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Exceso de empatía puede impedir la comprensión de los otros

ESTUDIO. El éxito de las relaciones sociales se da por la combinación de poder sentir con los demás y a la vez, poder entender sus intenciones.
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Carolina Collins

Al contrario de lo que se podría pensar, empatizar demasiado con los otros podría ser un impedimento a la hora de comprender a las demás personas. Así lo estableció un estudio realizado por un grupo de sicólogos de Würzburg y Leipzig.

Los psicólogos Anne Bockler, Philipp Kanske, Mathis Trautwein, Franca Parianen-Lesemann y Tania Singer, se propusieron comprobar si la empatía se relaciona con la compresión de los estados mentales de los demás, esto es, entender lo que otros saben, planifican y desean.

En la investigación, cuyas conclusiones fueron publicadas en la revista científica Social Cognitive and Affective Neuroscience, los expertos intentaron explicar esa conexión, que no estaba clara hasta ahora: si las personas que pueden empatizar fácilmente con otros puede, a la vez, entender sus pensamientos y sus intenciones.

"El éxito de la interacción social se basa en nuestra capacidad de sentir con los demás y entender sus pensamientos e intenciones", explicó Anne Böckler.

Asimismo, quisieron ver si las conexiones neuronales a cargo de ambas funciones -empatía y comprensión- estaban relacionadas.

El estudio, liderado por Tania Singer, fue realizado con 200 personas. A través de la investigación los expertos concluyeron que las habilidades sociales se basan en distintos talentos que funcionan de manera independiente entre ellas.

Pese a esto, a través de las pruebas que realizaron observaron que las redes neurológicas que permiten la empatía y la compresión interactúan entre sí.

Así, observaron que en momentos altamente emocionales, como por ejemplo cuando alguien habla de la muerte de una persona cercana, se activa una parte del cerebro relacionada con la empatía, lo que puede perjudicar la parte cognitiva inhibiéndola y haciendo que el exceso de empatía pueda dañar la comprensión social.

Las pruebas

Para llegar a esas conclusiones, los investigadores hicieron que los participantes observaran una serie de videos en los que el narrador era más o menos emocional.

Después tuvieron que informar cómo se sentían y qué tanta compasión sintieron por la persona del video.

Luego respondieron una serie de preguntas respecto al registro audiovisual, como por ejemplo, cómo creían que se sentía, que creían que sabía y qué pretendía, la persona que narraba.

Así pudieron identificar a aquéllos participantes que tenían un nivel alto de empatía y lo compararon con la proporción de personas que habían tenido buenos o malos resultados en la parte de la prueba que implicaba que implicaba habilidades cognitivas.

Además utilizaron una resonancia magnética funcional para observar qué partes del cerebro se activan en las distintas funciones.

Así fue que concluyeron que el exceso de empatía puede perjudicar nuestra habilidad de entender las intenciones y deseos de los otros.

Los científicos señalaron que el descubrimiento no sólo es importante para la neurociencia, sino que además permite concluir que las habilidades sociales relacionadas a la empatía y a la compresión de las personas debieran enseñarse como dos cosas por separado, y no como una sola.

El futuro de la investigación

Los científicos de Würzburg y Leipzig señalaron que el descubrimiento es importante para la neurociencia, pero que además es un punto de partida en relación a estos estudios. El equipo de sicólogos actualmente se encuentra trabajando en dar como una fórmula para entrenar específicamente diferentes habilidades sociales, que enseñe habilidades como empatizar por los otros con talentos como el comprender los estados mentales de otras personas.

Estudio vincula el estilo de vida con la composición de la flora intestinal

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Un nuevo estudio publicado por la revista Science vinculó el estilo de vida, así como la dieta y el estado de salud, a la composición de la flora intestinal. Se trata de una de las mayores investigaciones sobre el conjunto de bacterias que viven en el intestino.

Los investigadores del Proyecto Flamenco de la Flora Intestinal, llevado a cabo en Flandes (Bélgica), identificaron hasta 69 factores asociados con la composición y diversidad de la flora intestinal, la mayoría de ellos relacionados con la salud, la dieta, la medicación, el género, la edad y el estilo de vida.

