos son simples como contar con los límites de edad antes nombrados y con disponibilidad de tiempo para participar de reuniones y actividades con las comunidades. Esto último, es totalmente factible de acomodar, lo que más se necesita es voluntad, compromiso y pro actividad, destacan en TECHO.

En cuanto a cómo ven la realidad de los campamentos para este invierno, la profesional criticó que "hemos insistido que la situación de los campamentos es compleja ante cualquier evento meteorológico que implique lluvias, pues la mayoría de los campamentos están ubicados en zonas de riesgo".

Es por esto que la organización está trabajando junto a los dirigentes para que se coordine un plan de acción con los campamentos catastrados y no catastrados. "Los desastres ocurren rápido, pero los campamentos no se conforman tan rápido, aquí hay una falla en la aplicación de la planificación urbana que esperamos se pueda trabajar a futuro. En el corto plazo es necesario generar planes de contingencia para estas zonas", resaltó.

Trabajo campamentos locales.

La directora regional de TECHO adelantó que "en el caso de las comunidades con las que trabajamos esperamos poder consolidar el trabajo por la solución de vivienda definitiva y lograr conformar equipos de voluntarios robustos que también nos permitan ampliar nuestro espectro de trabajo. Por otro lado, continuaremos insistiendo en la necesidad de conformar una mesa de trabajo por los campamentos que permita trazar líneas de acción a largo plazo que puedan conducir a una región sin campamentos".

26 de enero hasta el 2 de febrero fue el tiempo que duró la intervención de los jóvenes voluntarios atacameños.

a 25 años son 15

las edades de las jóvenes que pueden inscribir para ayudar en la institución. fueron los que viajaron hasta Antofagasta para los trabajos de verano en los campamentos de la ciudad.

Millonaria inversión en plantas de aguas servidas

AGUAS CHAÑAR. Obras buscarán prevenir y modernizar las operaciones
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Aguas Chañar trabaja en proyectos sanitarios que beneficiarán el funcionamiento de las plantas de tratamiento de aguas servidas (PTAS) en las comunas de Vallenar y Copiapó, que permitirán reutilizar el agua para el uso agrícola.

Según informó la sanitaria se invertirán $2.300 millones en reparaciones preventivas, modernización y ampliación de PTAS en Copiapó y Vallenar.

Concretamente en la Ciudad Educadora el cambio será significativo, debido a que el proyecto estudia la instalación de modernos reactores que permitirá un mejor desempeño de la planta, lo que significará una inversión superior a los $800 millones.

La nueva tecnología mezcla los microorganismos con la materia orgánica del agua residual, de tal forma que ésta queda en condiciones de ser utilizadas como sustrato alimenticio. Dicha composición o agitación se efectúa por medios mecánicos superficiales, los que proporcionan una doble funcionalidad: producir mezcla completa y agregar oxígeno al medio para que el proceso de descomposición se desarrolle de forma más eficiente.

Pedro Moukarzel, subgerente de Procesos de Aguas Chañar, comentó que "se modificará el tratamiento de aguas servidas (residuales) en Vallenar, pasando de utilizar el sistema de lagunas aireadas al de lodos activados. La instalación de estos nuevos clarificadores permitirá recuperar o reutilizar parte de los microorganismos que degradan materia orgánica en procesos preliminares, logrando una mejor eficiencia y garantía en un proceso que cumple con la normativa vigente y es amigable con el medio ambiente".

En Copiapó, ya se trabaja en las obras que se extenderán hasta el 2018, con el fin de ampliar la PTAS de la capital regional para dar mayor eficacia en el tratamiento de aguas residuales y tener mayor capacidad para el aumento de la población a futuro.

Estos trabajos contemplarán una inversión que superará los $1.500 millones de pesos manteniendo su tecnología de lodos activados, y permitiendo asegurar operatividad hasta el 2030.

De igual forma la empresa está ad portas de inaugurar el Emisario de Chañaral, instalación que significó más de $1.750 millones entre remodelación e infraestructura de la planta. Además la empresa sanitaria invirtió $105 millones en la infraestructura de las canchas de lodo en Copiapó y Vallenar.