El comportamiento de los padres puede influir en cómo se alimentan los niños
obesidad. Un estudio noruego advierte que obligar a comer a los hijos cuando ya están satisfechos puede desencadenar un aumento en su índice de masa corporal.
Un estudio de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología advierte que los hábitos alimenticios de los padres pueden influir en sus hijos, y por esta razón algunos niños y niñas suben de peso más rápido en comparación a otros.
El objetivo de la investigación fue determinar los factores que pueden conducir a la obesidad, más allá de las causas habituales.
Los académicos Silje Steinsbekk y Lars Wichstrøm llevaron a cabo el estudio, publicado en el Journal of Pediatric Psychology de la Universidad de Oxford.
"Observamos si los rasgos de actividad física, el tiempo frente al televisor y el apetito pueden explicar por qué el Índice de Masa Corporal (IMC) de algunos niños aumenta más que otros", indicó Steinsbekk en un comunicado de prensa.
la importancia del IMC
En ocasiones, los padres observan las curvas de crecimiento de los niños y consideran que tienen tasas saludables en cuanto al peso. Sin embargo, es difícil mantener el control de esta curva, por lo que un mínimo desnivel puede conducir a la obesidad infantil.
Steinsbekk recordó que "el IMC es una manera de medir nuestra forma esférica e indica qué tan 'redondos' son nuestros cuerpos".
A veces los padres suelen confundir "gordura" con "estar sano, sobre todo durante la primera infancia. Durante la edad preescolar, los niños y niñas tienen una figura más bien delgada hasta la adolescencia, etapa en la que se presentan nuevos cambios corporales.
Por esta razón, afirman los investigadores, es necesario prestar atención constante al IMC de sus hijos, ya que la edad y el género son factores que se deben considerar a la hora de establecer diferencias.
comida y conducta
A través del estudio, los académicos nórdicos descubrieron un vínculo entre la alimentación y la conducta familiar, ya que la falta de actividad física y estar frente al televisor durante horas no explicaron del todo el incremento del IMC de algunos niños comparados con otros.
Ambos expertos aseguraron que el IMC aumenta más en los niños que tienen una conducta alimentaria especial. "Su ingesta de alimentos es controlada más por la vista y el olor de la comida, y menos por una experiencia de hambre desde el interior", sostuvieron.
Según la investigación, estudios anteriores demostraron que hay niños que responden con más entusiasmo a la alimentación y siguen comiendo pese a estar satisfechos. Por esta razón la alimentación tendría un vínculo con la conducta.
Para profundizar en esta hipótesis, los investigadores realizaron una encuesta a algunos padres sobre el comportamiento de sus hijos frente a la comida. ¿El niño espera la hora de comer? ¿Está preocupado por la comida? ¿Quiere consumir más alimentos a pesar de haber saciado el hambre? ¿Come más rápido en comparación a otros? ¿Los alimentos son para ellos como una forma de consuelo?
Estas interrogantes forman parte de un programa de investigación a largo plazo denominado TTIT, que estudia el desarrollo sicosocial de los niños durante varios años. Los datos analizan las edades de 4, 8 y 6 años.
Los resultados arrojaron que los niños de alrededor de 6 a 8 años de edad pueden sentir mayor provocación por los alimentos a medida que pasa el tiempo, y serán menos capaces de dejar de comer cuando están satisfechos.
Los investigadores recalcan en el comportamiento de los padres que suelen obligar a comer a los niños aún cuando ellos no quieren comer más. Forzarlos a alimentarse es uno de los factores que altera el apetito infantil y los conduce a comer de más.
A juicio de los académicos, también es importante fomentar en los niños y niñas la capacidad de decidir cuánto quieren comer y de esta manera crear hábitos de alimentación saludable. Si los niños se ven obligados a comer todo lo que está en el plato, pueden dejar de depender de las señales de su cuerpo y solo dedicarse a satisfacer a sus padres.
Además de la calidad de los alimentos y su sabor, la buena presentación del plato cobra importancia para atraer a los niños y niñas a consumir un menú saludable. La variación de las comidas también es fundamental, ya que los más pequeños suelen reconocer cuando se repite algún plato. En la actualidad existe la tendencia culinaria de hacer figuras de animales y dibujos animados populares con los alimentos como una forma de diversión para los niños.
34%
de niños chilenos menores de seis años tiene sobrepeso u obesidad, según datos del Ministerio de Salud entregados en 2014.
42
millones de niños y niñas en el mundo sufren de sobrepeso, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).