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Los relojes inteligentes no mejoran la salud, según estudio

APLICACIONES. Tres universidades británicas cuestionan la precisión de los datos que entregan los dispositivos para medir los niveles del organismo.
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Pamela De Vicenzi

El lanzamiento al mercado de los dispositivos denominados "vestibles" y de las aplicaciones que miden la actividad física fue un gran boom tecnológico en los últimos dos años. Sin embargo, hay especialistas que afirman que estos avances no necesariamente pueden mejorar la salud.

Un estudio realizado por las universidades británicas de Lancaster, Oeste de Inglaterra y Nottingham Trent asegura que estos aparatos no siempre son fiables ni podrían otorgar con seguridad los datos que prometen.

Los hallazgos fueron publicados esta semana en la revista PLOS Medicine.

Los "vestibles"

El mercado de dispositivos de este tipo, como los relojes inteligentes y pulseras de fitness, está en constante crecimiento. Son capaces de medir la frecuencia cardíaca, la cantidad de pasos y kilómetros que la persona corre, la temperatura e incluso si el usuario goza de un bienestar mental.

Pese a lo anterior, los especialistas británicos llamaron a la cautela debido al entusiasmo de los fanáticos de la tecnología por las bondades que pueden ofrecer estos aparatos.

"Los dispositivos se comercializan bajo la premisa de que van a ayudar a mejorar el estado general de la salud y la condición física, pero la mayoría de los fabricantes no proporcionan evidencia empírica para apoyar la eficacia de sus productos", señalaron los autores.

Según el estudio, alrededor de un tercio de los usuarios dejan de usar estos dispositivos después de seis meses y medio hasta un año. Los autores consideraron que hay poca evidencia científica sobre la eficacia de los "vestibles" en cuanto a cómo mejorar la salud.

Falta de exactitud

Si bien los científicos británicos reconocieron que en ocasiones estos aparatos pueden ayudar a las personas que padecen enfermedades que requieren un monitoreo constante, es necesario contar con elementos que realicen mediciones con exactitud y que no necesariamente son parte de las nuevas tecnologías.

"Para las condiciones crónicas, los vestibles fácilmente podrían proporcionar datos longitudinales detallados que monitoreen el progreso de los pacientes sin la necesidad de involucrar las alternativas más sofisticadas, incómodas y costosas", sostuvo David Ellis, uno de los autores del estudio.

El especialista agregó que estos dispositivos podrían identificar, por ejemplo, los síntomas severos de una depresión, "basado en la cantidad de conversaciones sobre la actividad física y la duración del sueño utilizando una pulsera y la aplicación de un teléfono inteligente".

Aunque el uso de podómetros está vinculado a un aumento en la actividad física y una disminución en la presión arterial, los investigadores advirtieron que no hay evidencias de un cambio a largo plazo.

"La fiabilidad y validez de los dispositivos portátiles también es preocupante. Las comparaciones recientes entre diversos elementos vestibles para el seguimiento de la actividad física mostraron grandes variaciones en la exactitud entre diferentes dispositivos, con márgenes de error de hasta 25%", detallaron los autores.

Finalmente, el equipo de investigación recalcó que los dispositivos tienen que ser validados y estandarizados de acuerdo a parámetros científicos para asegurar que esta tecnología portátil cumpla con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.

Los vestibles y los datos de seguridad

Los investigadores británicos no solo hicieron recomendaciones a partir de indicaciones médicas, sino también relacionadas con la seguridad de los dispositivos "vestibles". El estudio indicó que los datos personales generados por el dispositivo pueden ser recogidas y almacenadas por el fabricante. Mientras, las huellas digitales indican la ubicación y la hora en que los usuarios utilizan estos aparatos, además de dar cuenta de la identidad de las personas, lo que puede conducir a delitos.

Luz contra soberbia

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Varios medios publicaron recientemente una lista de los futbolistas supuestamente "más soberbios" de las ligas europeas. Todos forman parte de la élite mundial. No me extraña que así sea, pues la soberbia es un mal usualmente relacionado con la fama y el poder, aunque no exclusivamente.

