Entre los tantos desafíos que tendrán que afrontar las futuras autoridades municipales de toda la región de Atacama, pero particularmente de Copiapó, es el de contar con mayor cantidad de áreas verdes. Porque más allá de los clichés, lo cierto es que la ciudad requiere con urgencia áreas de esparcimiento en las que se cuente con vegetación.
Reflexionemos acerca de dónde pueden acudir los niños y niñas a interactuar con la naturaleza, en la ciudad.
Además del parque El Pretil -cuyas condiciones dan para otro artículo-, la plaza Arturo Prat y media docena de plazoletas ubicadas en distintos puntos de la ciudad, no tenemos nada más. El parque Schneider, pulmón verde de la ciudad por antonomasia, tiene para varios meses más si pensamos en su inauguración.
¿El bandejón de Copayapu? Sí, es un área que se ha recuperado, pero no puede dársele un uso intenso para que, por ejemplo, nuestros niños y niñas jueguen con libertad, porque -obviamente- no está diseñado para eso.
¿Qué sucede con el parque Kaukari? Si bien es un área interesante en su concepción, todos sabemos en las condiciones en que quedó tras el aluvión. Y tenemos claridad que hay un proyecto para recuperar esos espacios "verdes" con los que cuenta, que son reducidos si los comparamos con la superficie total, que es mayoritariamente de cemento.
La segunda fase del Kaukari -bastante más amplia- se transformará, sin duda, en un punto de encuentro, pero ¿contará con una suficiente cantidad de áreas verdes y, especialmente, árboles que permitan ofrecer sombra?
Sería interesante saber si alguno de los candidatos a alcalde de Copiapó tiene en mente -o mejor aún, en proyecto- para construir un gran parque que cuente con la suficiente cantidad de sombra; un parque que convoque, que atraiga, que permita que niños, niñas, adolescentes y todos los copiapinos y copiapinas puedan realizar actividades al aire libre, un espacio público y disponible todo el año.
Siempre la limitante será contar con el agua suficiente, pero en la región hay universidades, centros de investigación, estudiantes apasionados y autoridades conocedoras del tema, que tal vez pueden reunir esfuerzos para recuperar aguas grises, aguas de descarte, derechos de agua sin uso, etcétera. Así, convocando al sector privado también, se podría dotar a la capital regional de un espacio que, a estas alturas, merece con creces.