La sobrecarga académica generaría gran parte del estrés adolescente
salud. Actividades extracurriculares, expectativas de los padres y las tareas son parte de las situaciones que generan las complicaciones en los más jóvenes.
Un estudio de la Universidad de Nueva York evaluó algunos factores que producen estrés en los adolescentes, tales como las actividades extracurriculares, las expectativas de los padres y las tareas.
Los investigadores advierten que estos factores, relacionados con la competitividad y el deseo de tener un mejor pasar económico, causan una fuerte sobrecarga en los jóvenes.
Según Noelle Leonard, perteneciente a la Escuela Universitaria de Enfermería de la Universidad de Nueva York, los retos académicos, deportivos, sociales y personales son considerados en una categoría denominada "estrés bueno", es decir, actividades arduas que producen algún beneficio en el estudiante.
Sin embargo, esta sobrecarga, sumada a la búsqueda del éxito académico, compromete el funcionamiento de la salud mental de los jóvenes y fomenta un comportamiento riesgoso. Este trastorno incluso puede persistir en los años de universidad y provocar una desvinculación académica y con ello problemas en la adultez.
"Nos preocupa que los estudiantes de estas escuelas selectivas y de alta presión puede agotar a los jóvenes incluso antes de que lleguen a la universidad", señaló la autora del estudio.
La investigadora y su equipo evaluaron a 128 jóvenes pertenecientes a colegios privados y a sus familias.
Las conclusiones del estudio, publicado en la revista Frontiers and Psychology, recalcaron que la fuerte inversión de los padres en instituciones pagadas también influye en el desarrollo del estrés crónico en los adolescentes.
"Sabemos que las escuelas y las familias estamos inmersos en la sociedad y respondiendo a sus necesidades y demandas cambiantes, con respecto a la competitividad del proceso de admisión a la universidad, los tipos de habilidades necesarias para tener éxito en el trabajo, e incluso las incertidumbres en la economía global", apuntó Amanda Ritchie, miembro del equipo investigadorl.