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La chef corporativa de Coquinaria publicó "Cocinemos"

En resumen

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-¿Cómo llegaste al mundo de la cocina?

-El mundo de la cocina nunca ha sido para mí algo ajeno, en mi casa todo el mundo cocinaba. Como hijos de inmigrantes la comida siempre fue un tema, no botar nada, comer todos juntos, de niños siempre estuvimos dentro de la cocina, mi papá cocinaba, mi abuela materna también. En este libro está la receta de su menestrón, ella hacía una olla muy grande y no podíamos parar de comer hasta que se acababa. Entonces, cuando salí del colegio, me metí a estudiar cocina al Inacap, porque lo consideré algo fácil, simple, dinámico y corto.

-¿Cuáles son los imprescindibles en la cocina?

-Aceite de oliva y pimienta son básicos para saborizar y dar un gusto diferente a las comidas; también un buen aceto balsámico, es sencillo, pero versátil, ya que lo puedo tirar en la sartén y saltear un pollo o hacer una emulsión y aliñar una ensalada; legumbres como las lentejas amarillas, que se cocinan sin remojo. No puede faltar el condimento favorito de cada uno. En mi casa es la cúrcuma, el jengibre, el cardamomo. Hay que comprar los productos de temporada, no insistamos en comer tomates en invierno. En invierno preparemos brócoli.

-¿Qué has podido comprender del problema del hambre en el mundo?

-Creo que pasa porque no se saben ocupar los recursos y hay una falta de sensibilidad y empatía, no sabemos distribuir los alimentos y nos falta capacidad para autoalimentarnos. Hay que volver a la raíz, tener huertos en las casas, democratizar los alimentos, volver a comer cosas como las legumbres, que requieren de un tiempo para prepararlas. Ejemplo: el poroto pallar salteado en aceite de coco con tomates asados y berenjenas, queda fabuloso. Es buena idea incorporar legumbres como proteína en un plato frío ahora que hace calor.

Pamela Fidalgo ha pasado la vida vinculada al arte de cocinar.

3 preguntas

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"Cocinemos" (Editorial Planeta) es el primer libro de Pamela Fidalgo, chef corporativa de Coquinaria. Con veinte años tras los fuegos, sorprende con este recetario que incluye currys, humus, aderezos, carnes, mariscos, pescados y postres; preparaciones con un toque gourmet, pero de sencilla producción.

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"Café Society" o las nostalgias de Woody

El 12 de enero llega a Chile la última película de Woody Allen, el cineasta neoyorquino que cumplió 80 años esta semana. Un viaje melancólico al Hollywood de los años 30.
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Woody Allen está más allá del bien y el mal. Haga lo que haga, llevará a un público entusiasta e incondicional a salas. Eso no le quita legitimidad, sin embargo, a los contrastes que podemos destacar entre sus primeras películas y las últimas que ha realizado. Pareciera que el viejo Woody -quien cumplió 80 esta semana- ya no puede regresar al relato libre y orgánico de cintas como "Annie Hall" (1977) y "Manhattan" (1979), o al humor agudo e ingenioso de comedias como "Todo lo que usted quiso saber de sexo y nunca se atrevió a preguntar" (1972).

El punto de inflexión fue probablemente "Match Point" (2005), ese film que lo mostró como un crítico social (en un tratado moral al estilo de los de Claude Chabrol), pero también como un realizador demasiado apegado al guión. Pareciera que el costo de la rígida estructuración de sus obras es la vitalidad -y verosimilitud- de las historias que nos cuenta.

Si bien su última apuesta, "Café Society", no es la esperada película que podría sacarlo de la inercia (¿vale la pena tener esta expectativa?), lo devuelve al menos a un territorio en el que se desenvuelve bien: el del romanticismo de los años 30; en esta ocasión, en medio de una ciudad marcada por la industria del cine como es Los Angeles.

Hasta ahí llega un joven idealista (Jesse Eisenberg) que aspira a trabajar para su tío (Steve Carrell), un poderoso productor de Hollywood. De vivir en una pieza de hotel va escalando socialmente hasta armarse una vida digna como asistente de ese pariente encumbrado en las cimas del poder. Entre fiestas repletas de estrellas y magnates del mundo fílmico, el protagonista irá viviendo su propio sueño americano.

Pero, como en una vieja película de cine negro, lo que puede desarmar el éxito ganado es una mujer fatal: Vonnie (Kristen Stewart), secretaria de su tío que, como se enterará más tarde, mantiene una relación extramarital con él.

Woody Allen nuevamente instala un triángulo amoroso en la escala social, como si sus últimos largometrajes fuesen variaciones de una misma matriz. En el proceso, se engolosina con explotar otras aristas de la época como las andanzas de la peligrosa mafia neoyorquina. El hermano del personaje de Eisenberg se mueve en este mundo mientras administra el bar más cotizado de la ciudad: el Café Society del título.

Como es habitual en sus últimas entregas, Allen reduce las cuotas de humor y confía en el carisma de un elenco que aquí funciona bien (especialmente una Stewart que hace tiempo salió del nicho "Crepúsculo" para abrazar desafíos mayores). Las correctas recreaciones de época y la expresividad de la música escogida potencian los méritos interpretativos.

Con todo, "Café Society" no es más que un pasatiempo. En "The Hollywood Reporter", el crítico Todd McCarthy la definió como "un cóctel con burbujas". El problema es que Woody Allen era capaz de preparar brebajes que duraban mucho más tiempo en el paladar.

Jesse eisenberg y kristen stewart protagonizan la última película de allen.

el cineasta woody allen.


en resumen

"Café Society" es la película número 48 en el catálogo de Allen, cuyo nombre verdadero es Allan Stewart. Ha ganado cuatro premios Oscar, uno a mejor director y tres a mejor guión original.

Por Andrés Nazarala R

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