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Indolencia ante el que sufre

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En la comuna de Alto Hospicio un hombre fue asesinado después de intentar tomar agua de un grifo; en Valparaíso un adulto mayor falleció a las afueras del Ejército de Salvación; en Santiago, un hombre sin nombre fue hallado muerto en el baño del Hospital Barros Luco; y en la Plaza de Armas de la capital, gente de calle se bañó en la pileta, provocando malestar entre los transeúntes. A lo que se suma Concepción, con el desalojo de personas que ocupaban el odeón de la Plaza Independencia; San Fernando y Arica, ambas ciudades con casos similares en la plazoleta Manuel Rodríguez y el Parque Baquedano, respectivamente. ¿Falta de empatía, indolencia, insensibilidad colectiva?

Si bien es cierto que urge contar con una política pública dirigida a restablecer los derechos de las personas de calle y darles una oportunidad de inclusión social, también es imperativo modificar la postura generalizada de hoy que evidencia una falta de respeto hacia la dignidad de otros, que por diversos quiebres en su historia han optado por la calle.

El Segundo Catastro Nacional de Calle del 2011 indica que en la región hay 272 personas que viven en calle, cifra que probablemente ha aumentado en estos años, por lo que apura una nueva medición.

Nuestros desafíos como sociedad son grandes. Además de evidenciar y denunciar las injusticias que se cometen contra ellos, debemos ser capaces de incluirlos socialmente con acciones concretas que respeten sus derechos y dignidad.


Protocolo de París

Llama la atención esa vacua compulsión protocolar que motiva a los líderes del planeta, incluida nuestra Presidenta, a asomarse por algunas horas en una cumbre que dura 11 días, proclamar un discurso de buenas intenciones, no escuchar las buenas intenciones de otros líderes y abandonar la cita de trabajo para preocuparse de otros temas más importantes en el corto plazo, el de su mandato. Tal comportamiento es común y aplicable a todos los Jefes de Estado: palabras de buena cuna, salpicada con algunos datos interesantes provistos por equipos asesores competentes y disposición potencial a firmar el protocolo de acuerdo, con la mente probablemente puesta en cientos de otros temas más urgentes con los que tienen que lidiar en sus propios países. Así fue como las metas establecidas en aquel Protocolo de Kyoto estuvieron muy lejos de ser cumplidas.

Debido a la carencia de un convencimiento político genuino orientado a poner freno a las múltiples causas que generan la acumulación de los gases cuestionados, es muy probable que las partículas terroristas de dióxido de carbono, de metano, de óxido nitroso, de hexafluoruros de azufre, de hidrofluorocarbonos o de clorofluorocarbonos, se sigan multiplicando en centros industriales de occidente y oriente, en el hemisferio norte y en el austral. A diferencia de los terroristas comunes, estos compuestos no transan, ni responden a ideologías o religiones intrínsecamente perversas. Sólo actúan de acuerdo a su naturaleza.


La "s" y la "d"

El español o castellano (los dos valen), poco a poco está siendo reemplazado por chilenismos, que poco tienen de cultos.Además, cada vez nos estamos "comiendo" algunas letras y en consecuencia disminuyendo nuestro vocabulario.Los casos más notorios, son los relacionados con las letras "s y d".

La "s" al final de palabras que las llevan, prácticamente no la pronunciamos, lo que significa que estamos eliminando los plurales.

En cuanto a la letra "d", la usamos bien al principio de las palabras, pero cuando está cerca del final, nos complicamos o mejor dicho, para no complicarnos simplemente no la pronunciamos.

Alguno de los tantos casos: gastá por gastada, pesao por pesado, perdía por perdida etc.

Hay muchos otros casos que serían muy largo de enumerar.

Lo peor de todo, es que nos hemos acostumbrados tanto a omitir letras en nuestras conversaciones, que cuando alguien osa hacerlo correctamente, nos parece cursi, amanerado y raro.

Durante las últimas semanas y en diferentes zonas del país, se han producido dramáticos hechos que involucran a personas en situación de calle y que dejan al descubierto la falta de preocupación que como sociedad tenemos por esta dramática realidad.

Carol Calderón, jefa social Provincial del Hogar de Cristo Sede Atacama

La cita mundial que pretende establecer en la Ciudad Luz nuevos límites, para enfrentar como raza humana los efectos nocivos de la acumulación excesiva de gases de efecto invernadero desde mediados del S. XIX en adelante, es muy probable que se transforme en una versión 2.0 de la cita previa efectuada en Kyoto hace 18 años atrás.

Marcelo Saavedra Pérez, biólogo

Lamentablemente los chilenos, estamos considerados como los que peor hablamos o nos expresamos en Latinoamérica.

Jorge Valenzuela