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Alumnos afectados por la catástrofe inician las clases en escuela de Caldera

manuel orella echanez. Estudiantes "transitorios" fueron recibidos con una ceremonia.
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Un emotivo recibimiento entregó la comunidad de Caldera a los alumnos transitorios que sufrieron con la catástrofe del 25 de marzo y que desde ayer estudian en la escuela Manuel Orella Echanez. Se trata de niños y niñas de enseñanza básica, principalmente de Copiapó, que asistieron a la ceremonia de apertura en el gimnasio del establecimiento y que fue encabezada por la directora del establecimiento Ruth Morales y que contó con la presencia de la alcaldesa Patricia González además de la jefa Daem, Antonia Olivares.

"Hoy es un día de alegría para nuestra unidad educativa nuevos alumnos y alumnas se incorporan para reanudar sus estudios, hoy es un día de alegría e incertidumbre, anhelos y expectativas", dijo la profesora Francesca Contreras como palabras de bienvenida tras cantar el Himno Nacional

En esta oportunidad son más de 300 niños de diferentes colegios que llegaron para seguir con sus estudios transitoriamente en la jornada de la tarde de 13:45 a 18:45 horas.

Durante la actividad de bienvenida dos alumnos entregaron sus palabras a sus pares que llegan a su colegio, mientras que un grupo de docentes realizaron una coreografía inspirada en un baile mapuche "El Pehuel".

Patricia González, alcaldesa de Caldera, señaló que "es un día especial para la comuna de Caldera, ya que hoy recibimos a una gran cantidad de niños y niñas que fueron afectados por la catástrofe de los aluviones en varias comunas de nuestra región y es así que este momento es muy grato".

Eugenia Corrotea, mamá de uno de los alumnos, entrego sus agradecimientos por el apoyo de la comunidad a sus hijos. "Esto me parece estupendo, sabemos que es una tarea titánica y que fue complejo de realizar, me parece muy bien que esta gestión haya llegado a buen puerto y estamos muy felices con la acogida que nos han dado, ya que ha sido muy emotiva y agradecer a Caldera, a su alcaldesa y a los docentes".

Cristian Guerra, alumno de Copiapó comentó: "Quiero agradecer a quienes realizaron esta gestión para nosotros es muy reconfortante de seguir con nuestros estudios, a pesar de lo que hemos pasado, fue muy duro. Algunos de mis compañeros aun no vienen a matricularse y otros han ido a otras partes como La Serena, Santiago, pero ojalá pronto podamos estar juntos nuevamente".

Familia lo perdió todo en el terremoto de Iquique y ahora en Chañaral

historia. Llegaron hace dos meses para resurgir luego que el movimiento telúrico destruyera su vivienda. Sin embargo, hace más de tres semanas una catástrofe golpeó nuevamente sus vidas.
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Aproximadamente hace un año Angelina Ssavedra Abell y su familia estaban en Iquique cuando el terremoto del 1 de abril de 2014 destrozó su vivienda.

Su vida cambió radicalmente y el impacto fue tal que decidieron cambiar de ciudad. No les importaba si ésta fuera más pequeña. Sólo buscaban sanar el trauma que significó el movimiento de 8.2 grados Richter.

Eligieron Chañaral, donde tenían familiares. Con el dinero que les quedaba, hace dos meses, se instalaron con sus pertenencias en una vivienda que les dio más tranquilidad.

"En Iquique perdimos todo, señorita, y luego de ese trauma queríamos recomenzar con mi esposo Lorenzo Navarro y nuestros hijos. Mi hijo, el mayorcito, fue el más afectado, porque en el terremoto casi morimos todos. Debido a lo mal que él quedó decidimos emigrar en busca de paz", dice la mujer al medio Presencia Express de Chañaral.

La tragedia vuelve

Sin embargo, a casi un año de esa experiencia, la naturaleza volvió a quitarles todo. Su casa de calle El Salado fue destruida e incluso su vida estuvo en riesgo. Según cuenta la pobladora, vecinos alertaron de la situación y personal de Carabineros logró llegar en la "cuchara" de una retroexcavadora para lograr salvarla a ella, su esposo y sus hijos de 11, 6 y 4 años.

Hoy recuerda con nostalgia días felices antes del aluvión y con pesar la catástrofe en la comuna.

"Luego de instalarnos, de tener nuestra casa, nos dedicamos a trabajar en este puerto. Para nosotros era una nueva oportunidad de vida. Ese día vimos todo muy negro, y si no es por Carabineros y otras personas que ayudaban, nuestra suerte hubiera sido muy diferente. Hemos perdido todo, una vez más, pero a todos nos salvaron la vida y estamos físicamente bien, gracias a Dios", cuenta la mujer.

La catástrofe nuevamente cambió sus planes y decidieron regresar a Iquique "con lo puesto y ojalá con más suerte esta vez". En esta ciudad hoy deberían estar instalados, según sus cercanos.