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El límite entre lo público y lo privado en la era de los smartphones

FENÓMENO. Una investigación plantea que la disposición de los usuarios a compartir ubicaciones y datos personales redujo el espacio íntimo.
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Pamela De Vicenzi

Desde hace algunos años, los teléfonos inteligentes forman parte de la vida cotidiana. Sirven como despertadores, reproductores de música, cámaras fotográficas y, sobre todo, contienen plataformas para estar conectados con el resto del mundo.

Precisamente las redes sociales han realizado avances en que otros pueden colocar "me gusta" en una publicación e intervenir a través de comentarios y posteos compartidos, como si se tratara del living de una casa.

Un estudio de la Universidad de Tel Aviv (Israel) pone sobre el tapete una discusión ya consignada por el mundo científico, pero cuyos alcances pueden ser perjudiciales: el límite entre lo público y lo privado en el contexto de las nuevas tecnologías.

¿Cómo elegimos para compartir información acerca de nosotros mismos? ¿Cómo percibimos el espacio público y el espacio virtual? ¿Cómo influyen estas percepciones en nuestras prácticas de ver y ser visto?

Las preguntas anteriores introducen el mencionado estudio, publicado en la revista Urban Studies.

Vigilancia tecnológica

Lo que plantean los investigadores es la disminución de la privacidad a través de las redes sociales, que se traduce en lo que se denomina "visibilidad dinámica" o "vigilancia tecnológica".

En términos simples, los autores equiparan este fenómeno social y tecnológico con la forma de ver un objeto. En ese sentido, "la tecnología no solo se utiliza de arriba hacia abajo, sino también de abajo hacia arriba, con los individuos que utilizan sus propios dispositivos tecnológicos para compartir y mejorar su visibilidad en el espacio", explicó Tali Hatuka, experta en urbanismo de la Universidad de Tel Aviv y autora del estudio.

La arquitecta agregó que cuando las personas utilizan dispositivos para promocionarse a sí mismas (por ejemplo, Tinder) o mostrar su ubicación o check-in, "en realidad estamos mermando nuestra propia privacidad".

El usuario no solo entrega su información, sino también observa la de otros, lo que reduce aún más el espacio privado propio y ajeno.

"Esta combinación de vigilancia secreta y el intercambio voluntario contribuye a la sensación de 'estar expuesto' en un espacio público que normaliza las prácticas de intercambio de datos personales por parte de los individuos", explicó Hatuka.

Disposición a compartir

Para profundizar en esta teoría, Hatuka y Eran Toch -académico de ingeniería en la Universidad de Tel Aviv- desarrollaron una aplicación llamada Smart-Spaces. Esta plataforma combina las encuestas realizadas en la ciudad israelí basadas en teléfonos inteligentes, además de un seguimiento de los sitios y uso de aplicaciones.

Ambos especialistas fomentaron la instalación de este programa en los smartphones de los estudiantes de la citada universidad. El periodo de estudio fue de 20 días y en paralelo se incluyó una encuesta basada en el contexto de la rutina diaria de los participantes.

Los resultados mostraron que más del 73% de los estudiantes compartieron sus ubicaciones, siguiendo las instrucciones de la encuesta. Según Hatuka, mostraron una disposición para proporcionar información, enseñar su geolocalización y más datos cuando se trataba del espacio público.

"Si bien la muestra no es representativa de la población general, nuestros resultados pueden considerarse como predictores de futuros fenómenos", puntualizó Hatuka, quien seguirá estudiando el vínculo entre los smartphones, el espacio urbano y el comportamiento social.

Las consecuencias de la exposición en las redes sociales

Menos privacidad

En general, el estudio plantea que la privacidad ha disminuido debido a la motivación de los usuarios a compartir su ubicación o datos personales.

Resultados

Mediante el uso de una aplicación por parte de estudiantes universitarios, el estudio concluyó que más del 73% estuvo dispuesto a compartir sus datos.

Advertencias

Diversos sondeos de empresas tecnológicas han alertado de los peligros de compartir información personal, que pueden conducir a estafa o acoso.

Estudio sobre seguridad

Un estudio realizado por la compañía de seguridad informática ESET en Latinoamérica determinó que el 36% de los adolescentes encuestados ha sido víctima de incidentes relacionados con la seguridad en internet. A grandes rasgos, el análisis de esta empresa advierte de las consecuencias negativas de compartir información personal a través de las redes sociales. Este hecho puede facilitar delitos económicos e incluso conducir al ciberacoso.

Una investigación señala que la felicidad que produce el alcohol es momentánea y su efecto es de muy corta duración

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Un estudio realizado en Inglaterra sugiere que las personas que consumen alcohol suelen experimentar felicidad mientras lo beben. Sin embargo, este estado no perdura en periodos más largos y en ocasiones manifiestan estar "insatisfechos" con la vida.

La investigación, publicada por la revista Social Science and Medicine, fue realizada por Ben Baumberg Geiger (Universidad de Kent) y George MacKerron (Universidad de Sussex).

En conclusión, ambos especialistas descubrieron que el alcohol no necesariamente hace la felicidad, sino que su efecto es de muy corta duración.

Los autores subrayaron en el estudio que no se suele investigar este tipo de bebidas desde el punto de vista académico, ya que las políticas públicas apuntan directamente a las consecuencias negativas, en especial en la juventud.

Por esta razón, decidieron profundizar en el efecto placentero que suele colocar al alcohol como protagonista en fiestas y reuniones.

Para efectos de la investigación, los especialistas hicieron uso de una aplicación para smartphone, combinado con un estudio de población, para analizar el estado de ánimo de un bebedor habitual y su satisfacción con la vida.

Los resultados del estudio mostraron que no había ninguna relación entre el consumo de la gente y su felicidad en un periodo de tiempo, sin considerar ciertos factores como enfermedades que puedan afectar el bienestar.

No obstante, hubo excepciones en el estudio. En el caso del alcoholismo, se presentan sentimientos reducidos de bienestar, sensación mitigada por el exceso de bebida.

Como el estudio se centró en el rango etario de 30 a 42 años y se realizó a 25.000 personas, los investigadores indicaron que es necesario aumentar la representatividad de la muestra para solidificar sus hallazgos. De todos modos, reconocen que la persona es capaz de sentir felicidad momentánea, pero que la búsqueda constante de este efecto solo acarreará problemas en el futuro, por lo que llamaron a transparentar estos efectos en las políticas públicas.

Esta premisa tiene su sustento en investigaciones previas que señalan que el consumo de alcohol provoca la liberación de endorfinas, compuestos que producen la sensación de placer.

personas usaron la aplicación creada por los dos autores del estudio para analizar la felicidad que produce el alcohol. 25.000

litros de alcohol se consumen en Chile per cápita, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 9,6