La jornada electoral en la región de Atacama mostró algunas inusuales situaciones dentro de los establecimientos dispuestos para votar. Varios vocales de mesa denunciaron que ya llevan entre cinco o seis elecciones consecutivas en el cuerpo. Otros, a raíz de la experiencia decidieron llevar juegos para entretenerse y en Tierra Amarilla un bebé permaneció toda la jornada para estar junto a su madre.
Los vitalicios
En 2012 fue la primera vez que Marcel Araya fue elegido para ser vocal de mesa en Copiapó. Ese día no sabía que iba a volver a cumplir ese rol en tres procesos consecutivos más. Hoy se encuentra cansado, considera que ya cumplió un ciclo y que es hora de que el método para seleccionar a los vocales se transparente y mejore. "Uno no sabe cómo es el sistema para elegir, no sabe cómo se elige. Para mí un día domingo es un día de trabajo, soy músico, hago serenatas a domicilio. Por ejemplo, la otra vez tocó (elecciones) el día de la madre y perdí mucho y no toman en cuenta esas causales".
Aseguró que por esa misma razón es que decidió presentar los papeles correspondientes para excusarse en estas elecciones, sin embargo estos no fueron aceptados.
Su compañera de mesa durante cuatro elecciones, María Morgado, está molesta. Considera que ya es momento de que le toque a otros. Además, al igual que a Marcel, estar un domingo como vocal de mesa le afecta en su trabajo, ya que es chofer de locomoción colectiva y asegura que en elecciones es aún más fundamental ese servicio.
"El problema es que nadie nos hace caso. (...) yo llevo cuatro ya, hasta nos conocemos. En una mesa hay muchos votantes y siempre salimos los mismos. Las autoridades no se toman la molestia de volver a revisar el listado de los vocales que les corresponde. Él hizo el reclamo y tampoco lo hicieron válido, entonces ¿uno a quién puede reclamarle?".
Matando el tiempo
Sebastián y Diego también han sido compañeros de mesa en reiteradas ocasiones. Ésta es la número cinco, por lo que cuentan con la experiencia de las jornadas anteriores. Es por eso que esta vez Diego decidió llevar un Play Station para entretenerse en las largas horas de espera de los votantes. En una de las salas del segundo piso del Liceo Bicentenario Mercedes Fritis conectaron el juego a un proyector y junto a Sebastián pasaron la mayor parte del día jugando.
Aseguraron que no fue motivo de llamado de atención y que, en el caso de Sebastián, es una buena manera de distraerse de una labor tediosa, pero necesaria. "Yo estudio en La Serena y tengo que viajar a Copiapó a votar. Es medio incómodo, pero creo que todos debemos de cumplir de un deber cívico y debemos ser responsables con ello. Aunque sea una jornada a veces muy aburrida", expresó.
Diego en cambio ya está aburrido, "aunque uno tenga que cumplir con esto, aun así ya deberían de cambiarlo cada dos años o ir rotándolos, pero por quinta vez yo creo que es mucho".
Un bebé de vocal de mesa
Desde las 7:30 de la mañana que se veía a un joven junto a un coche afuera de una de las salas de la escuela Víctor Manuel Sánchez de Tierra Amarilla. Se trataba de Sebastián Pincheira, quien es pareja y padre de la hija de una de las vocales de mesa que se encontraba en dicha sala de clases.
Él decidió acompañarla junto a la pequeña durante toda la jornada, hasta el fin de los conteos de votos de alcalde y concejales, ya que cuenta que la niña tiene un año y dos meses de edad y que por lo mismo aún es muy necesaria la presencia de su madre. "Mi hija todavía es pequeña y todavía amamanta, entonces sin su mamá ella no puede estar, todavía no me acepta el biberón", contó Sebastián.
Es por esto que cada dos o tres horas llevaba a Keily a los brazos de su madre para que ésta se asegurara de las necesidades que tuviera. "Es complicado porque muchas veces otras mamás tienen bebés más pequeños y el frío o estar mucho tiempo es complicado porque se aburren o se ponen mimados, y es complicado para la mamá que tiene que ser mamá y vocal a la vez.