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Currículo escolar

Por qué no mejor, los burócratas y tomadores de decisión de turno, en vez de querer decidir que deben aprender nuestros escolares, no les permiten a las comunidades académicas determinar libremente los contenidos a impartir. Una medida así significa colocar a los alumnos en el centro del debate educacional, permitiendo la elección de escuelas a las familias en atención a criterios que sólo a ellas les corresponde evaluar y permite además un gran nivel de profundización en los contenidos a impartir.


Regulación

Chile tiene altas exigencias para la calidad del aire. No obstante, a la hora de sancionar a familias de escasos recursos que calefaccionan con leña, no hay fiscalización ni denuncias, las multas quedan en el papel. La regulación de la calidad del aire se convierte en letra muerta frente los más desaventajados.

Algo similar ocurre con la calidad de la educación superior. Pasó primero con el Consejo Superior de Educación que debía supervisar las instituciones no autónomas. Cerrar instituciones con 11 años de funcionamiento y con estudiantes de primera generación era políticamente inviable por ello el CSE casi invariablemente les otorgó la autonomía. Y sucedió de nuevo con la CNA. La CNA terminó otorgándoles acreditaciones de papel por uno o dos años a universidades de dudosa calidad pero con muchos alumnos desaventajados para que éstos tuvieran acceso a los créditos con aval de Estado. Incluso el actual interventor evita tomar decisiones dolorosas cuando afectan a los más desaventajados. Una y otra vez, el Estado crea instituciones y fija estándares para luego ignorarlos en los casos más críticos cuando los costos los pagan los más desaventajados.

Vemos improbable que el Estado pueda convertirse en el guardián de la calidad. El problema no es captura, ni corrupción. Tampoco incompetencia técnica. Simplemente el Estado no tiene los incentivos correctos para actuar porque sabe que el costo de sancionar a las peores instituciones lo pagarán mayoritariamente estudiantes desaventajados.

Quizás sea el momento de dar pie atrás y disminuir la injerencia del Estado en la fiscalización de la calidad y concentrar sus esfuerzos en el acceso. Si seguimos incitando la regulación estatal de la calidad terminaremos con la mediocridad legitimada por un aparato burocrático, o peor, un aparato burocrático deslegitimado.

Señor director: Pese a que ya estamos acostumbrados a las malas noticias en materia económica, el Imacec de julio igual nos sorprende por su precariedad, de tan sólo 0,5%. Con ilusión pensábamos que los magros resultados de la actividad económica podrían estar encontrando algún punto de inflexión, pero con este dato no cabe duda que la desaceleración continúa acentuándose, incluso podríamos enfrentar en los próximos meses una recesión técnica. Para el Banco Central esta noticia podría traducirse en un aumento en la probabilidad de una baja en la TPM, lo que impulsaría en parte el crecimiento, pero traería un fuerte impacto en la inflación, dado que la baja en la tasa se contextualiza en paralelo a un alza en la tasa de interés estadounidense, lo que provocaría un alza en el valor del dólar, probablemente a más de 710 pesos cada uno. Si bien la esperanza de alguna mejoría se proyecta ya para el próximo gobierno, vale decir tres semestres más, el repunte en materia de crecimiento dependerá de cuán complejo resulte para el próximo mandatario concluir temas que no se han resuelto correctamente durante este tiempo, como las reformas y otras incertidumbres. Pese a aquello, volver a pensar en un crecimiento económico para Chile del orden del 5% es ahora sólo ciencia ficción.

Piero Moltedo, economista U. Santo Tomás

Sr. director: Revuelo ha causado la propuesta del Ministerio de Educación de eliminar la asignatura de filosofía e incorporar sus contenidos a una nueva, denominada formación ciudadana. Esta es la segunda noticia durante el año que indica la pretensión de modificar el currículo escolar, la primer fue la del proyecto de acuerdo de nuestros diputados, solicitándole a la Presidenta de la República, incorporar al teatro dentro de los contenidos mínimos obligatorios. Independiente del mérito de las propuestas, y de las buenas intenciones que las fundan, resulta curioso que se encuentren totalmente marginadas del debate las escuelas y las familias, las que son, al final del día, las que se verán beneficiadas o sufrirán los efectos de una mala decisión.

Iván M. Garay Pagliai

Señor director: Es difícil que el Estado pueda simultáneamente mejorar la calidad y el acceso a la educación superior. Ambos objetivos son contradictorios en el mediano plazo y la calidad será sacrificada. El problema es fácil de entender con una analogía.

Agustín Barroilhet (Universidad de Chile) y Ricardo Espinoza (Universidad de Maryland y Universidad de los Andes)