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La constante lucha contra la obesidad

Se aplicarán fuertes medidas para disminuir los actuales niveles que tienen a Chile con cifras alarmantes. La batalla ha sido dura porque ha implicado un cambio en las costumbres de las familias. Y los resultados no han sido los esperados, por ello aplicarán otras medidas.
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Muchos expertos se preguntan en qué momento Chile pasó de ser un país que luchaba contra la desnutrición infantil a ser uno con las mayores tasas de obesidad en niños en el mundo. Nadie tiene la claridad, pero las cifras que hoy se conocen son alarmantes y requieren de una atención especial para ser revertidas.

Lo cierto es que todo está ligado a la conducta y al crecimiento que vivió el país a partir de la década de los 90, la que abrió una nueva forma de vida a las familias chilenas, que sólo lo conocían por televisión. Un estilo en que el sedentarismo y el consumo de comida chatarra fueron las detonantes de estas peligrosas cifras.

En estos momentos nuestro país ocupa el primer lugar en América Latina en obesidad infantil y un triste sexto lugar en el mundo. Cada vez aparecen a más temprana edad enfermedades de adultos como la diabetes, hipertensión y problemas cardiacos.

El tema ha sido abordado desde hace algunos años por el Ministerio de Salud, quienes han aplicado políticas para que los alimentos sanos sean los que se vendan en las escuelas en desmedro de otros ricos en azúcares, sodios y otros elementos dañinos.

La batalla ha sido dura porque apunta a un cambio en las costumbres de las familias. Y los resultados no han sido los esperados, por ello que está pronto a ponerse en vigencia el nuevo rotulado de los alimentos en los que se advertirá con un hexágono negro aquellos que son peligrosos para la salud, por ser ricos en grasas saturadas, azúcares, calorías y sodio.

Habrá prohibición de venderlos en los colegios y eliminados de las colaciones de los alumnos. Todo ello tendiente a reducir los índices de obesidad.

No obstante, se tendrá que pensar en cómo alertar a los más adultos de esta realidad. A aquellos padres que atareados por el trabajo caen en soluciones poco saludables para su hijos debido al escaso tiempo.

Es a ellos a quiénes se debe educar y recalcarles lo importante de mejorar la dieta y hacer ejercicios. No sólo para verse mejor, también para evitar enfermedades crónicas e incluso mortales.

La escritura visual de Richard Brautigan

Tim Burton, Hal Ashby y Benicio Del Toro han tratado de llevar al cine la obra de uno de los escritores más asombrosos y menospreciados de la contracultura americana. Un outsider, como joya cubierta en barro.
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En español las novelas de richard brautigan son publicadas por la editorial Blackie Books.


en resumen

Por Andrés Nazarala R.

Hal Ashby ("Harold y Maude"), uno de los cineastas más aventajados dentro de la camada de directores que renovaron Hollywood durante los 70, estaba obsesionado con la idea de adaptar para la pantalla la novela "El monstruo de Hawkline. Un western gótico", de Richard Brautigan, pero nunca llegó a un acuerdo con el escritor.

Tim Burton retomaría la misión años después -cuando Brautigan ya estaba muerto- reclutando a Clint Eastwood y Jack Nicholson para los roles protagónicos. Pero la renuncia del primero, sumado a problemas de producción, terminaron por sabotear el proyecto. Otros también han intentado convertir en película una de las grandes obras inexploradas de la contracultura estadounidense pero, por uno u otro motivo, las producciones han sido canceladas.

Al margen de los deseos frustrados de varios cineastas, entre ellos Benicio Del Toro, las únicas adaptaciones cinematográfica de Brautigan a la fecha son "The Kool-aid wino", de un tal Moisés Jiménez, cortometraje inspirado en uno de los capítulos más delirantes del libro "La pesca de la trucha en América", y una versión de la novela "So the wind won't blow it away" que debutó en el Festival de Cine de Nueva York en el año 2000.

¿Por qué cada vez que leemos a Brautigan sentimos que merece un puñado de buenas películas? Primero, porque su obra es fascinantemente visual. Segundo, porque es un escritor incomparable, delirante e inexplorado que podemos parar junto a Jim Dodge y Thomas Pynchon, embajadores vitalicios de la contracultura estadounidense de los 60. Y tercero, porque su obra juega con imaginarios cinematográficos. "El monstruo de Hawkline" -publicada en 1974- es un western sobrenatural que sigue a dos asesinos a sueldo que son contratados por una adolescente india para resolver un extraño caso. "Un detective en Babilonia" (1977) revive al clásico detective fracasado del cine noir pero, en este caso, arruinado por su tendencia a perderse mentalmente en Babilonia, un mundo imaginario donde siempre gana. Y "En azúcar de sandía" (1968) ofrece interesantes posibilidades visuales: se ambienta en una comuna donde todo está construido con azúcar de sandía y los habitantes luchan con tigres que alguna vez fueron hombres.

Pero la ausencia de Brautigan en el cine se debe también a que su devoción es un fenómeno reciente. Si bien gozó de cierto reconocimiento durante los 60, fue rápidamente olvidado para ser consumido únicamente por una minoría inclinada a las rarezas. Hasta que en 1984 se pegó un tiro en su casa de California, a los 49 años de edad.

Hoy las librerías del mundo exhiben sus obras en las vitrinas, escritores como Haruki Murakami y Kiko Amat lo citan constantemente y un joven ha cambiado su nombre en su honor: en 1994 Peter Eastman se pasó a llamar legalmente Trout Fishing in America, como su novela.

El regreso de Brautigan seguramente ayudará a concretar más de algún proyecto en cine. Por lo pronto hay noticias de un documental llamado "Here it is something beautiful" que revisitará la vida y obra de un autor por explorar.

Richard Brautigan (1935-1984) fue un novelista estadounidense que comenzó su carrera leyendo poemas en la calle. De sus más de 10 libros, solo dos han llegado al cine.