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La cineasta que puso los ojos en la tercera edad

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- En "La Once" te enfocaste en la vejez y ahora también. ¿Qué te pasa con esa etapa de la vida?

- Hay distintos tipos de vejez, por eso se pueden hacer varios retratos. Mis personajes tienen cargas disímiles y se están enfrentando a períodos de cambios, por lo tanto resultan cinematográficos. Hay emoción y también humor, fortaleza por lo vivido y debilidad física. Es una etapa llena de temas a representar y trabajar. Yo no le temo a la vejez, pero sí me gustaría ser una vieja con el espíritu de las protagonistas de La Once: una de ellas era mi abuela.

- ¿Qué significan para ti los recuerdos?

- Todo. Los recuerdos son un motor que alimenta el presente y el futuro. Me constituyen. Quiero recordar, tengo ayudas de memoria para tratar de no olvidar momentos, personas, espacios. Lo único que sé es que siempre me va a quedar el recuerdo. Y con "Yo no soy de aquí" nos interesaba representar el recuerdo en el olvido, así partimos, y sabíamos que queríamos un inmigrante que no recordara tan bien su presente. Ese fue nuestro punto de partida y salimos a buscar. Josebe, la protagonista, fue más de lo que esperábamos, es encantadora, fuerte, con una personalidad potente y defiende sus raíces ciegamente. El lugar de origen queda para siempre, sin importar cuánto tiempo se viva en otro lado. Josebe pasó la mayor parte de su vida en Chile, pero lo que recuerda es su pueblo natal. Hay algo con lo que no puede luchar.

- ¿De qué esperas que hablen con el documental "Yo no soy de aquí?

- Del peso de la formación y de los primeros años. De lo que se recuerda para siempre, de qué pasa cuándo se pierde la memoria, y de las formas de vivir la tercera edad. Por eso grabamos en un espacio cerrado, porque creo que la sociedad, la idiosincracia, la política, se revelan en micromundos, a partir de espacios pequeños se puede hablar de un todo. Me gusta contar historias únicas, con personajes que tienen drama y al mismo tiempo viven el cotidiano con humor.

Tras el premio en suiza, el cortometraje "yo no soy de aquí" está en pleno proceso de estreno internacional. Luego hará su estreno en el país.

Uso de licencias médicas

El pago se lo llevan "justos por pecadores", a propósito de situaciones reñidas con la legislación y la fe pública. Esto también es un engaño inaceptable. Debe citarse que el sistema de licencias médicas tiene múltiples críticas, debido a la cantidad de rechazos que se producen, o al corte que tienen, incluso cuando los usuarios no están recuperados.
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La Superintendencia de Seguridad Social se querelló -por el delito de falsedad ideológica- contra seis médicos de Santiago, Puente Alto, Concepción y Rancagua, que entre 2010 y 2015 extendieron en total 145 mil de licencias y que significaron pagar $1.220 millones en subsidios.

Todos ellos ya habían sido sancionados administrativamente argumentando que no existió una prestación de servicios, análisis o evaluación de los enfermos, al extremo que la superintendencia habla derechamente de la "venta de un servicio de reposo". El mismo Colegio Médico ha expresado que no avala la entrega de esa cantidad de licencias, porque es un acto fraudulento.

Pese a que en la gran mayoría de los casos la obtención de la licencia médica es realmente necesaria, en ocasiones se llega a determinaciones injustas, cuando pagan justos por pecadores. Los representantes del sector salud concuerdan en el abuso que se hace del sistema. Por ello, se desarrollan campañas destinadas a informar a la comunidad sobre el riesgo que se corre al participar de estas malas prácticas, convirtiéndose en cómplice de un delito y facilitando la acción orientada a lucrar a través de este fraude. En el fenómeno podría estar jugando un rol decisivo la dificultad que tiene el sector público para ejercer un mayor control.

Ya en la década de los '90 las autoridades comenzaron a plantear su preocupación por el aumento explosivo, llamando a los médicos a no ser tan permisivos en la extensión de licencias. A pesar de ello, el dinero invertido en los subsidios ha experimentado un fuerte crecimiento. Algunas versiones indican que al menos una de cada cuatro licencias que se extienden en el país es fraudulenta, entregada por un médico que sucumbe a la petición del paciente de tener un permiso laboral, por diversas razones, que van desde justificar una inasistencia o salir de viaje, hasta poder asistir a un partido de fútbol.

Obviamente hay aquí un problema grave, incluso de alcances éticos, de existir antecedentes de defraudación al fisco, por lo que es necesario que las autoridades aumenten aún más las fiscalizaciones.