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Sergio Chejfec: "La caminata pertenece a todos, a los ricos y a los pobres"

LIBRO. En el ensayo-novela "Mis Dos Mundos", que acaba de lanzar en Chile, el prolífico escritor argentino aborda las lecciones que sacó caminando por parques.
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Aldo Perán

Sergio Chejfec (Buenos Aires, 1956) es un autor de culto que ha circulado de boca en boca, letra a letra. Ha escrito más de 16 libros: "Moral" (1990), "El aire" (1992), "Los Planetas" (1999), "Gallos y huesos" (2003), "Sobre Giannuzzi" (2010), "Modo linterna" (2013) y otros tantos cuentos, ensayos y selecciones de poesía con los que ganó la Beca Guggenheim.

Su reciente novela "Mis dos mundos" fue publicada en Chile por editorial Kindberg, iniciativa de Jovanna Skármeta, la ex agente literaria de Pedro Lemebel y Jorge Edwards.

El libro de Chejfec está prologado por Enrique Vila-Matas y se trata de una especie de novela, ensayo y crónica con delicadas descripciones del narrador sobre una caminata en un enorme parque brasileño.

Para Chejfec la caminata "pertenece a todos: a los ricos y a los pobres. Los pobres caminan más que los ricos, sólo que no se los ve".

También -dice- caminar pertenece a todo aquel que escribe. "Caminar es someter el pensamiento a una sintaxis particular; allí debería comenzar y acabar la pragmática sobre el caminar. Como es una actividad tan ancestral, natural y primitiva, el caminar envejece pronto cuando se intenta teorizarlo", concluye.

- ¿Ha tomado decisiones importantes caminando?

- Cuando camino me pasa algo curioso. Siento que es el trance central para el que estoy destinado, pero tengo la mente prácticamente en blanco. Luego me parece que sin esas deambulaciones no podría tomar las decisiones que tomo (en realidad, muy pocas). A lo mejor caminar me ayuda a mantener un equilibrio en la mirada.

- ¿Qué está en sintonía con su nuevo libro?

- Mientras escribía "Mis dos mundos", como se dice en el relato, tenía muy presentes las animaciones de William Kentridge, un artista sudafricano excepcional. Esas animaciones me produjeron una gran conmoción estética. Me llevaron a escribir de otro modo. Son animaciones que cuentan, aparte de la historia que el autor les ha asignado, la forma como se construyen. Y eso me propuse hacer con esta novela.

- ¿En qué momento entendió la dicotomía entre el espacio abierto y el placer de desplazarse?

- No sé si hay una dicotomía. A veces los parques urbanos, cuando son extensos, asumen un carácter ambivalente. Me refiero a los grandes parques urbanos de nuestros países del Tercer Mundo. Una mezcla de abandono, vida propia y uso mundano los define. Y esa ecuación y sus resultados, a veces, es lo que encuentro más cercano a cierta idea de naturaleza. Fallida, obviamente, pero elocuente.

- ¿Qué es la "ansiedad nostálgica", de la que usted habla?

- Sería algo así como la nostalgia por algo que nunca se tuvo, pero que figuró en el catálogo de promesas de nuestra cultura.

Dónde se camina

Chejfec vivió hasta 2005 en Venezuela y actualmente reside en Estados Unidos, donde ejerce como profesor de literatura creativa de la Universidad de Nueva York. Fue publicado por Alfaguara, Entropía y Norma y ha sido traducido al inglés, francés, alemán, portugués y hebreo.

- ¿Son las ciudades latinoamericanas ideales para las caminatas o los recorridos en bicicleta?

- Depende de cómo se mire y de lo que se busque. La caminata latinoamericana se despliega como una ficción en el sentido más alto de la palabra: estás abierto a toda experiencia y no sabes cómo terminará. Es verdad que también depende de los recorridos, tan distintos dentro de cada ciudad del continente. La caminata europea tiene menos tensiones y riesgos. Un ejemplo elocuente es el relato de Werner Herzog, Del caminar sobre el hielo, que convierte un relato peripatético en una épica por la campiña europea durante el invierno.

- ¿De dónde sale la materia que da origen a su escritura?

- Es difícil saberlo. En general son ocurrencias o caprichos. O ideas aproximadamente teatrales. No separo escritura de todo lo demás. Escritura para mí es reescritura, corrección, etc. Todas esas cosas que en general se ven como accesorias. En mi caso es tan importante la revisión como la escritura. Es más, no distingo entre revisión y escritura.

- ¿Por qué ahora el caminante pasa inadvertido?

- La figura del caminante era protagonista esencial de la cultura urbana, pero eso ya pasó. Vemos retazos de sentido común alrededor de la figura. En su momento el caminante era protagonista de su misma silueta, porque se distinguía en la trama urbana ignorada. Y porque se ensoñaba en pasar desapercibido, aún cuando fuera completamente visible. Ahora pasa siempre desapercibido, es una condena. Y aparte, las ciudades tienden a parecerse cada vez más. Desde las cadenas comerciales hasta las regulaciones urbanas y las resoluciones de diseño. De manera que es ridículo celebrar al flâneur. Más bien el caminante actual ya sea turista empedernido o un curioso, es un ser que tiende a la decepción porque carece de estímulos y de sorpresas