"Nuestra investigación nos ha dado una enorme cantidad de nuevos datos sobre la composición microbiótica de la gente. Analizar la flora intestinal más habitual resulta esencial para desarrollar diagnósticos y medicamentos en base a las bacterias del intestino", indicó Jeron Raes, fundador del proyecto.

En cuanto a la dieta, el elemento más decisivo para determinar la composición de la flora intestinal fue el consumo de fibra, aunque también se halló una relación entre un grupo de bacterias y el consumo de chocolate sin leche, así como otro con el consumo de cerveza.

Los antibióticos y laxantes, así como los medicamentos contra la fiebre y las hormonas anticonceptivas o para aliviar los síntomas de la menopausia también determinaron la composición de la flora intestinal.

Según Raes, fue una sorpresa ver que cuestiones como la técnica usada por los doctores para asistir a las madres en el parto o el hecho de si el niño había tomado o no leche materna no tenían influencia en la composición de la flora.

"Estos resultados son esenciales para el estudio de enfermedades. El Parkinson, por ejemplo, se asocia típicamente a mayor tiempo de tráfico intestinal, lo que a su vez impacta con la composición microbiótica. Este y otros estudios pueden ayudar a los científicos en la investigación para futuras terapias", concluyó Raes.

Factores que inciden en la flora

La dieta

el elemento más importante para determinar la composición de la flora intestinal es el consumo de fibra, así como el de chocolate y el de cerveza.

Medicación

Otro aspecto es el consumo de medicamentos como antibióticos y laxantes, así como remedios antipiréticos y las hormonas anticonceptivas.

¿Qué haces cuando estás enfermo?

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Probablemente, oiremos diferentes respuestas si les hacemos esa pregunta a amigos, parientes y desconocidos, pero es interesante saber que un estudio presentado por la Universidad Baylor, en Texas, llegó a la conclusión de que la oración puede ser una de las formas de tratamiento más utilizadas entre los estadounidenses, pues un 90% de ellos ora para obtener curación.

Jeff Levin, autor del estudio y profesor de esa universidad, dice que, además de creer en Dios, la oración sanadora puede ser la práctica más preponderante como primer tipo de atención médica.

El tema es tan importante en el ámbito de la salud, que CNN publicó un artículo sobre eso y entrevistó a un pastor.

Al hablar de la población de los EUA, es importante notar que casi un 20% son hispanos y latinos.

En los 18 años que hace que vivo en los EUA, he visto y oído varias curaciones que se lograron solamente por la oración entre la población estadounidense, que incluye hispanos y latinos. Por ejemplo, un joven chileno que conozco, pues estudió en este país, se fracturó un brazo cuando tenía 6 años. Aunque le pusieron yeso y una valva plástica, su curación fue mucho más rápida que lo esperado, y pudo mover los brazos normalmente en 2 semanas, algo inesperado para los que lo habían atendido. Incluso llegó a practicar gimnasia artística en su adolescencia, sosteniendo su cuerpo con ambos brazos, sin ningún problema.

Una curación también por medio de la oración fue lo que experimentó Charys Torres, de México, que vive en Denver, Colorado. Charys se liberó de la depresión y sanó de muchos dolores en el pie y en la pierna derecha. Aprender que el Creador divino la ama y está siempre presente, además de percibir ideas sobre la metafísica cristiana, trajo un cambio completo en su manera de pensar y ver la vida. Pudo experimentar la alegría y la energía que antes no conocía.

La oración que sana consiste en escuchar al Principio divino de la armonía, que gobierna a todo y a todos, y sin duda y sin temor, encontrar nuestra tranquilidad en él, con la certeza de que la salud, la paz y la alegría ya forman parte de nuestro ser espiritual.

A medida que purificamos nuestro pensamiento, admitiendo solamente el bien y la salud como expresiones naturales de la Vida, nuestro cuerpo y nuestra relación con los demás pueden cambiar para mejor, y así podemos vivir con más salud mental, física y emocional.

Leide Lessa