Agua Potable Rural (APR), tarea de todos
La sequía de los últimos años ha golpeado duramente a los servicios de agua potable rural (APR), organizaciones comunitarias que se crean para abastecer de agua para consumo humano a localidades rurales de nuestro país. Hoy existen unos 1.700 sistemas de agua potable rural que surten a más de 400.000 hogares equivalentes a más de dos millones de chilenos.
Bajo el marco regulatorio vigente, las empresas sanitarias operan concesiones de servicio de agua potable, alcantarillado y descontaminación de aguas servidas sólo en áreas urbanas. En localidades rurales la responsabilidad recae en el Programa de Agua Potable Rural, que se desarrolla desde hace 50 años al alero del Ministerio de Obras Públicas, y que ha tenido buenos resultados. La cobertura en las zonas rurales concentradas, esto es, con más de 15 viviendas por kilómetro de red y sobre 150 habitantes, hoy alcanza a más del 99% a nivel nacional.
Pero hay desafíos. El cambio climático y la presión creciente sobre los recursos hídricos han afectado con fuerza a los APR, que por lo general tienen pocos recursos técnicos y financieros. Una vez lograda la meta de cobertura, lo lógico es ponerse nuevas metas. De ellas, la más importante es asegurar que el servicio que reciben los usuarios de los APR sea del mismo estándar de calidad y continuidad que aquellos de los concesionarios urbanos. Los APR no están sujetos a fiscalización de la Superintendencia de Servicios Sanitarios ni tienen los mismos controles que las grandes empresas en la producción del agua.
También las empresas sanitarias deben imponerse metas más exigentes que el dar cabal y oportuno cumplimiento a sus contratos de asesoría técnica a estos servicios como ha sucedido hasta ahora.
Las empresas sanitarias han entendido que su "cliente" es el sistema de agua potable rural y no solamente su contraparte contractual, esto es, la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP. Las empresas están aplicando criterios de RSE que usan en sus territorios operacionales y tratando a los APR como clientes directos, buscando áreas de colaboración. Están poniendo en uso su capacidad de gestión y know how para buscar soluciones conjuntas que satisfagan de mejor manera las necesidades de consumidores, comités y autoridades.
Un ejemplo son las ferias regionales que ponen en contacto a los APR con sus proveedores y en las que se realizan charlas sobre temas como análisis de agua, lavado de red, sistemas de cloración, telemetría, medición de caudal y bombas sumergibles, entre otros. Y se puede hacer más, por ejemplo, ofreciendo asesorías legales a los comités para que constituyan sus derechos de agua o contribuyendo en la búsqueda de alternativas técnicas para enfrentar desafíos como el saneamiento rural. En Andess, además, elaboramos un manual de buenas prácticas de las empresas sanitarias relacionadas con el Programa APR.
La meta de todas estas actividades es mejorar la calidad de vida en el mundo rural, ofreciendo a sus habitantes el mismo acceso a agua potable que tienen los chilenos urbanos. Es su derecho y, al mismo tiempo, es tarea de todos.
Guillermo Pickering de la Fuente,
presidente ejecutivo Andess A.G.