Hace algunas semanas, otros medios y redes también se hicieron eco del lanzamiento de un artefacto explosivo, supuestamente de hidrógeno. Tal demostración de fuerza, que viola acuerdos internacionales, es igualmente una manifestación de soberbia.

Vivimos en un mundo que coquetea constantemente con la soberbia, aunque, para ser justos, muchísimos famosos y poderosos no tienen nada que ver con ese mal. La soberbia y la ira son conceptos diferentes, aunque mantienen una tórrida relación. La ira es una emoción momentánea, enérgica y dañina que, por lo general, dura poco tiempo. La soberbia, en cambio, es un sentimiento de autovaloración que puede permanecer la vida entera. Impulsa la creencia de que somos superiores a los demás, que estamos por encima del bien y del mal y de que tenemos derecho a controlarlo todo. Algunos seres soberbios son también, con frecuencia, dominados por la ira.

Sin embargo, no solo las grandes personalidades son propensas a padecer este sentimiento. Como toda expresión humana, acecha en nuestro entorno, en el trabajo, entre las amistades, e incluso en la familia. Por esa razón, estamos obligados a conocer sus particularidades y estar atentos a cómo actúan quienes la padecen, para no ser víctimas de sus insanos propósitos.

Un ser humano arrogante o soberbio manifiesta el deseo permanente de ser alabado. No admite reproches, tiende a sobredimensionar sus logros, descarta o minimiza el éxito de los demás, pretende ser el centro de atención y pronunciar siempre la última palabra. No admite críticas, se enoja con frecuencia y jamás se siente en condiciones de pedir perdón. El mejor antídoto contra la soberbia es la inteligencia.

Cuentan que el altanero Alejandro Magno mantuvo una entrevista con Diógenes el Cínico, un famoso filósofo de la época. Alejandro, queriendo demostrar su poder, le preguntó: "Diógenes, ¿de qué modo puedo servirte?". El Cínico replicó: "Puede apartarse de mi camino, para no quitarme la luz". Alejandro Magno se quedó perplejo ante la profunda e irreverente respuesta del filósofo. Después expresó: "Si no fuera Alejandro, querría ser Diógenes el Cínico".

Ismael Cala

Médicos recomiendan disminuir la fructosa durante el embarazo

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Un estudio presentado ante la Sociedad para la Medicina Materno-Fetal advierte que el alto consumo de fructosa durante el embarazo puede tener consecuencias negativas para el bebé.

Según la investigación, realizada por el Centro Médico de la Universidad de Texas (EE.UU.), este compuesto dulce puede modificar el fenotipo del síndrome metabólico en el niño, lo que puede desencadenar enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, resistencia a la insulina y obesidad.

Para indagar en estos efectos, los investigadores alimentaron a un grupo de ratones hembra embarazadas con una solución de fructosa y agua, en un periodo que comprendió desde el primer día de gestación hasta el alumbramiento.

Luego, los pequeños roedores tuvieron una dieta regular y fueron evaluados después de un año de vida. Los científicos analizaron el tejido adiposo visceral y la grasa del hígado mediante tomografía computarizada, además de monitorear la presión arterial. También se realizaron mediciones de la glucosa, insulina, triglicéridos, colesterol total, leptina y adiponectina. Los dos últimos tienen relación con las células grasas o adipocitos.

A través de estos análisis, se concluyó que la fructosa influye en el alza de los niveles antes mencionados, sin distinción de género.

"Aunque este estudio se realizó en un modelo de ratón, este es un indicador importante del efecto que tiene la dieta de la madre durante el embarazo sobre la salud de sus hijos en el futuro", señaló Antonio Saad, autor principal del estudio. "A través de este estudio, se sabe que el alto consumo de fructosa durante el embarazo pone en riesgo al niño en el futuro ante una variedad de condiciones de salud, incluyendo la obesidad y las complicaciones que causa".

Los médicos de Texas recomendaron disminuir la ingesta de alimentos con fructosa para evitar estas consecuencias en el bebé.

Los riesgos de la fructosa

Enfermedades

El estudio de Texas concluyó que el alto consumo de fructosa en el embarazo conduciría al bebé a padecer enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

Recomendaciones

Los autores del estudio aconsejaron disminuir la ingesta de los alimentos que contienen este compuesto, en especial las frutas muy dulces.