Internet de las Cosas
En la medida que avanza, 2016 nos deja ver que definitivamente se convertirá en el año del Internet de las Cosas, conjunto de tecnologías que permiten hacer "conversar" e intercambiar datos a diversos aparatos electrónicos.
Desde su llegada, este concepto ha sido asociado principalmente a soluciones para la vida hogareña. Sin embargo, el aspecto laboral también puede verse largamente beneficiado con el Internet de las Cosas, más aun, cuando el 43% de las organizaciones ha decidido que implementará este concepto durante 2016. De hecho, en algunas industrias específicas esa cifra supera el 50%.
En este sentido, la impresión está a la vanguardia, registrando una transformación inédita de la mano de este nuevo concepto, logrando simplificar cada vez más los procesos, además de ahorrar tiempo y dinero a las organizaciones.
Actualmente, es posible encontrar impresoras cada vez más inteligentes, capaces de "conversar" entre ellas y gestionar la impresión de documentos a distancia.
Uno de los fenómenos más relacionados con esta nueva tendencia es el desarrollo de software, con el que ha sido posible estructurar grandes volúmenes de información, y definir de manera remota qué contenidos siguen siendo digitales o cuáles se traspasan al papel.
Esta revolución recién está comenzando, y su gran objetivo es cambiar para siempre la forma en que administramos información, imprimimos y a largo plazo, generamos relato para las futuras generaciones.
Guillermo Morales
Brasil en la mira
Señor Director
La corrupción es un mal que cuando penetra en una sociedad es muy difícil de erradicar y ella entra cuándo las personas pierden la vergüenza, las sociedades actúan fuera de la moral y los instrumentos del Estado se flexibilizan a tal rango que pasan a ser porosos o indolentes.
Pareciera que eso es lo que nos está pasando en Latinoamérica. Todos aquellos gobiernos autodenominados progresistas o socialistas del siglo XXI, se encuentran atrapados en las redes de la corrupción y manejando un discurso relativista y permanente, en que el denominador común es la culpa del otro, entiéndase la oposición, el imperio, los antipatriotas, los capitalistas, la oligarquía, etc. y con ello es poco lo que se soluciona. La justicia en muchos casos no actúa, actúa selectivamente o es obstaculizada en su actuar como en el caso de Brasil, en que el ex Presidente Lula, del partido de los trabajadores, se encuentra atrapado en problemas de corrupción y su sucesora y "delfín" lo ha blindado ante la justicia al ofrecerle un cargo de Ministro de Estado, lo que aparece como una burla, una vergüenza y una falta de entereza del ex Presidente.
Lo anterior, que es sólo una descripción de lo que sucede, se agrava cuando estos mismos líderes han desarrollado un discurso moral, mesiánico, desde lo alto del Olimpo, autocomplaciente y agresivo, sin un atisbo de asumir su responsabilidad y destruyendo gravemente la confianza en la política por un enriquecimiento compulsivo e inmoral.
Brasil es el ejemplo: millones de personas en la calle pidiendo justicia y la Presidenta actúa en contra de esa solicitud popular blindando al principal acusado, el otrora líder de los trabajadores. Definitivamente, Sr. Director, la ambición ha roto las condiciones básicas del contrato social y los responsables no se han dado cuenta; hay que avisarles.
Jorge Sanz Jofré, académico Universidad del Desarrollo
Democracia
Lo normal en una democracia presidencial estable es que los presidentes terminen sus periodos salvo que renuncien por razones personales, enfermedad o muerte.
La representatividad democrática se basa en la importancia de los partidos políticos cual es refinar y articular los intereses de la ciudadanía para transformarlos en programas y realizaciones. Por ello, todos los esfuerzos deben tender a fortalecerlos.
Todo tipo de referéndum y plebiscitos, además de onerosos para el Estado, contribuyen a debilitar aún más a los partidos y los que están destinados a remover a un presidente llevan la sospecha de que están "institucionalizando" un golpe de estado de carácter político.
Por el momento, en la región solo lo tienen a nivel nacional Venezuela, Ecuador y Bolivia. Al final el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Jaime García Covarrubias, doctor en Ciencia Política y Sociología
ME-O
Me Entristece lo Ocurrido.
Javiera Aburto H