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Las fiestas de fin de año en la antigua copiapó

NAVIDAD Y AÑO NUEVO. Tarjeteros en motonetas, tiendas que hicieron historia y saludos en persona son parte de los recuerdos.
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Eduardo Bown

En esta fecha de placenteras ilusiones y renovadas esperanzas en que la fe, el amor, la esperanza y la ilusión renace plena de nuevos bríos, nada mejor para mí que saludar a usted amigo mío y familia.

Así decía una tarjeta enviada a mi padre por allá por los años sesenta y tanto por don Hugo Miranda, un destacado político, senador por Atacama, militante del Partido Radical, junto con otras que llegaban de Inés Henrique, Orlando Poblete, también político de renombre del Partido Radical, colectividad política donde mi padre militaba y había sido alcalde de Andacollo.

Siempre recuerdo estos gestos de personas que se daban el tiempo de saludar a sus amigos, claro eran otros tiempos, ahora es distinto un mensaje de WhatsApp, un correo o simplemente un llamado telefónico basta.

También mi Copiapó querido era distinto en esa época, primero nuestros padres nos compraban la ropa nueva, para lo cual la compraban o la fiaban a los distintos vendedores que visitaban los hogares copiapinos, que cobraban semanalmente los famosos tarjeteros que cobraban en motoneta, que cuando escuchábamos el motor corríamos a dar aviso a nuestras mamitas, ya sea para pagar o dar la correspondiente excusa.

También habían créditos en Casa Pollak, Todo Barato, Jorge Garnica, Las Novedades, Kisiluk, La Europea, etc.

Los juguetes y otros artículos para la casa se compraban en Casa Jorge Ríos Espejo, Casa del Regalo de Oscar Latorre, Casa Lingua, línea blanca, La Porteña, Zapaterías Imperial, La Moderna, Albassini, Bata, Gino, Tropezón, Ridulfo, Sademi, Jorge, La Universal, Casa García, El Herrerito, La Paloma, Sastrería Blazon, Casa Alonso, La Favorita, Kunno, Raúl Villegas, Jorge Vargas, Deportes Ledesma, Bazar Londres, Librería El Peneca, Librería Mérlez, Bodega Chamonate, Noel, Saltori, Elías Chocair, Oscar Alfaro.

En botillerías destacaban la llamada Nicolás, donde se vendían las grandes oferta para el bebestible, una damajuana de vino, dos tarros de duraznos, una botella de agua ardiente, para hacer cola de mono y dos tarros de leche entre otras. Por una módica suma de dinero, hacían la compra muy económica para los compradores.

También Botillería Farah, Botillería Las Tres B, estaban además la Bodega Barrionuevo, Mercado Municipal, Bodega Hornito, Sademi, Deca y otras que ya no recuerdo.

Con el paso del tiempo Copiapó ha cambiado, hoy convertida en una verdadera ciudad, con los adelantos de la gran metrópolis, pero con el mismo espíritu y los mismos deseos de siempre.