Aumentan los campamentos en la región de Atacama
ESTUDIO. La organización TECHO actualizó su catastro y arrojó un total de 40 asentamientos, cuatro más que el anterior balance. En total más de dos mil personas viven en campamentos.
D e blue jeans, zapatillas y polera se divisa a la directora de TECHO Atacama, Katherine Campos. De agenda apretaba y siempre en terreno la profesional realizó el balance 2015 de la institución, marcada por la catástrofe, y se mostró preocupada por el aumento de los campamentos de la región que llegan a los 40.
Directora, ¿actualizaron el catastro de campamentos, qué novedad tienen la zona?
-Este año actualizamos dos veces el catastro de campamentos y en la segunda oportunidad identificamos cuatro campamentos más de los que teníamos en el anterior con 36 asentamientos lo que significa que hoy día estaríamos con 40 campamentos en la región de Atacama y lamentablemente con una cifra que supera las dos mil familias.
¿Cómo ves esta realidad?
-Hay algo que está pasando en la región de Atacama y en las otras regiones de Chile que sigue incrementando este fenómeno.
Dado la situación económica actual y el proceso de reconstrucción, ¿crees que puedan aumentar los campamentos?
-Siempre esperamos que no y tratamos de ser positivos y creemos que en algún minuto se va ir deteniendo este proceso de los campamentos. Efectivamente el contexto si no nacen nuevos campamentos por lo menos podría significar un aumento en los campamentos que ya existen.
¿Cuáles son las características de las personas que viven hoy en campamentos?
-Las familias que viven en campamentos son familias que trabajan bastante pero a los trabajos que pueden acceder son con sueldos bastantes limitados lo que no les permite optar a una vivienda en el mercado formal y les dificulta bastante la posibilidad de ahorro.
Balance
¿Cuál es el balance que hacen como TECHO del 2015?
-Como TECHO Chile nos tocó enfrentar en el primer semestre el proceso de emergencia lo que significó que nuestra intervención permanente quedó pausada hasta mas o menos el mes de agosto porque estuvimos dedicado a la construcción de viviendas de emergencia lo que significó que tanto la fuerza profesional como la fuerza voluntaria estuvo destinada a eso. Posteriormente comenzamos a retomar el trabajo permanente en los campamentos lo que igual costó un poco porque tuvimos una baja en la cantidad de voluntarios luego del aluvión tanto por la carga académica como algunos voluntarios que estuvieron trabajando mucho durante la emergencia y a la vez también tuvimos algunas comunidades que resultaron quebradas luego del aluvión con recambios de dirigentes, comunidades que no se habían reunido en mucho tiempo donde se tuvo que retomar todo ese trabajo con bastante lentitud, pero a pesar de esto vimos que logramos sacar cosas en limpio.
¿Qué cosas se lograron?
-Logramos desarrollar los talleres de aprendizaje popular que son talleres de formación en oficio con las familias de campamentos y eso es bastante positivo porque no solamente es el taller en si mismo sino que todo el proceso de postulación que es un aprendizaje para las familias; lo mismo con otros trabajos que hacemos para fortalecer la organización comunitaria, talleres en el área educacional y todas esas cosas las pudimos desarrollar. A pesar de que tuvimos pocos meses de intervención estamos bastantes satisfechos con haber podido levantar esta intervención.
¿Cuál es el porcentaje de voluntarios que se fueron?
-La verdad que tuvimos en porcentaje cerca del 30% de nuestros voluntarios permanentes se bajó luego de la emergencia. Tuvimos que hacer una campaña de captación bastante fuerte en el segundo semestre para poder retomar el trabajo que hacemos. El proceso de captación de voluntario es en marzo el mes más fuerte y se vio interrumpida porque los aluviones fueron el 25 de marzo y la verdad que ni siquiera pudimos iniciar el proceso de captación.
¿A nivel estructural cuál fue el costo de la catástrofe?
-Para nosotros la verdad significó un costo extra por todo lo que fue la movilización de voluntarios, la mantención de estos y hay que recordar que las viviendas de emergencia fueron pagadas por el Gobierno a través de la Onemi, pero todo lo que fue el movimiento para construirlas fue costeado por la fundación. Para esto se hizo una campaña exclusivamente para reunir estos fondos y gracias a esto se pudo tener la intervención cerca de cuatro a cinco meses lo que nos permitió contratar también refuerzos profesional local para abordar esto de la emergencia y también poder movilizar a los voluntarios y mantenerlos.
¿Cómo está Atacama nivel de socios y el voluntariado?
-Atacama tiene alrededor de 200 socios de manera constante que son los socios que nos donan permanentemente al TECHO lo que no es malo si lo comparamos con otras regiones, pero claramente estamos buscando más. En cuanto al tema del voluntariado, nosotros no somos la única institución que trabaja con voluntarios y es bastante difícil captar en Atacama. Siempre hemos tenido cifras menores a los 90 voluntarios y nos cuesta superar esta cifra sobre todo en los universitarios. También hemos ido cambiando y presentando la visión del TECHO porque por mucho tiempo la visión fue que solamente construíamos mediasaguas y no solamente es eso lo que hacemos.
¿Cuáles son las proyecciones que tienen para el 2016?
-Estamos con la esperanza puesta en este 2016 tanto por los trabajos de verano que se vienen en poder sumar más personas así como la campaña de captación que realizaremos en marzo. También esperamos tener un año bastante más normal de lo que fue el 2015.
36 campamentos tenía la región de Atacama en la primera medición de TECHO de este año. Durante el 2015 la cifra aumentó en cuatro asentamientos.
30 por ciento de los voluntarios de TECHO se fueron luego de la catástrofe del 25 de marzo. Hoy la institución necesita nuevos voluntarios para ayudar en temáticas como los campamentos.