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El deporte como una forma de vida

Los Juegos Olímpicos de Río desnudan la falta de una política seria en torno al deporte. Los triunfos nacionales responden más al esfuerzo individual. Con todo, más importante que las medallas, es tener una sociedad comprometida con el deporte, que lo valore y que lo practique de manera permanente. Para ello se requiere una política precisa.
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Los logros de los atletas olímpicos no son casualidad y responden, salvo contadas excepciones, a políticas sólidas de Estado. Detrás de cada deportista que consigue una medalla hay un trabajo de largo plazo y un proceso metodológico.

Desde hace décadas, el medallero de los diferentes juegos es liderado por Estados Unidos, país que tiene una política clara al respecto y que estimula a sus talentos desde las competencias escolares. Después, las universidades son una especie de cazatalentos que entregan las más amplias facilidades y apoyo a sus deportistas de alto rendimiento.

Si bien en el país hay avances importantes en el organigrama deportivo, aún estamos a varios años de tener un proceso consistente, sólido, como sí lo han tenido Argentina y Brasil. No es casualidad que nuestros vecinos tengan una alta figuración internacional.

Chile no gana una medalla olímpica desde Pekín, cuando Fernando González perdió ante Rafael Nadal la final del tenis. Cuatro años antes había obtenido el oro olímpico junto a Nicolás Massú y el bronce en singles. Para muchos, estas dos citas internacionales pudieron marcan un antes y después para este deporte, lo que lamentablemente no sucedió. Una vez más se apeló a la improvisación.

En el caso del fútbol y los logros obtenidos en las dos últimas Copa América, es el momento de mirar más allá, de potenciar los torneos escolares, las academias y las propias divisiones inferiores de los clubes, buscando a los cracks del futuro. Y todo este envión es extensivo a otras disciplinas.

El deporte no sólo hay que mirarlo como un objetivo de competencia, sino también como una forma de vida. Sí, es cierto, falta mucho, pero es un paso para cambiar nuestra mentalidad y cultura. Para ello es vital promover la actividad física con más intensidad en los colegios. Otra cosa, los deportistas no pueden ser los parientes pobres de un país, ni menos andar mendigando recursos.

La irrupción de nuevos talentos, una vida familiar saludable y el desarrollo de políticas públicas estables son una combinación de alto impacto. Ahí está la base de todo.