Bajo desempeño en educación
Alarmante. Así define la situación actual de la educación en Chile la decimotercera edición del Informe de Investigación "Más igualdad para los niños", de Unicef. Los estudiantes chilenos cuentan con un bajo nivel de competencia: casi una cuarta parte de los alumnos de 15 años carecen de las competencias para resolver ejercicios básicos de lectura, matemáticas y ciencias.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se ha encargado de revelar un déficit relevante de nuestro país. De acuerdo a los últimos resultados de la Encuesta sobre Competencias de los Adultos (PIAAC) que aplica el organismo, la mayoría de los chilenos adultos apenas puede realizar procesos matemáticos simples y leer comprensivamente textos breves y sencillos.
En términos estadísticos, la investigación mostró que el 53% de los adultos presenta un bajo nivel en comprensión lectora y que sólo un 2% alcanza un nivel superior en esta dimensión. Y si de razonamiento matemático se trata, el 62% se encuentra en el nivel bajo, y el 2% está en el nivel superior.
El estudio se realizó en 34 países, evaluando así las habilidades tanto matemáticas como de lectura de personas de 16 y 65 años en comprensión de lectura y razonamiento matemático. En términos globales, nuestro país se ubicó incluso por debajo de otros que registran un ingreso per cápita similar.
Los resultados tienden a mejorar al segmentar el universo nacional, siendo los encuestados nacionales de entre 16 a 24 años los que presentan un desempeño más elevado respecto a los adultos, desempeño que, en todo caso, no alcanza a estar a la altura promedio de los países de la OCDE.
Más allá de las estadísticas, resulta preocupante que un porcentaje tan alto de la población no cuente con las competencias básicas para su vida, especialmente en términos laborales. Preocupa que estos problemas se agudicen debido a una educación incompleta o deficiente. Inquieta, porque el carecer de estas competencias básicas, tampoco permite avanzar en capacitaciones más específicas, definiendo así una fuerza laboral limitada y eventualmente poco productiva.
El Estado mantiene el desafío de encontrar fórmulas que permitan el crecimiento en la competitividad de la población, especialmente en habilidades tan elementales como la lectura, la escritura y las matemáticas. Es un desafío amplio, difícil, que parte desde la equidad hasta los modelos y sistemas educacionales. Lo claro y cierto, por ahora, es que no vamos por buen camino.