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investigación científica revela que frecuentes erupciones volcánicas enfriaron la superficie de los océanos

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Un estudio elaborado por científicos internacionales y publicado en la revista Nature Geoscience sugiere que la superficie de los océanos se enfrió durante el periodo entre el año 1800 y el 801 A.C. debido a erupciones volcánicas frecuentes.

El grupo de expertos, que investiga cambios globales del pasado, indicó que un aumento en el número y tamaño de esas erupciones en los últimos siglos puede ser la causa principal de la refrigeración de las aguas.

De acuerdo a los expertos, la investigación servirá para entender mejor el papel de los océanos en el cambio climático.

"Las explosiones volcánicas enfrían el ambiente a corto a plazo. Sin embargo, nuestro estudio demuestra que cuando las erupciones son más frecuentes producen un enfriamiento de los océanos a largo plazo", explicó Helen McGregor, geóloga de la Universidad de Wollongong (Australia) y principal autora del estudio, citada por EFE.

Los científicos explicaron que, comparados con la atmósfera, los océanos pueden absorber mucho más calor y retenerlo por largos periodos de tiempo. Mediante ese mecanismo son capaces de amortiguar los cambios a corto plazo en la temperatura global.

Por el contrario, cuando se agrupan determinados acontecimientos, como las erupciones volcánicas, en un corto periodo de tiempo, los cambios de temperatura se pueden prolongar.

Los expertos descubrieron que el periodo frío que tuvo lugar entre los siglos XVI y XVIII, conocido como Pequeña Edad de Hielo (PEH), coincide con el enfriamiento de los océanos, lo que sugiere que este evento fue un fenómeno global.

Las conclusiones de la investigación fueron extraídas a partir de 57 estudios previos, de libre acceso, que reconstruían las temperaturas de la superficie de los océanos de todo el mundo, desde los polos hasta las regiones tropicales.

Para averiguar las causas de los enfriamientos, los investigadores recurrieron a modelos climáticos; a partir de ellos examinaron cómo afectaban ciertos factores -tales como los gases invernadero, la actividad volcánica y la radiación solar- a las temperaturas superficiales del mar.

Tras examinar los resultados, los científicos descubrieron que solo los eventos volcánicos mostraban una tendencia al enfriamiento que coincidía con la hipótesis que planteaban.

Michael Evans, de la Universidad de Maryland y coautor del estudio, explicó cómo el conocimiento de las causas que forzaron ciertos cambios en las temperaturas de los océanos en el pasado puede ayudar "a entender los cambios del futuro".

"Seguimos intentando entender cómo afectan los océanos a las variaciones climáticas. Necesitamos más estudios que combinen la observación y la simulación de modelos climáticos para entender mejor el papel de los océanos en el cambio climático", puntualizó Evans.

La conducta es clave para que las personas se reconozcan entre ellas

sicología. Según una investigación, las personas no reconocen a otras por su aspecto físico o personalidad, sino que por sus rasgos morales.

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Las personas reconocen a otras gracias al registro que la memoria hace de su aspecto. Otros detalles como la personalidad y la forma de tratar con los demás quedan almacenados en el cerebro.

Pero un estudio publicado en la revista de la Association for Psychological Science asegura que los rasgos morales son el componente central de nuestra identidad, por lo que una alteración de este tipo es más reconocible que los cambios en la personalidad o en el aspecto físico.

hipótesis

Nina Strohminger, experta en sicología de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale (EE.UU.), basó esta hipótesis en los datos recogidos de familiares de pacientes que sufren de enfermedades neurodegenerativas.

A partir de estas respuestas, estableció que las personas no cambian porque pierden la memoria, sino en su comportamiento moral. Por ello los cercanos a estos pacientes afirmaron que ellos no eran la "misma persona".

"Contrariamente a lo que se podría pensar, y lo que generaciones de filósofos y sicólogos han asumido, la pérdida de la memoria en sí no hace a alguien parecer una persona diferente", explicó Strohminger en un comunicado institucional.

La especialista indicó que tampoco hay factores involucrados en este cambio como las alteraciones en la personalidad, la pérdida en la cognición, la depresión o la capacidad de funcionamiento en la vida cotidiana.

"Esto es interesante porque muestra que alguien puede cambiar un poco y básicamente todavía parecer la misma persona. Por otro lado, si las facultades morales están en peligro, una persona puede volverse irreconocible", añadió Strohminger.

cambios en la identidad

La autora, quien trabajó con Shaun Nichols (Universidad de Arizona), llevaron a cabo investigaciones anteriores que muestran que las personas tienden a asociar rasgos morales con la identidad sobre otros mentales o físicos. El objetivo en este nuevo estudio fue comprobar si esta asociación se sostiene en el contexto de un cambio cognitivo en el mundo real.

Para ello, los investigadores reclutaron a 248 participantes con miembros de la familia que tuvieran demencia frontotemporal, Alzheimer o esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Tanto la primera como la segunda se asocian específicamente con cambios en el lóbulo frontal que pueden afectar el comportamiento moral. la ELA, por otra parte, está relacionado con la pérdida de control de las funciones motoras voluntarias.

Los participantes, en su mayoría cónyuges o parejas de los pacientes, informaron sobre la medida en que sus seres queridos mostraron diversos síntomas típicos de la enfermedad y debieron calificar la intensidad de estos.

Además, identificaron la medida en que su familia había cambiado en 30 rasgos diferentes y lo mucho que se deterioró su relación con el paciente desde el inicio de la enfermedad.

Por último, los voluntarios describieron los cambios de identidad de sus familiares enfermos, respondiendo a preguntas como "¿te sientes como si todavía supieras quién es?" o "a pesar de la gravedad de la enfermedad, ¿cuánto usted detecta que el paciente sigue siendo la misma persona?".

Los resultados revelaron que tanto el Alzheimer como la demencia se asociaron con un mayor sentido de la interrupción de identidad, en comparación con la ELA.

También mostraron que el cambio de identidad percibida estuvo fuertemente vinculado con el cambio en los rasgos morales. Casi ningún otro síntoma, incluyendo depresión, amnesia y cambios en los rasgos de personalidad, tuvieron un impacto visible en las alteraciones de la identidad.

Ya que hay alrededor de 36 millones de personas en el mundo que viven con alguna enfermedad neurodegenerativa, Strohminger señaló que este estudio tiene implicancias directas en la vida cotidiana, ya. Ello, porque es muy probable que una persona esté relacionada con otra que padece de alguna enfermedad neurodegenerativa. Además, confía en que la investigación aportará a nuevas terapias que traten de manera directa la preservación de la función moral.

Teoría

El estudio de Nina Strohminger afirma que los rasgos morales son el componente central de nuestra identidad y es más reconocible que otros aspectos.

Cambio

La autora sostiene que el cambio en el comportamiento social en una persona puede hacer que ella sea "irreconocible" ante sus seres queridos.

Enfermedades

El Alzheimer, la demencia frontotemporal y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) producen estos efectos tanto en los pacientes como en sus familias.