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El hombre que ha tenido que sacar dos veces el barro de su trabajo

Fortaleza. Solo con una pala artesanal ha extraído cientos de kilos de barro.
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Hoy se cumplen 21 días del desborde del río Copiapó y posterior alud de barro que dejó a gran parte de la capital regional inundada. Decenas de máquinas se pueden ver en las calles sacando el lodo, pero también a centenas de personas que luchan día a día por tratar de volver a normalidad.

Guillermo Soto llegó a las ocho de la mañana a su lugar de trabajo en la calle Ramón Freire al frente del Mall Plaza Copiapó. El hombre cuenta con impotencia cómo una decena de máquinas trabajaron para sacar el lodo del centro comercial y él, con una pala artesanal hecha de madera, tiene que retirar cientos de kilos de barro desde su fuente laboral.

Para complicar más las cosas, el trabajador de un taller de soldaduras tendrá que realizar por segunda vez la limpieza del local, ya que la semana pasada había logrado sacar el barro, pero las máquinas que trabajaron para despejar la Avenida Copayapu nuevamente volvieron a meter todo el lodo en el garaje.

Guillermo debe medir 1,65 y el barro fácilmente le llega hasta las rodillas. Al comenzar el recorrido por el taller el soldador nos advierte que hay un foso de más de dos metros que está completamente lleno de barro y que si caemos ahí "no saldremos más". El hombre se acerca al final del taller e introduce una escoba que fácilmente desaparece. Para evitar el peligro marca la zona con unos baldes.

A pesar de que el Gobierno señala que han retirado más de un millón de toneladas de lodo de Copiapó esto es solamente es un tercio del total de material que se encuentran en las calles actualmente. Las autoridades no han dado plazo de normalización, pero todas coinciden que este será por un proceso lento y largo.

Incertidumbre

Para el trabajador que lleva más de 20 años en el taller la situación es muy complicada, ya que si no saca el barro no puede trabajar y "lo que tengo de ahorro se me está agotando y para rematar tengo que pagar cuentas", dice.

El lugar mide 16 metros de largo por 10 metros de ancho y el barro sobrepasa la rodilla. Además tiene un foso de más de dos metros de profundidad. En cuanto a la maquinaria, el hombre detalló que se perdieron todos los artículos nuevos que se habían comprado y solamente sobrevivió una antigua máquina para soldar que guardaban como recuerdo.

Sobre la necesidad actual, con humildad Soto señaló que "lo único que necesito es una máquina para que me ayuden a limpiar". Agrega que "sin ayuda el negocio va a estar parado un mes y medio a dos meses".

En la calle se pueden ver colchones, piedras, camas, lavadoras y decenas de cosas que arrastró el río durante la catástrofe. Guillermo recuerda que "con la fuerza del agua se veían hasta esos carriles gigantes que tiene los cables de los palos de postes pasar por fuera del taller".

Desde el 25 de marzo, cuando ocurrió la tragedia, decenas de máquinas han pasado por fuera del local donde trabaja Guillermo para despejar Avenida Copayapu y el mall. Los vecinos y los locatarios del sector esperan recibir ayuda para volver a trabajar y tratar de rehacer sus vidas.