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Posibilidad de AFP estatal

No hay que olvidar que el anterior sistema previsional de reparto quebró por el mal uso que hicieron de éste los gobiernos y los políticos de turno. El país tiene objetivamente un problema con sus pensiones, pero exige soluciones de otro tipo, muchas de las cuales son impopulares.
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Durante su último mensaje del 21 de mayo, la Presidenta de la República dijo que acelerará la iniciativa que crea una AFP estatal. Ya hace dos años había hecho un anuncio similar, pero junto con destacar el aporte que significaría mejorar la competencia, bajar los costos de administración y aumentar la cobertura, se había advertido que ésta no podría ser gratuita y que tendría que cobrar comisiones, tal como lo hacen las demás.

Tal vez por desconocimiento había quienes tenían la remota esperanza de que por ser un ente estatal podría dar un servicio gratuito. El comportamiento de los fondos previsionales que los trabajadores entregan a las AFP para que los inviertan, está relacionado con los vaivenes de la economía. Cuando hay crisis, esas inversiones se resienten y de inmediato surgen voces que piden que se cree una AFP estatal.

Ciertamente, Chile tiene problemas con las actuales pensiones, pero una solución sustantiva no pasa por crear un ente de este tipo; más bien por medidas como extender la vida laboral y aumentar la cotización obligatoria.

Por otro lado, el gobierno corporativo de las empresas del Estado ha sido un tema complejo de abordar. Incluso algunas autoridades han tratado de ver cómo garantizar que las empresas estatales sean entidades al servicio de la gente y del país, con intereses claros, y no una especie de caja fiscal y de pago de favores políticos.

Una AFP estatal, que movería cuantiosos recursos de los cotizantes, podría ser el instrumento para financiar las quiebras o desaguisados generados por la mala planificación o la mala gestión.

Decisiones políticas y no técnicas podrían llevar, por ejemplo, a comprar papeles de empresas en semi quiebra para inyectarles recursos y salvar la imagen política de los responsables.

Financiar por esa vía los descalabros económicos pondría en riesgo la rentabilidad de los cotizantes, que seguramente serán muchos, atraídos por el discurso de lo estatal. Por lo tanto, no hay que formarse más expectativas que las que representa el ingreso de un nuevo actor para mejorar la competencia del sistema, aunque en efecto, mayor competencia es buena.

El inesperado regreso de Dennis Hopper

El cineasta y actor murió hace 6 años, pero volverá a la pantalla en dos proyectos : la comedia independiente "The last film festival" y "Al otro lado del viento", película inconclusa de Orson Welles.
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La carrera de Dennis Hopper fue tan prolífica y ecléctica que cuesta dimensionarla. Actuó en "Rebelde sin causa" y en "Gigante" junto a James Dean, dirigió películas emblemáticas dentro de la contracultura americana como "Busco mi destino" y trabajó bajo las órdenes de cineastas fundamentales de la talla de David Lynch ("Blue velvet") y Wim Wenders ("El amigo americano"). Todo esto al margen de una reconocida carrera paralela como fotógrafo.

"The Last Movie", de Hopper, es considerada "una de las 50 peores películas de todos los tiempos".


en resumen

Dennis Hopper fue actor, director de cine y fotógrafo. Trabajó en más de 150 películas, se casó cinco veces y tuvo cuatro hijos. Participó políticamente con el Partido Republicano.

Por Andrés Nazarala R.

El actor y director fue tan activo que dejó incluso material por estrenar después de muerto. Ahora, a 6 años de su desaparición, lo podremos ver en "The last film festival", cuyos derechos acaban de ser adquiridos para distribución. Fue la última película que filmó. En ella interpreta a un productor fracasado cuya cinta es escogida en solamente uno de los cuatro mil festivales a los que postula. Aprovechará la oportunidad al máximo para salir de la ruina. La directora Linda Yellen se mofa así del mundillo de los festivales de cine en una comedia independiente que también cuenta con la actuación de Jacqueline Bisset.

A Hopper lo veremos también en "Al otro lado del viento", película que Orson Welles dejó inconclusa y que, según críticos como Jonathan Rosenbaum, es su obra maestra. Una cinta definitiva sobre la industria del cine para la que el genio del séptimo arte reclutó a directores (John Huston, Peter Bogdanovich, Hopper), productores, actores y amigos. Terminarla ha llevado años, ya que Welles la concibió como un collage hecho en distintos formatos, un ejercicio de "cine dentro de cine" que funciona como un complejo juego de espejismos.

Pero Hopper es siempre un universo inexplorado por descubrir. Sus mejores años fueron, paradójicamente, también los más autodestructivos. En 1970, después del triunfo de "Busco mi destino", pensaba que era una suerte de chamán iluminado. Convenció a Universal Studios para que financiaran un largometraje filmado en Cuzco. Y se instaló ahí con un pequeño equipo y muchas drogas. Cuando regresó a Estados Unidos con más de 40 horas de filmación, le pidió a Alejandro Jodorowsky que lo asistiera con el montaje. El chileno le recomendó editar la película en desorden cronológico. Los estudios la detestaron y con el tiempo formaría parte del libro "Las 50 peores películas de todos los tiempos". Pero "The last movie" es en verdad una grata rareza, una cinta experimental que reflexiona sobre la violencia y la espiritualidad.

La consolidación de Hopper como director estallaría, sin embargo, una década más tarde con "Out of the blue", melodrama punk sobre una adolescente que abandona un hogar destruido por los excesos. La primera escena refleja la radicalidad de la apuesta: un camionero, interpretado por Hopper, choca frontalmente con un bus escolar lleno de niños. La colisión es letal y deja un sabor amargo en el paladar. Y será solo el comienzo de un viaje frenético por el lado B del Sueño Americano. "Out of the blue" es una obra maestra injustamente olvidada.

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