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Los problemas del horario único

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El debate por el cambio de horario en nuestro país ha sido largo. Primero había quienes eran detractores de la medida, porque perjudicaba a las personas, quienes tardaban días en regular su reloj biológico. Mientras había otros que la justificaban desde el punto de vista de ahorro energético y minimizaban sus problemas.

Precisamente este último aspecto fue el origen de esta antigua decisión de tener un horario de verano y otro de invierno. La necesidad de ahorrar energía obligaba a los cambios para poder utilizar mejor la luz solar.

Por años fue la justificación, pero que con la llegada de la modernidad empezaron a aparecer críticas porque se consideraba que las razones de antaño ya no se aplicaban en un mundo tan tecnologizado y que la electricidad ya no era sólo para iluminarse sino que para otras diversas tareas.

Durante el gobierno del Presidente Sebastián Piñera se hicieron algunas variaciones, que significaron acortar el horario de invierno. Y hoy con la Presidenta Michelle Bachelet se decidió mantener un huso horario fijo para el país.

Por ello hoy es posible ver que el crepúsculo es cada vez más tarde y lo interesante de ello es conocer el impacto en la gente.

Cada vez son más quienes han hablado que para los estudiantes es peligroso transitar cuando aún está oscuro. Otros que las temperaturas bajas que se registran en ese horario hacen que la medida deba repensarse o adoptar otras paliativas.

La verdad es que la situación es muy comentada en la zona norte, pero que se refleja aún más en el sur donde la amanencida se produce pasadas la 9 de la mañana.

Para algunos son trastornos mínimos, como las autoridades del Ministerio de Energía, quienes apuntan a que el plan ha funcionado dentro de las expectativas y que también se está cumpliendo desde el punto de vista de ahorro energético, que no se ha olvidado.

No obstante, gran parte de los ciudadanos hoy ven con mejores ojos los antiguos horarios por seguridad y calidad de vida. No estaría demás replantear la medida.

Terremoto 1960, el "top one"

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El 22 de mayo debería ser una fecha que los chilenos recordemos y que en todas las aulas nuestros niños reconocieran la tierra en que vivimos desde Arica a Magallanes. Ese día se vivió el terremoto más grande de la historia, con un 9.5 de magnitud con epicentro frente a la costa de Valdivia y una zona de ruptura de mil kilómetros, desde Lebu hasta Puerto Aysén. Se hizo sentir en todo el Cono Sur, causando daños entre Concepción y Chiloé. Las ciudades más afectadas: Valdivia, Puerto Montt, Ancud, Castro y Corral. Y cuando esto aún no terminaba, prosiguió un tsunami que provocó devastadores daños en las costas chilenas, con ondas marítimas que alcanzaron un promedio de 10 mts. y un peak de 25 mts.

En pocos minutos se perdieron centenares de vidas y parte de la infraestructura chilena fue arrastrada hacia el océano. Las olas atravesaron en horas el océano Pacífico llegando a Australia, Nueva Zelanda, Hawaii y Japón. Hoy, 55 años después casi nadie recuerda esta fecha a menos que este ligado ya sea al sector científico-académico o del área de protección civil y emergencias, tenemos escasa memoria de nuestra historia sísmica .

Es muy difícil predecir estos, pero como nos señalan los académicos sí se pueden explicar y educar a las comunidades. De ahí que llame la atención la escasa memoria que tenemos como país en materia de protección civil, a pesar de que Naciones Unidas lo ha relevado en la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres y Chile firmó el Marco de Acción de Hyogo 2005-2015, donde aparece la resiliencia de comunidades expuestas a desastres.

Esta realidad histórica se contrapone con la institucionalidad necesaria de un país que tiene el "top one" en terremotos desde que se tiene registro. Ahí nos preguntamos entonces por qué el proyecto de ley que establece el Sistema Nacional de Emergencia y Protección Civil y crea la Agencia Nacional de Protección Civil, sigue durmiendo.

Esto dispondría de mecanismos adecuados para salvaguardar a la población y educarla ante los distintos riesgos que nos enfrentamos día a día,

El proyecto ingresó a tramitación en marzo de 2011 y han pasado tres años. Más aún el mes recién pasado perdió su carácter de urgencia. Entonces al parecer no solo no tenemos memoria para recordar el terremoto del 60' sino que tampoco se tiene el interés preparar a la comunidad.