La marca que dejó el aluvión de hace casi justo un año permanece indeleble en el alma de todos quienes residen en Alto del Carmen, Copiapó, Tierra Amarilla, Diego de Almagro y Chañaral. Una de esas instancias de reflexión se desarrolló justamente ayer en la Corte de Apelaciones de Copiapó, donde el Poder Judicial desarrolló una ceremonia para conmemorar estos aciagos días, pero con una mirada de optimismo y para destacar el esfuerzo que pusieron los funcionarios judiciales para ir en ayuda de sus compañeros. Y es necesario que instancias como estas se repitan, puesto que no solo dolor y destrucción dejó la catástrofe del 25 de marzo, sino que también permitió sacar lo mejor de cada uno de quienes residen en estas ciudades. Hace un año los atacameños también demostraron solidaridad, compañerismo, entereza, temple y sobre todo resiliencia. El presidente de la Corte Suprema, Hugo Domestch visitó ayer Copiapó -en su primera salida a regiones- para estar con los funcionarios judiciales en este acto. Una demostración que, desde la máxima jerarquía del tercer poder del Estado, se está con quienes sufrieron y también con quienes con acciones casi heroicas fueron en ayuda de sus compañeros. En tiempos en que se revive una instancia de sufrimiento y al mismo tiempo de esperanza es importante que este tipo de gestos se repitan en otras instituciones, no solo estatales, sino que también las del sector privado, puesto que si bien no hay nada para celebrar, sí hay mucho por lo cual reflexionar. Es la hora de los balances, de identificar los puntos en los que se ha avanzado y acerca de aquello en lo que falta mejorar. Esto, sin duda, debe darse en todos los ámbitos y todas las entidades, como un sano y necesario ejercicio de análisis interno. Reconocer a quienes sufrieron y a quienes arriesgaron su integridad por aquellos que estaban en peores condiciones, es solo una parte de aquello que debemos resaltar en estos días, puesto que así como hubo decenas de historias individuales de quienes tuvieron pérdidas personales, materiales e incluso emocionales el 25 de marzo, también hay otras decenas de historias que dan cuenta de cómo, con entereza y decisión, muchas otras personas dieron todo por sus semejantes.