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La consolidación de las tecnologías

Chile es uno de los países con mayor penetración de telefonía e internet y los cambios sociales que ello provoca son inmensos. La irrupción de la tecnología en la vida diaria ha llegado para facilitarnos la existencia, con televisores inteligentes, teléfonos inteligentes y computadores de la más amplia gama.
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Un estudio de GfK Adimark y Entel ha revelado que la mayoría de los chilenos considera a su smartphone como una prioridad y que hay una verdadera adicción al celular. Un 64% de los encuestados admite que el smartphone es su artículo tecnológico más importante, por sobre su computador o televisor. El 69% lo utiliza cuando va al baño, y un 42% lo hace mientras come. El 37% lo hace en reuniones y un 39% reconoce que lo usa incluso mientras está en una misa o un funeral.

La irrupción de la tecnología en la vida diaria ha llegado para facilitarnos la existencia, con televisores inteligentes, inteligentes y computadores. La telefonía celular ha evolucionado de manera increíble, y sus equipos ya no sólo responden a la necesidad elemental de comunicación -de llamar por teléfono-, sino que tienen integrados muchas otras aplicaciones que permiten grabar, sacar fotografías y conectarse a las redes sociales.

Esto no sólo nos posiciona como uno de los países más conectados de Latinoamérica y con mayor número de celulares por persona o grupo familiar, sino que ha derivado en que hoy sean cada vez más los niños que tienen un teléfono móvil a muy temprana edad, con lo bueno y malo que eso tiene. Porque los padres no coinciden en los límites, horarios o momentos en que se deben ocupar; los colegios no han normado su uso, los profesores no saben muy bien qué hacer y la sociedad cae en la imitación de conductas.

Los especialistas coinciden que el buen uso facilita el aprendizaje, pero la mayoría de los niños no lo usan precisamente para estudiar, y tienden a enviciarse con él, restándole horas a la familia y al juego con sus pares, lo que trae aparejado el riesgo de la obesidad infantil -por la escasa actividad física-, y otro efecto secundario que es menos visible, pero que puede ser aún más riesgoso, como es la incapacidad de relacionarse socialmente con sus pares, producto de la excesiva dependencia de las pantallas.

La tecnología debe ser una ayuda para mejorar nuestra calidad de vida, pero no debe transformarnos en esclavos de ella. Bien vale la pena reflexionar sobre el tema.