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Los mensajes de texto pueden cambiar el ritmo cerebral, según estudio

NEUROLOGÍA. Los patrones únicos que se generan al utilizar un smartphone explicarían por qué no hay que usar el teléfono mientras se conduce.
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Pamela De Vicenzi

La rutina instaurada en la últimas dos décadas de enviar mensajes de texto para comunicarse produjo modificaciones en el ritmo cerebral. Así lo afirmó un estudio realizado por la Clínica Mayo en Jacksonville, Estados Unidos.

El hallazgo, publicado en la revista Epilepsy & Behavior, da cuenta de cómo la costumbre de utilizar el teléfono inteligente es capaz de producir modificaciones en el sistema nervioso.

Ritmo único

Si bien este medio de comunicación ya se ha instaurado en la vida cotidiana de las personas, a juicio de los investigadores de la Clínica Mayo poco se sabe sobre los efectos neurológicos que puede tener el uso de los smartphones.

Con el fin de obtener más información sobre el funcionamiento cerebral en este caso, un equipo analizó los datos de 129 pacientes, cuyas ondas cerebrales fueron monitoreadas durante un periodo de 16 meses a través de electroencefalogramas (EEG), combinadas con imágenes de video.

El equipo pidió a los participantes realizar actividades tales como enviar un mensaje de texto, jugar con tocar la pantalla con el dedo y escuchar los sonidos del teléfono, además de realizar pruebas de atención y función cognitiva.

William Tatum, académico y uno de los directivos de la Clínica Mayo, encontró que los mensajes de texto provocan un ritmo único en el cerebro en uno de cada cinco pacientes. Esto, en comparación a las ondas que produjeron otras actividades.

La unificación del ritmo de los mensajes de texto, en comparación con otras formas de estimulación mental, podría ser causada por la combinación de la actividad mental con la motora y la actividad neurológica auditivo-verbal.

En el análisis no hubo correlación entre la presencia de un ritmo en los mensajes de texto y los datos demográficos de los pacientes, que incluyeron la edad, el sexo, si sufrían algún tipo de epilepsia, la presencia de una lesión cerebral en la resonancia magnética o un EEG de carácter crítico.

"Creemos que este nuevo ritmo es una métrica objetiva de la capacidad del cerebro para procesar la información no verbal durante el uso de los dispositivos electrónicos y que está fuertemente conectado a una red distribuida ampliamente y aumentada por la atención o la emoción", señaló Tatum.

Además de los teléfonos inteligentes, el ritmo mostrado en el caso de los mensajes de texto también se encontró en los usuarios de iPad.

Los investigadores plantearon la hipótesis de que la presencia de un ritmo diferente de las ondas cerebrales durante el uso de dispositivos portátiles puede ser causado por sus pantallas más pequeñas, que demandan mayor concentración.

Este hallazgo podría tener implicancias importantes para la interfaz cerebro-computador, en el caso de los juegos y quizás en la conducción.

"En la actualidad existe una razón biológica de por qué las personas no deberían escribir mensajes y conducir, ya que esto cambia las ondas cerebrales", indicó Tatum.

Estudios similares

Esta no es la única investigación que se realiza para ver los efectos de los teléfonos móviles en el sistema nervioso. Un estudio de 2014 de las universidades de Zurich (Suiza) y Friburgo (Alemania) exploró la plasticidad del cerebro en situaciones cotidianas.

Para ello, estos científicos analizaron cómo el uso de los dedos en el manejo de los celulares con pantalla táctil moldea la estructura cerebral.

Los resultados arrojaron que la actividad eléctrica en el cerebro de los usuarios de teléfonos inteligentes aumentaba al tocar las puntas de los dedos pulgar, índice y corazón.

También revelaron que el uso de las pantallas táctiles cambia la forma en que los pulgares y el cerebro trabajan en conjunto y que la cantidad de actividad del córtex cerebral asociada al pulgar y el índice era directamente proporcional a la cantidad de tiempo que se usaba el dispositivo inteligente.

Vínculo entre teléfonos, cerebro y pereza

Existen diversas investigaciones sobre la actividad cerebral y el rendimiento en el contexto de la expansión de las nuevas tecnologías. Un estudio publicado en 2015 de la Universidad de Waterloo (Canadá) reveló que el uso de los teléfonos móviles fomenta la pereza en las personas, ya que el uso de los buscadores de internet disminuyen el pensamiento analítico y aumentan el desinterés por las búsquedas en la propia memoria, además de bajar el rendimiento cognitivo.

129 pacientes fueron analizados en el estudio realizado por la Clínica Mayo de Jacksonville, Estados Unidos.

16 meses duró el seguimiento a los participantes, que debieron someterse a diversos escáneres cerebrales.

1.000 accidentes de tránsito año en promedio son producto de conducir y utilizar el celular, según datos de Bomberos.

Los alimentos con omega-3 bajan el riesgo de muerte por un ataque al corazón

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No solo el omega-3 puede prevenir las enfermedades neurodegenerativas, sino también reducir el riesgo de muerte por un ataque al corazón, según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.

La investigación, publicada en la revista JAMA Internal Medicine, consideró las diversas teorías respecto de los beneficios o peligros del consumo de estos ácidos grasos.

Mientras algunos consideran que el omega-3 beneficia la salud cardiovascular, otros aseguran que los suplementos de aceite de pescado pueden estar vinculados con ataques cardíacos o eventos similares.

Los omega-3 son ácidos grasos esenciales que el cuerpo necesita para ciertas funciones, incluyendo la coagulación de la sangre, la digestión, la actividad muscular, la división celular y el crecimiento. Sin embargo, la única forma de que el cuerpo puede obtener omega-3 es a través de los alimentos que se consumen.

Los pescados grasos, tales como el salmón, la trucha, el atún, las sardinas y anchoas, son una fuente importante de ácidos grasos omega-3. Otros alimentos que los contienen son los vegetales de hojas verdes, nueces y algunos aceites vegetales, que normalmente contienen el ácido alphalinolenic omega-3 (ALA).

Liana Del Gobbo, autora principal del estudio, analizó los datos de 19 estudios que incluyeron a 45.637 personas de 16 países.

Con el tiempo, 7.973 de los participantes experimentaron un ataque al corazón por primera vez, con un resultado de 2.781 fallecidos.

En concreto, se examinó la forma en que los derivados del omega-3 influyeron en el riesgo de muerte por ataque al corazón o infarto de miocardio.

El equipo encontró que los participantes que tenían mayores concentraciones de omega-3 y nutrientes de alimentos de origen marino o vegetal en la sangre tenían un 10% menos de probabilidades de morir de un ataque al corazón, en comparación con los participantes que tenían menores concentraciones de ácidos grasos omega-3.

Los autores señalaron que sus resultados indican que el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 pueden reducir el riesgo de infarto de miocardio no fatal.

Un nuevo estudio sobre el omega-3

Hallazgo

El omega-3 no solo puede prevenir las enfermedades neurodegenerativas, sino también reducir el riesgo de muerte por un ataque al corazón.

Alimentos

Además de ciertos tipos de pescado, hay otros alimentos ricos en estos ácidos grasos, como los frutos secos, las semillas, el huevo y los mariscos.