El jetpack prepara su despegue para este año, pero lejos del sueño que tenía su creador
Hace 35 años, Glenn Martin estaba sentado en un bar con sus compañeros de universidad cuando se preguntaron qué había sido de los autos voladores y los jetpacks, o mochilas voladoras.
Al día siguiente, el neozelandés empezó a buscar respuestas en la biblioteca, iniciando una misión de toda una vida para construir un jetpack. Pero ahora, y con la empresa que fundó aparentemente al borde de la victoria, Martin teme que su sueño se esté desvaneciendo.
Martin Aircraft Co. espera estrenar sus primeros modelos experimentales este año, pero el jetpack se está diseñando para equipos de emergencia como bomberos, un resultado que queda lejos de la visión de Martin de un sistema propulsado con el que cualquiera podría volar.
Ahora, el inventor abandonó la empresa que fundó y pidió que se retire su nombre.
"Todos sabemos para qué es un jetpack", comentó con una sonrisa en su casa de Christchurch. "Con un jetpack, se salva el mundo y se consigue a la chica, ¿cierto?".
A menudo, así es como han aparecido estos dispositivos en libros y películas. Han formado parte de la visión utópica del futuro desde el siglo pasado.
Sin embargo, estos artefactos tienen una historia complicada. El cinturón cohete Bell Aerospace, desarrollado en los 60, demostró que eran posibles. Pero no podía cargar mucho peso y solo se mantenía en el aire algo menos de 30 segundos. Era un espectáculo, nada más.
A mediados de los 90, tres hombres de Houston intentaron construir uno. En cambio, lo que hicieron fue un desastre. Se quedaron sin dinero y su aventura terminó con un asesinato sin resolver, un secuestro, un hombre en la cárcel y un dispositivo desaparecido.
Peter Coker, director ejecutivo de Martin Aircraft, cree que el mejor plan de negocio es fabricar jetpacks para personal de emergencias, y después para otros clientes corporativos. Cuando haya una cadena de suministro establecida, señala, la empresa puede dirigir su atención en el modelo personal.
"Ahora somos una empresa de aviación. Tienes que tener ese plan comercial", dijo Cocker.
Martin indicó que al buscar fondos para su firma, empezó a perder el control. Con el financiamiento llegaron inversionistas, fondos de capital riesgo y planes de salir a bolsa.
Desilusionado con la dirección que tomaba la empresa, Martin dimitió como director en junio. Aún posee una participación del 10%.
En cuanto al dispositivo en sí, puede que parezca voluminoso, pero Martin afirma que eso no se nota cuando está en el aire, una experiencia que compara con cumplir sus sueños infantiles.
"Todo el jetpack queda a la espalda, no se ve", dijo. "Todo lo que uno ve son sus manos. Es como si una mano mágica lo hubiera elevado, y vuela".