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Lali Espósito habla de su película con Benjamín Vicuña y de su nuevo disco

ENTREVISTA. "Soy", es el título de la nueva placa de la argentina que estará en Chile en diciembre promocionando.
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Amelia Carvallo

Al igual que muchas estrellas pop, el comienzo de la carrera de la argentina Mariana "Lali" Espósito despegó siendo muy niña, antes de cumplir los diez años en la televisión.

En su caso fue bajo el alero de la famosa conductora Cris Morena y su principal plataforma fue la serie "Floricienta". Luego hizo la producción "Casi ángeles" que dio vida a la banda pop "Teen Angels" en la que permaneció hasta el año 2013, cuando empezó su trayectoria como solista en paralelo a su trabajo actoral en teatro, televisión y cine.

En esta última faceta se enmarca "Permitidos", una película de Ariel Winograd ("Mi primera boda") que protagoniza junto al actor Martín Piroyansky en la que personifican a una pareja -Camila y Mateo, en la que también participa el chileno Benjamín Vicuña.

"Es una pareja joven que están yéndose a vivir juntos, ya están establecidos y juegan un poco con el concepto de quién es tu "permitido", el famoso o megaestrella que es tu amor platónico y qué pasaría si tuvieras la chance de que diera bola. La pregunta que se abre es si se considera una infidelidad y cuán canchero se puede ser", explica Espósito.

A ambos se les cruza ese famoso, en el caso de Camila es el personaje de Vicuña, "un actor megafamoso y megatarado" como dice Lali, y eso desata situaciones divertidas.

Por ahora Espósito está alejada de la televisión, ya que está privilegiando su faceta musical y uno que otro proyecto para la pantalla grande. Su última telenovela la terminó en enero pasado: "Esperanza mía" donde encarnó a una falsa monja.

Enfoque musical

Actualmente Espósito promociona su disco "Soy" que trae 13 canciones y del cual ya circula en MTV el videoclip del tercer single "Boomeran", en el cual aparece personificando a muchas personas: una abuela, un conductor de televisión y una blonda estrella, entre otros.

"Me encantó la idea de ser otros y hacer una humorada con esta situación de las críticas y los haters; es una canción como guerrillera pero desde un lugar buena onda y amoroso. Fue acertado además de divertido esta idea de poder personificarme de algunos estereotipos de criticones, obviamente exagerándolos", cuenta sobre este video en el cual usó prótesis faciales para disfrazarse.

Primera vez oficial

La estrella pop trasandina, cuenta que ha venido varias veces a Chile. Cuando estaba en la banda Teen Angels, como solista en una presentación en vivo en el Teatro Nescafé y cuando teloneó a Fifth Armony en el Movistar Arena. Sin embargo, el del 1 de diciembre en el Teatro Caupolicán de Santiago, será su primer gran show en Chile.

Titulado "Soy Tour", como su segunda placa como solista, la traerá al país junto al español Abraham Mateo, ocasión en la que cada uno de ellos presentará un espectáculo independiente, y seguramente algunas canciones juntos.

Ambos artistas de Sony, son verdaderos fenómenos musicales que arrasan en los rankings y acaban de grabar "Mueve", una canción bailable.

"Ahora tengo la posibilidad de traer todo mi show completo en lo visual, los músicos, las bailarinas, pretendo cantar canciones del primer y segundo disco así que va a estar recopado", adelanta la cantante.

Literatura y Democracia

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La práctica democrática, cuyo rasgo más visible es la discusión y el libre intercambio de discursos, en su momento más decadente, suele adoptar un giro de habla impúdico, con retóricas que amenazan la inteligencia y la conducta (y surge el debate democratoide). Donald Trump es un buen exponente de esa decadencia. Lo mismo ocurre con los candidatos faranduleros, cuya comparecencia suele ser patética y motivada por astucias de la competitividad. Dada esa situación no hay debate posible, la democracia entonces deviene en escenografía y espectáculo protagonizados por élites acostumbradas a utilizar el sistema democrático como pantalla, unilateralmente, o según sus intereses, neutralizando su valor cívico y sometiéndola a la manipulación del poder.

En lo expresado no hay novedad, más aún, es un diagnóstico obvio y casi banal, incluso podría representar la queja de otra élite que se siente superior ética e intelectualmente al resto y que sólo exhibe una soberbia proporcionada por sus ventajas comparativas con respecto al mercado político, y que quiere recuperar valores que ellos están destinos a transgredir. Parece haber un círculo fatal que conviene a los argumentos típicamente nihilistas o descreídos, o peor, a aquellos que generalizan y plantean que todos son corruptos y ladrones, y no se puede tener otra conducta, por lo tanto se asume una especie de modelo criminal de baja intensidad sobrevivencial. Es decir, se valida el maquiavelismo clásico. Alguna vez escuchamos decir que la política era así, hasta que algún juez hace su trabajo e invalida su proceder.

En el cable u otros dispositivos de exhibición visual, ya lo hemos dicho, proliferan películas cuyo tema es el poder político y su relación con mafias delictuales, en donde se naturaliza ese esquema de la política como un sucedáneo del crimen organizado. De ahí que la ficción contemporánea se haya orientado hacia esas rutas de la intriga política, superando al género policial o a las películas de acción, indagando en ello, tanto a nivel histórico (es el caso de algunos dramas shekespereanos de profundo contenido político), como en la actualidad (es el caso de Marsella o House of Cards). La política y el crimen son amigos naturales de la ficción, más aún, sus proyectos se construyen según patrones entregados por esa construcción imaginaria.

La política entra a la novela como correlato histórico, reflejando sus conflictos, pero también como estatuto literario, en el sentido que redefine los formatos narrativos (con las redes sociales y las nuevas tecnologías como soportes de nuevas escrituras); es decir, hay nuevas políticas de la literatura que empiezan a funcionar en los distintos dispositivos del relato. Hay un momento en que la novela da cuenta de un hecho histórico, como en Martín Rivas en que aparece una de las intentonas revolucionarias de la corriente liberal del siglo XIX. Hay otros en que hablan otros sectores de la población, como en el hermoso cuento El Vaso de Leche de Manuel Rojas, en donde el contexto deja de ser institucional y/o de cuadros de costumbres. Con una novela de Fuguet, en cambio, se recogen los datos de la comunicación digital.

La única entidad hoy día, dada la debacle política, que hace debate argumental y que tiene potencia renovadora es la producción de arte, en este caso el arte literario, por su carácter emplazador y crítico, y sobre todo porque corresponde a un desvío de la norma comunicativa que dinamiza los procesos sociales. Quizás el otorgamiento del nobel de literatura a Bob Dylan sea una forma de ampliación de este debate entre cultura, política y mercado. Política en el sentido de procedimientos de administración de un discurso que supone una mirada distinta, y a veces privilegiada, sobre el mundo. El rock también es un giro literario que diversifica la cultura y es un aporte al espíritu democrático.

Marcelo Mellado